Miami se tiñe de azul por primera vez en casi 30 años y rechaza al candidato elegido por Trump
La demócrata Eileen Higgins, antigua comisionada del condado, derrotó al republicano Emilio González en las elecciones a la alcaldía de Miami, dando un vuelco a una ciudad ampliamente considerada como un bastión de Trump por primera vez en 28 años, un cambio que rompe con casi tres décadas de control republicano en el Ayuntamiento y pone de relieve cómo la dinámica local puede divergir de las narrativas nacionales sobre el sur de Florida. Higgins obtuvo alrededor del 60 % de los votos, un margen decisivo que dejó pocas dudas sobre el resultado y supuso una clara y pública derrota para el candidato respaldado por Trump, Emilio González, cuya campaña se había basado en gran medida en sus credenciales republicanas y en el apoyo de los votantes conservadores. La magnitud de la victoria de Higgins demuestra que un demócrata aún puede construir una amplia coalición en Miami, reuniendo a residentes de larga data, votantes más jóvenes e independientes que estaban dispuestos a dar un giro a la reciente dirección política de la ciudad, y establece firmemente un marcador azul en un lugar que, hasta ahora, se había considerado territorio seguro para los republicanos.
En las últimas semanas antes de que Miami acudiera a las urnas, los republicanos nacionales cerraron filas en torno a Emilio González, convirtiendo una carrera por la alcaldía normalmente tranquila en un escaparate para las mayores estrellas de la derecha y una prueba explícita de la fuerza del movimiento en una ciudad a menudo descrita como un bastión de Trump. Trump, DeSantis y JD Vance se alinearon detrás del republicano, pero fue Trump quien puso más énfasis en la contienda, utilizando su megáfono en Truth Social para lanzar un mensaje que comenzaba con un recordatorio directo a sus seguidores: «La carrera por la alcaldía de Miami es el martes». Trump subió inmediatamente la apuesta, insistiendo en que esta contienda local tenía peso nacional con la frase: «¡Es una carrera grande e importante!». A continuación, Trump dijo a sus seguidores exactamente lo que quería de ellos: «Voten por el republicano González». Para sellar su respaldo, añadió una pizca de su característico entusiasmo —«¡Es FANTÁSTICO!»— antes de animar a su público a convertir ese entusiasmo en acción inmediata con: «También podéis votar hoy». Y, como siempre, concluyó integrando la carrera por la alcaldía de Miami en su proyecto político más amplio, despidiéndose con su conocido grito de guerra: «¡HAGAMOS GRANDE DE NUEVO A ESTADOS UNIDOS!».
Una nueva dirección
Higgins pronunció su discurso de victoria en el Miami Woman’s Club, celebrando lo que ella denominó un punto de inflexión para una ciudad que durante años había estado sometida a la influencia de la política republicana nacional, y cuando dijo a los presentes que «Miami había elegido una nueva dirección», el público estalló, entendiendo en esa frase no solo una celebración de su victoria, sino también un marcado contraste con lo que muchos en Miami consideran el desorden habitual, la improvisación y la falta de competencia básica de la administración Trump. Un poco más adelante en el discurso, acentuó aún más ese contraste con una frase que resumía su discurso a los votantes desde el comienzo de la campaña: «Han elegido la competencia por encima del caos, los resultados por encima de las excusas y un gobierno municipal que finalmente trabaje para ustedes». Entretejía esas ideas a lo largo del resto de su discurso, enmarcando el resultado como una declaración de independencia de las presiones políticas externas y una garantía de que las prioridades de la ciudad volverían a basarse en las necesidades locales en lugar de en la teatralidad nacional, y su mensaje caló no solo entre los seguidores presentes en la sala, sino también entre los estrategas de toda Florida, que inmediatamente comenzaron a interpretar el resultado como una señal aleccionadora para las próximas contiendas, ya que esta derrota —a pesar del apoyo incondicional de Trump, DeSantis y JD Vance apoyaran con todo su peso a González — sugiere que la marca Trump ya no es un motor de participación garantizado en todos los rincones del sur de Florida con gran presencia latina y anteriormente favorables a los republicanos, y que el mapa político de la región puede ser más fluido de lo que los republicanos han supuesto durante la última década.
En las elecciones de noviembre pasado, los demócratas ya estaban creando la ola que más tarde llegaría a Miami: en la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani se hizo con el Ayuntamiento con algo más del 50 % de los votos, superando a Andrew Cuomo por poco menos de diez puntos, mientras que el republicano Curtis Sliwa se quedó en un solo dígito, una mayoría estrecha pero clara en una ciudad enorme y polarizada. Esa misma noche, Abigail Spanberger dio la vuelta al gobierno de Virginia, derrotando a la republicana Winsome Earle-Sears por un 58 % frente a un 42 %, un margen de más de quince puntos y el mejor resultado demócrata en unas elecciones a gobernador de Virginia desde principios de la década de 1960. En Nueva Jersey, Mikie Sherrill no solo mantuvo el tipo para los demócratas, sino que superó con creces las expectativas en lo que se suponía que iba a ser una carrera reñida, convirtiendo una carrera que muchos analistas calificaban de incierta en una victoria por unos catorce puntos sobre Jack Ciattarelli, el mayor margen demócrata en el estado en décadas. Si se suman a la victoria simbólica de Mamdani en Nueva York, por menos de diez puntos, y a una serie de resultados superiores a lo esperado por los demócratas en las elecciones especiales celebradas a principios de año, los resultados de noviembre parecen menos un caso aislado y más el inicio de una tendencia, lo que da a los demócratas una sensación de impulso real a medida que se acercan las elecciones de mitad de mandato de 2026.
