La Niña ya está aquí: qué se espera para el invierno 2025-2026 en Estados Unidos

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) declaró en octubre la llegada de La Niña al océano Pacífico ecuatorial, lo que anticipa un reajuste en el pronóstico invernal de Estados Unidos para la temporada 2025-2026. Este fenómeno impactará a millones de habitantes, especialmente en los estados del norte y el sur, por las variaciones previstas en precipitaciones y temperaturas. La confirmación institucional toma relevancia por el papel estratégico de estas previsiones en sectores como la agricultura, la gestión de recursos hídricos, la planificación energética y las políticas de prevención de desastres.
De acuerdo con estimaciones del Centro de Predicción Climática (CPC), dependiente de la NOAA, la probabilidad de que la fase fría persista durante el trimestre octubre-diciembre 2025 alcanza el 71%. Para el periodo clave del invierno boreal, entre diciembre de 2025 y febrero de 2026, la probabilidad es del 54%. Tanto la NOAA como el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) coinciden en que la intensidad de este episodio será débil y su duración limitada, factores que condicionan el alcance de sus efectos respecto a eventos anteriores, según la información difundida oficialmente.
La Niña es componente central del ciclo El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que rige las principales pautas climáticas estacionales del hemisferio occidental. El registro histórico de la propia NOAA indica que, en la última década, los episodios de La Niña se han manifestado al menos cuatro veces, pero este evento actual muestra un arranque más temprano y una intensidad inferior. El contexto de variabilidad dentro del sistema ENSO constituye un referente ineludible para comprender las dinámicas meteorológicas que afectarán tanto a la población como a múltiples industrias este invierno.
¿Qué es La Niña y cómo impacta el clima de Estados Unidos?
La Niña se caracteriza por un enfriamiento notable de las aguas superficiales del Pacífico central y oriental, proceso identificado por desviaciones de al menos -0,5℃ respecto del promedio multianual. El último informativo técnico de la NOAA (octubre 2025) corrobora que esa anomalía térmica ya ha sido registrada, lo que activa los mecanismos de monitoreo especiales de este fenómeno.
Dentro del sistema ENSO, la alternancia entre fases cálidas (El Niño), frías (La Niña) y neutras modula las lluvias, las temperaturas y otros parámetros clave del clima global. Para Estados Unidos, los efectos de La Niña suelen traducirse en desplazamientos de las corrientes en chorro en el hemisferio norte, modificando los patrones de tormentas, precipitaciones y olas de frío. El impacto en la vida cotidiana y económica del país surge de esta dinámica, tal como lo subrayan los informes escritos por la NOAA y el CPC.
En palabras del último comunicado institucional, “La Niña altera las condiciones habituales del Pacífico ecuatorial, intensificando la temporada invernal y determinando anomalías meteorológicas en América del Norte“, hecho subrayado por la propia NOAA.

¿Por qué La Niña influye en el pronóstico invernal estadounidense?
El cambio en la temperatura marina en el Pacífico central desencadena una serie de reacciones en la atmósfera, sobre todo en la ubicación y fuerza de las corrientes en chorro (jet streams) que atraviesan América del Norte. Según los modelos de simulación presentados por la NOAA, durante episodios de La Niña:
- La corriente en chorro polar suele desplazarse hacia latitudes más bajas de lo habitual, intensificando oleadas de aire frío y creando episodios de tormenta en las regiones del norte y el oeste.
- La corriente subtropical se traslada hacia el sur, bloqueando la llegada de sistemas de lluvia a partes del suroeste y profundizando condiciones de sequía.
El Centro de Predicción Climática precisa que estos movimientos generan un escenario donde los impactos son distintos según la región, pero siempre con potencial para alterar los promedios históricos de temperatura y precipitación.
¿Cómo será el invierno 2025-2026 en Estados Unidos según la NOAA?
Para la temporada invernal 2025-2026, las previsiones oficiales de la NOAA proyectan:
- Noroeste y región de los Grandes Lagos: Inviernos más fríos de lo habitual y un incremento de precipitaciones, en especial nevadas intensas y persistentes en sectores montañosos de Washington, Oregón, Idaho y en torno al sistema de los Grandes Lagos.
- Sur y suroeste: Escenario de temperaturas por encima de la media y baja probabilidad de lluvias, lo que puede recrudecer situaciones de sequía en Texas, Nuevo México, Arizona y el sur de Colorado.
- Península de Florida y áreas costeras del Pacífico norte: Punto de mayor probabilidad de precipitaciones superiores al promedio, aunque limitadas en extensión geográfica.
Por otro lado, el CPC destaca que el noreste y zonas de Nueva Inglaterra pueden experimentar variabilidad, con picos de frío intermitentes y precipitaciones cercanas al promedio, sujetos a la interacción de La Niña con otros factores atmosféricos.
La estructura de estos impactos figura en el boletín técnico divulgado el 9 de octubre de 2025 y en la Perspectiva Estacional publicada para el trimestre invernal. Según el comunicado, “Las zonas bajo mayor riesgo de anomalías invernales son el norte y el sur, mientras el centro del país permanece más cercano a los promedios históricos“.

¿Qué estados serán los más afectados por La Niña este año?
La división oficial por regiones señala que el efecto de La Niña se observará especialmente en:
- Washington, Oregón, Idaho y Montana: Episodios de frío prolongado y aumentos notables en las nevadas invernales.
- Dakota del Norte, Dakota del Sur y Minnesota: Temporada de precipitaciones superiores al promedio, con riesgo de tormentas invernales y acumulaciones que desafían los registros históricos.
- Texas, Nuevo México, Arizona, Colorado: Etapas prolongadas de sequía, debajo de los umbrales normales de lluvias y temperaturas superiores al promedio multianual.
- Florida (sur): Escenarios puntuales de lluvias por encima de la media y eventos de tormenta en regiones insulares y costeras.
El CPC alerta que estas zonas deben activar planes preventivos para frío y sequía, además de monitorear los desarrollos que, en ocasiones, pueden intensificar los efectos previstos por el fenómeno.
¿Cuánto dura La Niña 2025-2026? ¿Cuándo terminará el evento?
Según los modelos atmosféricos y los patrones históricos analizados por la NOAA y el CPC, La Niña que comenzó en octubre de 2025 presenta una alta probabilidad de ser un evento breve. Los informes conjuntos pronostican una transición de regreso a condiciones neutras del ENSO a partir de la primavera de 2026.
El último documento institucional expone: “La probabilidad de continuidad de La Niña cae progresivamente a partir de febrero, y para el segundo trimestre del año la expectativa dominante es neutralidad en las temperaturas del Pacífico ecuatorial“. Esta proyección implica que los impactos de La Niña en el semestre cálido de 2026 pueden ser menores o incluso nulos para el conjunto de Estados Unidos.
¿Qué diferencias hay entre La Niña y El Niño para el clima invernal?
Tanto El Niño como La Niña derivan de fluctuaciones en la temperatura superficial del Pacífico, pero sus consecuencias atmosféricas y climáticas son opuestas. Mientras El Niño aumenta las lluvias en el sur estadounidense y mantiene inviernos más suaves en el norte, La Niña fortalece la sequía en el sur y el calor atípico, incrementando los riesgos de olas de frío y nevadas en el norte.
Según documentación técnica de la NOAA: “Durante los años de La Niña se informa un patrón claro de sequía en el sur profundo, a la vez que se observa tendencia a tormentas frías en el noroeste y región de los Grandes Lagos“. En tanto, los años caracterizados por El Niño en su fase cálida tienden a suavizar los extremos climáticos invernales, efecto que no se anticipa para la campaña 2025-2026.
¿Cómo monitorea la NOAA el avance de La Niña?
La NOAA y su Centro de Predicción Climática implementan un sistema multirred de observación climática:
- Boyas oceánicas con sensores de temperatura a distintas profundidades.
- Satélites meteorológicos que detectan alteraciones en la temperatura, nubosidad y circulación atmosférica.
- Modelos computacionales para simulación, comparación de promedios y predicción de tendencias.
El proceso de monitoreo incluye actualizaciones mensuales, de acceso público, donde se divulgan desviaciones actuales y perspectivas para los próximos tres a seis meses. A estas actualizaciones pueden acceder tanto organismos estatales como ciudadanos, empresarios y trabajadores de sectores productivos vulnerables.
En palabras del equipo técnico de la agencia: “Es esencial consultar los informes periódicos, tanto para fines logísticos como de planificación del riesgo climático“.

¿Cuáles son los posibles impactos en la agricultura, energía y sociedad?
Las alteraciones asociadas a La Niña modifican la oferta hídrica para el regadío de cultivos y la acumulación de nieve en cuencas hidrográficas. Según investigadores del Servicio Meteorológico Nacional y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA):
- Agricultura: Mayor probabilidad de pérdidas en la producción agrícola del sur, sobre todo en cultivo de algodón y granos.
- Ganadería: Sequías recurrentes dificultan el acceso a pasturas y agua para los rebaños en Texas y Arizona.
- Energía: Dificultades en la generación hidroeléctrica donde la nieve no se acumula o se funde de manera atípica en la primavera.
- Gestión urbana y vialidad: Mayor frecuencia de tormentas invernales y necesidad de operaciones especiales de vialidad en el norte.
Las agencias federales coordinan acciones para reducir los impactos, actualizando protocolos de alerta y asistencia para departamentos estatales y municipales en zonas bajo riesgo.
¿Cómo mantenerse informado y qué recomienda la NOAA para la población?
La NOAA y el CPC insisten en la importancia de recurrir a los boletines oficiales, con actualizaciones en las páginas específicas del fenómeno ENSO y los canales del Servicio Meteorológico Nacional. Recomiendan:
- Revisar los pronósticos semanales y mensuales, principalmente en regiones con alta variabilidad.
- Seguir las alertas de sequía o frío extremo emitidas por fuentes gubernamentales.
- Planificar actividades agrícolas, ganaderas y de infraestructura teniendo en cuenta posibles cambios repentinos en el clima.
Las autoridades destacan que, aunque el fenómeno presenta una intensidad débil y espera terminar en la primavera, la variabilidad atmosférica puede modificar la cronología o la intensidad de los eventos previstos.