¿Cómo es el dolor de cabeza por un derrame cerebral?
Un dolor de cabeza fuera de lo común podría ser señal de un derrame cerebral. Aprende a identificar sus características y actuar a tiempo ante un posible ACV.

¿Cómo es el dolor de cabeza por un derrame cerebral? No es como los que provocan las pantallas o el estrés. Tampoco es el tipo que mejora con agua o una siesta.
Es un dolor que aparece de forma brutal, sin permiso y sin previo aviso. Una alarma que, si no se escucha a tiempo, puede dejar secuelas para siempre. La diferencia entre atenderlo o ignorarlo puede escribirse en segundos… y en consecuencias irreversibles.
Según un estudio de la revista Neurology, hasta un 30% de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) presentan dolor de cabeza como primer síntoma. Y aunque el dolor por sí solo no siempre indica un ictus, cuando viene acompañado de signos neurológicos debe encender todas las alertas.
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¿Cómo es el dolor de cabeza causado por un derrame cerebral?
El dolor de cabeza vinculado a un derrame cerebral suele describirse como repentino, agudo y completamente distinto a los dolores previos que haya experimentado una persona. Puede sentirse como un golpe seco en el cráneo, una explosión interna o una presión insoportable. En algunos casos, es punzante; en otros, palpitante, pero siempre fuera de lo normal.
De acuerdo con la American Heart Association, este dolor se manifiesta con frecuencia en un solo lado de la cabeza o detrás de los ojos, y suele aparecer acompañado de otros síntomas neurológicos como visión borrosa, confusión o vómitos.
La mayoría de los pacientes que han vivido un ACV coinciden en una idea: ese dolor no se parece a ningún otro.
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¿En qué se diferencia de una migraña o cefalea común?
Distinguir entre una migraña y un dolor por ACV puede ser difícil… pero no imposible. Una migraña suele ser progresiva, a menudo precedida por auras visuales o síntomas sensoriales. En cambio, el dolor de cabeza por derrame cerebral aparece de forma súbita, violenta, y sin patrón conocido.
Otras diferencias clave:
- Las migrañas pueden durar horas, incluso días; el dolor por ACV se instala rápidamente y empeora con rapidez.
- Las migrañas rara vez están acompañadas de pérdida de fuerza, visión doble o parálisis facial, que sí pueden darse en un ACV.
- Las migrañas mejoran con descanso; el ACV empeora con el tiempo si no se interviene.
- Cuando el dolor es radicalmente diferente al habitual, el cuerpo está dando una advertencia, no un capricho.
Otros síntomas que acompañan un derrame cerebral
El dolor de cabeza puede ser el primer golpe, pero no viene solo. En un ACV, los síntomas pueden incluir:
- Pérdida súbita de fuerza en brazo, pierna o rostro (especialmente de un solo lado)
- Dificultad para hablar o comprender palabras
- Visión doble o ceguera temporal
- Descoordinación, vértigo o pérdida del equilibrio
- Confusión mental o pérdida de conciencia
Muchas personas ignoran estos signos porque creen que “se les pasará”. Pero la ventana terapéutica para un ACV es corta. Actuar a tiempo es clave para minimizar el daño.
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¿Cuándo acudir de inmediato al hospital por un dolor de cabeza?
Hay tres criterios claros:
- Si el dolor es el más fuerte que has sentido en tu vida
- Si aparece de forma repentina, en segundos o minutos
- Si viene acompañado de otros síntomas neurológicos
Un dolor así no se debe esperar, ni automedicar, ni analizar en casa. Llama al servicio de emergencias y describe con claridad todos los síntomas. El tratamiento dentro de las primeras tres horas puede reducir drásticamente el riesgo de discapacidad permanente.
Prevención y factores de riesgo para un accidente cerebrovascular
Prevenir un derrame cerebral no se trata solo de suerte genética. Hay factores que puedes controlar:
- Hipertensión arterial (el principal factor de riesgo)
- Diabetes tipo 2
- Niveles elevados de colesterol
- Sedentarismo y obesidad
- Tabaquismo y alcohol en exceso
- Anticonceptivos hormonales en mujeres con antecedentes vasculares
Además, mantener una rutina de chequeos médicos, hacer ejercicio moderado, cuidar la alimentación y atender cualquier cambio neurológico es tan importante como tomar una medicina a tiempo.