Salud

¡Alerta silenciosa! Toxinas que rodean a los niños podría ser causa de cáncer de colon temprano

Exposición a toxinas durante la infancia podría aumentar el cáncer de intestino en jóvenes adultos. Un nuevo estudio publicado en Nature, reabre el debate sobre los efectos a largo plazo de los entornos en los que crecemos.

Lo que inhalamos, lo que comemos y hasta lo que absorbemos por la piel desde los primeros años de vida podría estar determinando —de forma silenciosa— nuestro destino biológico décadas después.

Según la investigación, el cáncer colorrectal de aparición temprana —es decir, antes de los 50 años— ha aumentado de forma alarmante. Parte de esta tendencia, señalan los expertos, podría tener origen en la infancia: en la exposición temprana a toxinas ambientales que alteran el ADN intestinal o afectan el equilibrio del microbioma desde etapas clave del desarrollo.

 

Exposición a toxinas durante la infancia podría aumentar el cáncer de intestino en jóvenes adultos Foto Canva

¿Qué relación hay entre toxinas en la infancia y el cáncer de intestino en adultos jóvenes?

Los científicos del Broad Institute of MIT and Harvard analizaron datos genéticos y ambientales de más de 30,000 pacientes diagnosticados con cáncer colorrectal antes de los 50 años. Sus hallazgos sugieren que ciertos compuestos químicos —como pesticidas, microplásticos y aditivos industriales— podrían tener un efecto acumulativo y genotóxico desde edades tempranas.

El estudio, publicado en Nature, destaca la posible implicación de toxinas que alteran la integridad del ADN, como la colibactina, una sustancia producida por ciertas bacterias intestinales en presencia de alteraciones ambientales. La hipótesis es contundente: la infancia es una ventana crítica donde el intestino, aun en desarrollo, puede volverse vulnerable a daños duraderos.

 

Toxinas más comunes en el entorno infantil que podrían aumentar el riesgo de cáncer

Los investigadores identifican varios elementos cotidianos que podrían ser parte del problema:

  1. Pesticidas en frutas y verduras no orgánicas.
  2. BPA y ftalatos en plásticos, biberones, juguetes y envases de alimentos.
  3. Contaminantes del aire interior, como formaldehído o compuestos de limpieza.
  4. Antibióticos en exceso que alteran la flora intestinal.
  5. Alimentos ultraprocesados con conservadores como nitritos y colorantes sintéticos.

Muchos de estos químicos están presentes en el día a día de millones de niños. Lo preocupante es que actúan de forma silenciosa y prolongada, y su efecto no siempre se manifiesta de inmediato.

 

¿Por qué el cáncer de intestino está aumentando en personas menores de 40 años?

El cáncer de colon ya no es una enfermedad “de adultos mayores”. Datos recientes muestran un aumento de casi el 20 % en los diagnósticos en personas menores de 40 años en países como EE. UU., Reino Unido y Corea del Sur.

  1. Este cambio puede estar vinculado a factores como:
  2. Dietas bajas en fibra y altas en carne procesada.
  3. Sedentarismo y estrés crónico.
  4. Uso excesivo de antibióticos desde la infancia.
  5. Mayor exposición a contaminantes en zonas urbanas densamente pobladas.

Los investigadores también destacan un retraso en los diagnósticos debido a que los síntomas en jóvenes se subestiman o se atribuyen a problemas gastrointestinales menores.

¿Cómo proteger a los niños de la exposición a toxinas desde temprana edad?

Aunque no todos los factores están bajo nuestro control, sí hay medidas que pueden reducir significativamente la exposición a toxinas durante la infancia:

  • Elegir alimentos orgánicos cuando sea posible, especialmente frutas y verduras.
  • Evitar plásticos con BPA o ftalatos, sobre todo en productos de uso diario.
  • Ventilar los espacios interiores y limitar el uso de ambientadores químicos.
  • Promover dietas ricas en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados.
  • Limitar el uso innecesario de antibióticos y consultar siempre con pediatras.

Además, es vital exigir regulación y control más estrictos sobre los productos dirigidos a niños y fomentar la educación en salud ambiental desde temprana edad.

La idea de que la exposición a toxinas durante la infancia podría aumentar el cáncer de intestino en jóvenes adultos ya no pertenece al terreno de la especulación. La evidencia comienza a trazar un vínculo claro entre lo que respiramos, comemos o tocamos en los primeros años de vida y las enfermedades que podrían marcarnos más adelante. En un mundo donde el cáncer se adelanta en el calendario, cuidar lo invisible podría ser nuestra mejor herramienta de prevención.

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