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César Luis Menotti; siga enseñando futbol, maestro

Jorge Valdano ofreció en su libro, Los 11 poderes del líder, un corolario del por qué César Luis Menotti era un estandarte del futbol romántico que todo aficionado pedía ver.

Cierta ocasión, los jugadores argentinos fueron a ver entrenar a los alemanes y se impactaron de lo fuertes que eran, uno de ellos, de aspecto frágil y origen humilde le hizo hincapié de esto.

“¿Fuertes?”, contestó Menotti  con unos reflejos inolvidables. “No diga bobadas. Si a cualquiera de esos rubios lo llevamos a la casa donde usted creció, a los tres días lo sacan en camilla. Fuerte es usted que sobrevivió a toda esa pobreza y juega al futbol diez mil veces mejor que estos tipos”.

Episodios como ese hacían distinto a un bohemio en una cancha de futbol, un hombre que amaba el buen trato de la pelota como los cigarrillos, herencia maldita que le dejó su padre, quien murió de enfisema pulmonar. César Luis Menotti en contraste, murió a los 85 años siendo el gran referente del futbol intelectual y filósofo al que visitaban cientos de entrenadores como si fuera un oráculo. En agosto cayó de las escaleras de su casa y sufrió una tromboflebitis y el mes pasado ingresó a un hospital por una fuerte anemia.

Fue miembro del partido comunista y cargó con la presión de un gobierno dictador en 1978 que realizó el Mundial en Argentina con la obligación de ganarlo. Refundó a la Selección de su país, perdida en el oscurantismo de la década de los 70 y le abrió paso a Diego Armando Maradona.

“Fue un revolucionario del futbol, pero lo más importante que transmitía era la tranquilidad. Le daba el verdadero valor al futbol, por encima de otros que lo distorsionaban”, declaró Mario Kempes, goleador del Mundial de 1978.

Siempre proclamó un futbol ofensivo, de buenos pases, aunque no siempre se redituara en títulos. Su doctrina iba más allá de ganar.

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Marquinhos, defensor del Paris Saint-Germain, dio su opinión sobre lo que necesita su equipo para vencer al Borussia Dortmund y llegar a la final de la UEFA Champions League.

 

Melancolía por aquellos tiempos

Varios cafés, cigarrillos y charlas interminables

José Ramón Fernández puso a Menotti en la televisión mexicana con los debates.

Por Sebastián Díaz de León

Un buen café y un cigarro creaban la atmósfera perfecta para que César Luis Menotti se descosiera en anécdotas asombrosas.

Para José Ramón Fernández, destacado cronista deportivo, las mesas de debate que surgieron en la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994 junto a él, Jorge Valdano y Emilio Butragueño no eran suficientes para dejar de hablar de futbol a la hora de la cena.

“Era un charlista. Te platicaba de su admiración por Pelé, la diferencia del futbol europeo con el sudamericano o de la dictadura argentina que sufrió, vivió y gozó, de haberle dado el título a la albiceleste. Era un creyente total y absoluto del futbol, el gran técnico de la época, era maravilloso”, expresó en una charla con Excélsior.

En las narraciones, sus comentarios nutrían las transmisiones. Palabras llenas de sabiduría, conocimiento y valor, convertían a Menotti en un personaje único en el análisis.

“Narrar un partido junto a Menotti era maravilloso. Él veía cosas que nadie más observaba, espacios donde no había pasado la pelota por 10 o 15 minutos, tenía mucha memoria y capacidad para decir las cosas que te involucran en el partido, fue mi gran maestro futbolístico, el que me dio la mano tal como lo hizo Emilio Butragueño y Jorge Valdano”, externó.

Incluso lamentó su breve paso con la selección mexicana de apenas 14 meses, ya que considera, aspiraba a grandes cosas con el Tri.

“No lo supieron aprovechar, hubiera sido muy interesante verlo más tiempo porque era un filósofo, un sabio que tenía al futbol metido en la cabeza como pocos, y lo integraba perfectamente a sus equipos en el campo”.

 

Cambió la idea

Susurraba que éramos los mejores

Carlos Hermosillo recuerda la forma de hablar que tenía con los jugadores del Tri.

Por Carlos Barrón

Carlos Hermosillo recuerda a César Luis Menotti como un maestro inspirador. Fue gracias a él que aprendió a jugar mejor al futbol.

Pensaba visitarlo en Buenos Aires en agosto, pero dejó de tener comunicación extrañamente, después se enteró que estaba en el hospital.

“Lamento no haber podido despedirme de él. Fue un hombre que cambió la mentalidad de muchos de nosotros a los que potencializó”.

Hermosillo en particular recuerda que Menotti le pedía no jugar de espaldas al arco, “porque un delantero que no ve la portería no es efectivo en el gol”.

Menotti dirigió 14 meses a la Selección Mexicana, entre noviembre de 1991y diciembre de 1992; 16 partidos de los que ganó siete, pero entre los que se cuentan enfrentamientos en Europa del este para cambiar el ritmo de competencia al que se había acostumbrado el futbolista mexicano, siempre encerrado en su mundo. “No es que estratégicamente fuera diferente, pero sí en el modo de hablar con el jugador. Menotti te susurraba que eras el mejor, que podias competir en cualquier lado, que dependiendo tu historia de vida, podías llegar a ser un gran futbolista, lo hacia sin gritos, sin engaños, sólo se acercaba a hablar íntimamente”.

Por esas cuestiones, México comenzó un proceso de regeneración tras la dolorosa eliminación en Copa Oro 1991, pero intereses encontrados entre los federativos lo llevaron a irse del equipo.

 

“Sólo le puedo dar un agradecimiento eterno por lo que hizo conmigo y con muchos jugadores, por dejar aprender de él y por supuesto por todo lo que nos dio como persona, más allá de su rol de entrenador, siempre fue un hombre amable”.

 

Emilio Maurer

Menotti y su huella filosófica

El futbol mexicano fue otro desde su llegada y ante su triste partida por un complot federativo que lo interrumpió.

Por Christian Mendoza

La mentalidad del futbolista mexicano fue revolucionada en 1991 por un filósofo argentino, un técnico campeón del mundo, César Luis Menotti.

Aunque breve el proceso por el golpe de timón que sufrió la Federación Mexicana de Futbol, Menotti dejó una huella filosófica tras 16 juegos dirigidos. Un antes y después en la historia del Tri, según Emilio Maurer, exdirectivo de la FMF.

“De gran personalidad y un sabio, su llegada a México la catalogo como un antes de Menotti y un después de él. Lástima que no se le dio tiempo después del caballazo que nos dieron en la FMF. Borraron a Menotti, no lo respaldaron”, señaló Maurer a Excélsior.

Tan marcado fue su entendimiento con el futbolista que Menotti no dudaba en defender el espacio emocional de éste, de romantizar la frustración y la vanagloria.

“Yo siempre bajaba a los vestidores, ya sea en el Puebla o en la Selección, como directivo de un equipo tienes obligación de saber lo que se manda. Pero quien sí me puso un alto fue Menotti, una vez me dijo: ‘Don Emilio, yo no quiero que baje, el vestidor es de los jugadores. Puede bajar antes para la porra. O después de que gane o pierda, pero en el medio tiempo no, no en la tristeza o euforia”, recordó.

También recordó la cordialidad para trabajar con Menotti, a quien convenció de dirigir a la Selección en cuestión de 30 minutos. “Un bálsamo de tranquilidad, estuvimos siempre de acuerdo”, añadió. “Siempre por el beneficio futbolístico”.

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