Por qué la fiebre es tan frecuente en los niños y qué no hacer con ella

Es súper habitual que los niños tengan fiebre desde pequeños, algo que asusta a muchos padres que no saben cómo manejarla y acuden a Urgencias apurados por la situación. Y es que, aunque nos cueste creerlo, a la fiebre no debemos tenerle miedo, no es mala, sino que se trata de un proceso benigno e indicativo de que nuestro cuerpo funciona, y además bien.
Entrevistamos en Infosalus al doctorDiego Rivas Ramos, director médico deGrupo IHP, quien nos recuerda
que la fiebre es uno más de los síntomas que aparecen en las enfermedades, sobre todo infecciosas. Dice
que es tan habitual en el caso de los niños pequeños porque pasan gran parte de los meses de invierno con
cuadros respiratorios y digestivos de repetición, incluso coincidiendo, ya que, en muchas ocasiones, antes de
terminar de curarse de un proceso empiezan con otro nuevo.
“En estos dos últimos años, al dejar el uso de las mascarillas, la circulación de virus ha sido importante y los
contagios muy frecuentes, tanto en niños como en adultos. Hemos tenido un otoño especialmente
complicado con respecto a la circulación de virus, con las bronquiolitis a la cabeza, y en el principio del año, la
gripe ha tenido también un protagonismo llamativo en todos los Servicios deUrgencias”, remarca este
especialista.
El doctor Rivas puntualiza aquí que se considera fiebre cuando la temperatura axilar es igual o superior a
37,5ºC o, en el caso de la rectal, de 38ºC. “En cualquier caso, cuando un niño tiene un cuadro infeccioso con
fiebre, lo más frecuente es que también tenga malestar. Con la temperatura por encima de 37,2-37,3ºC, si el
niño está muy incómodo o presenta ese malestar que mencionamos, no es necesario comprobar
continuamente con un termómetro que ha alcanzado esa cifra y le podríamos administrar el antitérmico que
usen habitualmente”, afirma.
Así, insiste en que la fiebre no es mala, sino “un síntoma más” del conjunto que presenta una enfermedad
infecciosa, tanto vírica como bacteriana: “Cuando se produce la subida de temperatura, las defensas del
organismo actúan contra los gérmenes causantes de la infección. Desde ese punto de vista, no podemos
considerar que la fiebre sea mala y más que miedo hay que tenerle respeto de un modo sensato, usarlos
distintos medios que tenemos alcance y que pueden controlar esa temperatura elevada y, sobre todo, el
malestar”.
Una de las dudas frecuentes entre los padres es sobre en qué momento debemos darle un analgésico al
menor, a lo que el director médico del Grupo IHP responde que la recomendación es que se le administre un
antitérmico porfiebre o por malestar: “Si a un adulto le duele la cabeza se toma, por ejemplo, un paracetamol.
No tiene que esperar a que también le suba la temperatura. Hay pacientes a los que la fiebre les produce un
cuadro mucho más llamativo y, efectivamente, otros niños con la temperatura muy elevada no aparentan
encontrarse mal. Lo que siempre debemos usar es el sentido común y la recomendación es, si llega a esa
temperatura, darle su antitérmico.
¿QUÉ ES MEJOR PARA LA FIEBRE, IBUPROFENO O PARACETAMOL?
Con ello, cuestionamos a este pediatra sobre qué es mejor para los pequeños ante un cuadro febril, si
paracetamol o ibuprofeno, ambos empleados como antitérmicos en este tipo de episodios. El doctor señala
que todo depende del niño, a quien le puede funcionar mejor uno que otro.
“Ambos son similares en eficacia para controlarla fiebre y el dolor. La capacidad antiinflamatoria del
ibuprofeno es algo mayor que la del paracetamol, porlo que si el proceso infeccioso-febril va acompañado de
inflamación, por ejemplo en una otitis, se recomienda el uso preferente de ibuprofeno porfiebre o por dolor en
ese proceso”, aconseja.
Eso sí, resalta que hay más factores que hacen decantarnos por uno o por el otro, tan simples como que hay
niños que no toleran, por ejemplo, el sabor de uno de los dos y sistemáticamente lo vomitan: “En ese caso,
evidentemente, hay que usar el otro. También tenemos al uso el metamizol en gotas, con buena eficacia para
fiebre y dolor”.
Por otro lado, charlamos con este experto sobre qué remedios naturales o caseros pueden favorecerla
recuperación ante un cuadro febril, y el especialista de IHP apunta a que el uso del agua es importantísimo,
pero bebida. “Una de las actuaciones más importantes que debemos llevar a cabo en un cuadro de fiebre es
la hidratación oral, sea con agua, zumos, batidos o cualquierlíquido que le pueda apetecer al niño. Debemos
ofrecer sin forzarlo que el niño quiera, sin que sean cantidades excesivas como para hacerlo vomitar”,
sostiene.
El agua como medio físico para reducirla temperatura también es aconsejable, según prosigue, si bien
añade que por sí sola no va a bajar mucho esa fiebre: “Lo recomendable es darle el antitérmico que le
corresponda y, a continuación, darle un baño de agua tibia, con la temperatura similar a cuando los sacamos
del baño normalmente. Si el niño lo permite, se le mantiene un rato dentro del agua, porlo menos 10-15
minutos. Esto va a ayudar a que el medicamento le baje la temperatura”.
En cuanto al momento en el que debemos consultar con un pediatra porla fiebre de un menor, el doctor
Rivas Ramos indica que, sobre todo, la edad del menor es la que prima y en el caso de que este tenga menos
de tres meses se debe acudir a un servicio deUrgencias si hay fiebre o consultarlo con el pediatra para una
valoración.
“En el resto de los niños hay signos de alarma que nos harían llevarlo a que sea evaluado por su pediatra,
como decaimiento, que esté adormilado, irritable, o en el caso de que tenga una convulsión. También habría
que verlo si presenta dificultad respiratoria importante, dolorintenso de cabeza, o manchas rojizas que no
desaparecen al estirarla piel alrededor o al apretarlas”, agrega.
En líneas generales, el director médico deGrupo IHP defiende que si el niño se encuentra aparentemente
bien, come y está alegre cuando le baja la temperatura, esperaremos un par de días o tres para ver cómo
evoluciona antes de llevarlo a que lo vea el pediatra. “En resumen, si la fiebre es controlable nos
mantendremos con una actitud expectante para verla evolución, a la vez que le haremos un tratamiento
sintomático del resto del cuadro, ya sea con lavados con suero nasal, si moquea, con dieta blanda o
astringente si hay trastornos digestivos, o lo que proceda según los síntomas que necesitemos corregir”,
concluye el doctor Rivas.