Síntomas de clamidia en mujeres: lo que muchas ignoran y nadie habla

La clamidia no grita, susurra. Y a veces, ese silencio es más peligroso que el dolor mismo. Lo más común… es no sentir nada.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Cleveland Clinic, la clamidia es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes y silenciosas en mujeres jóvenes.
A menudo, sus síntomas no aparecen hasta que el daño ya es difícil de revertir. Este artículo, basado en fuentes médicas confiables como VA Public Health, Planned Parenthood y MedlinePlus, ofrece una visión completa sobre cómo reconocer los síntomas (o la ausencia de ellos) en mujeres.
¿Qué es la clamidia y por qué debería preocuparte?
La clamidia es una infección causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Se transmite principalmente por contacto sexual vaginal, anal u oral sin protección. Aunque puede afectar tanto a hombres como a mujeres, en las mujeres puede causar daños irreversibles en el aparato reproductor si no se trata a tiempo.
Lo alarmante es que, según Planned Parenthood, hasta el 70% de las mujeres infectadas no presentan síntomas evidentes. Esto convierte a la clamidia en una especie de bomba de tiempo biológica: sigue avanzando sin que nadie la detenga.
Síntomas de clamidia en mujeres: señales que no debes ignorar
Aunque puede ser asintomática, cuando da señales, la clamidia se manifiesta con síntomas que muchas mujeres confunden con infecciones urinarias, candidiasis o cambios hormonales.
Flujo vaginal anormal
Uno de los primeros signos puede ser un flujo más espeso, de olor fuerte o color amarillento. Según WebMD, este cambio ocurre por la inflamación del cuello uterino provocada por la bacteria.
Dolor al orinar
Micciones dolorosas o sensación de ardor al orinar son otra alerta. El problema es que muchas lo atribuyen a una infección urinaria común.
Sangrado entre periodos o después del sexo
El sangrado intermenstrual o postcoital puede ser consecuencia de la irritación del cuello uterino. Planned Parenthood enfatiza que este síntoma suele confundirse con efectos secundarios de anticonceptivos o estrés hormonal.
Dolor abdominal bajo o durante el sexo
Cuando la infección avanza, puede afectar las trompas de Falopio y el útero. Esto genera dolor pélvico constante o durante las relaciones sexuales. En este punto, ya existe riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP).
Ojos irritados o secreción anal
Aunque menos comunes, si hubo prácticas sexuales sin protección, pueden aparecer síntomas rectales o conjuntivitis por contacto con la bacteria.

¿Qué pasa si no se trata la clamidia?
La complicación más grave es la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una condición dolorosa que puede causar infertilidad permanente. Una de cada cinco mujeres con clamidia no tratada desarrolla EIP. Esta afección también incrementa el riesgo de embarazo ectópico o parto prematuro.
Y sí: también puede transmitirse al bebé durante el parto, causando infecciones oculares o neumonía neonatal.
¿Cómo saber si tengo clamidia?
La única forma segura de saberlo es con un análisis de orina o una muestra cervical. No basta con “no tener síntomas” para asumir que estás sana.
La Cleveland Clinic recomienda pruebas anuales para mujeres sexualmente activas menores de 25 años, y para aquellas con múltiples parejas o sin uso constante del condón.
¿Tiene cura la clamidia?
Sí. Afortunadamente, la clamidia se cura con antibióticos, generalmente una dosis de azitromicina o un tratamiento de siete días con doxiciclina. Pero eso no significa que debas relajarte.
Puedes volver a infectarte si tienes relaciones con una pareja no tratada. Por eso es clave que ambos reciban tratamiento al mismo tiempo.

¿Puedo tener clamidia varias veces?
Sí, y es más común de lo que crees. La reinfección puede ocurrir hasta en un 25% de los casos en mujeres jóvenes, según datos del CDC. Cada nueva infección eleva el riesgo de complicaciones a largo plazo.
La clamidia no es un castigo ni una vergüenza. Es una realidad que muchas enfrentan sin saberlo. Y aunque su cura es simple, su daño puede ser devastador si se ignora. Las infecciones silenciosas como esta nos obligan a preguntarnos qué tan bien escuchamos nuestro cuerpo… y si realmente entendemos lo que el silencio oculta.