Rayos UV causan 80% de los melanomas en el mundo

Rayos UV causan 80% de los melanomas en el mundo. No es exageración, es una estadística que debería sacudirnos. Mientras el sol nos acaricia con su brillo cotidiano, debajo de esa calidez se esconde una amenaza invisible, una radiación que no solo broncea, también muta, hiere y, en el peor de los casos, mata.
A pesar de su belleza, el sol puede ser una sentencia disfrazada de día perfecto.
Esta alarmante información fue confirmada por un estudio reciente de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), organismo adscrito a la OMS. La investigación no deja lugar a dudas: la sobreexposición a la radiación ultravioleta, especialmente sin protección adecuada, es responsable de cuatro de cada cinco casos de melanoma, la forma más letal del cáncer de piel.

¿Cómo afectan los rayos UV a la piel?
La radiación ultravioleta (UV) es una forma de energía que emite el sol, invisible a nuestros ojos pero con el poder suficiente para penetrar las capas superficiales de la piel. Lo hace sin pedir permiso, alterando el ADN de nuestras células cutáneas y provocando mutaciones que, acumuladas en el tiempo, pueden derivar en tumores malignos, describe Mayo Clinic.
Existen tres tipos principales de rayos UV: UVA, UVB y UVC. Mientras que los UVC son bloqueados por la atmósfera, los UVA y UVB llegan a nosotros con plena libertad. Los UVA envejecen la piel prematuramente, y los UVB son los principales responsables de las quemaduras solares, aunque ambos contribuyen al desarrollo del melanoma.
El daño no siempre es inmediato. De hecho, el cuerpo puede tardar años en mostrar signos de una exposición excesiva, como una factura que llega mucho después del abuso solar.

¿Qué es el melanoma y por qué es tan peligroso?
El melanoma no es un simple lunar oscuro. Es un tipo de cáncer de piel que se forma en los melanocitos, las células que producen melanina, el pigmento responsable de nuestro color de piel. A diferencia de otros cánceres cutáneos, el melanoma tiene una alta capacidad de diseminación hacia órganos vitales si no se detecta y trata a tiempo.
Aunque puede parecer inofensivo al principio, el melanoma crece rápido, invade tejidos profundos y puede hacer metástasis con facilidad. Sus síntomas son sutiles: un nuevo lunar, un cambio en uno antiguo, bordes irregulares, colores dispares o picazón persistente. Por eso, su detección temprana es esencial, aunque muchas veces ignorada, en parte por la cultura del bronceado ideal o la trivialización de los daños solares.

Exposición solar: ¿cuánto es demasiado?
La respuesta a esta pregunta depende de muchos factores, pero hay una constante: la exposición sin protección en horarios de alta radiación UV siempre es un riesgo. Los fototipos de piel más claros (tipos I y II) tienen menor cantidad de melanina y, por lo tanto, una defensa natural más débil contra los rayos solares.
El horario más peligroso para la piel es entre las 10:00 a.m. y 4:00 p.m., cuando el índice UV alcanza sus picos máximos. En países como México, donde la intensidad solar es alta casi todo el año, se recomienda limitar las actividades al aire libre durante esas horas o protegerse de manera rigurosa.
El problema no es tomar el sol —nuestro cuerpo necesita vitamina D y conexión con la naturaleza—, sino hacerlo sin conciencia. A la sombra también llegan los rayos UVA. Y los días nublados no son días libres de radiación.
Consejos para prevenir el cáncer de piel por rayos UV
La prevención comienza en la rutina diaria. Aquí algunas medidas básicas, pero efectivas:
- Usar protector solar de amplio espectro (UVA y UVB), con FPS 30 o superior, todos los días, incluso en interiores si hay exposición a luz natural.
- Reaplicar cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar.
- Evitar camas de bronceado, que emiten rayos UV artificiales aún más dañinos.
- Vestir ropa protectora, sombreros de ala ancha y gafas con protección UV.
- Visitar al dermatólogo anualmente y revisar la piel periódicamente en casa.
Además, educar a niñas, niños y adolescentes sobre el riesgo real de exponerse al sol sin protección es una inversión de salud a largo plazo.