Gene Hackman: Se fue un gigante del cine; investigan la muerte del actor y su esposa
El actor, su esposa y un perro fueron encontrados en casa el miércoles por la tarde y su muerte fue catalogada como sospechosa; Clint EastWood y Francis Ford Coppola lamentaron su partida

Gene Hackman desarrolló talento, personalidad y carácter para ser una estrella de Hollywood, sólo que, en comparación de muchos otros, él odiaba los privilegios y maldiciones que caen sobre las celebridades. Una descripción breve para una figura que a los 95 años murió trágicamente junto a su esposa, Betsy Arakawa, de 63, y uno de sus perros (un pastor alemán), en su casa en Santa Fe, Nuevo México.
Las autoridades del estado encontraron los cuerpos al interior de la residencia el miércoles por la tarde, luego de recibir la llamada de dos trabajadores de mantenimiento. Ayer por la mañana, Elizabeth Jean Hackman, hija del actor, reveló a TMZ que una intoxicación por monóxido de carbono pudo ser la causa del triple deceso, algo que los investigadores descartan por no encontrar fugas de gas.
La casa era algo joven, fue construida en los albores del nuevo siglo, así que las investigaciones sobre fallas en las instalaciones de gas se completaron rápidamente. Los primeras indagatorias arrojaron que el cuerpo de Betsy fue hallado en el baño y tenía cerca un bote de pastillas esparcidas. El cadáver estaba descompuesto y con signos de momificación, mientras que el actor quedó fuera de la cocina con sus lentes de sol a un costado.
La pareja se refugió bajo ése techo desde el retiro de Hackman en 2004. Se dijo que tomará de cuatro a seis semanas compartir el informe toxicológico derivado de las autopsias.
A Hackman, además de dos canes, le sobreviven sus hijos Christopher, Elizabeth y Leslie, producto de la relación y matrimonio que sostuvo de 1956 a 1986 con Faye Maltese, quien falleció el 26 de abril de 2017 a los 88 años. Mientras que Arakawa, pianista clásica, fue esposa del actor desde 1991.
Eugene Allen Hackman nació en San Bernardino, California, en 1930, y se mudó constantemente por Estados Unidos, hasta que a los 13 años su padre los abandonó. Se enlistó en la marina estadunidense y fue enviado a China durante la Revolución Comunista. Estuvo también de base en Hawái y Japón. Renunció en 1951.
Su madre pereció en 1962 durante un incendio que provocó mientras fumaba. Pese a que se interesó en el periodismo y la producción, inició su carrera de actor en el Teatro Pasadena junto a Dustin Hoffman. Estuvo en varias obras Off-Broadway, en musicales y televisión con roles pequeños, hasta que el director Robert Rossen le dio la oportunidad de tener un papel secundario en el filme Lilith (1964), con Warren Beatty y
Jean Seberg.
Dos años después entró a Bonnie y Clyde como Buck Barrow, el hermano mayor del peligroso líder de la banda, Clyde Barrow. Su interpretación lo hizo acreedor a una nominación como Mejor Actor de Reparto en los premios Oscar de 1967. Gracias a la gran noche de la Academia estadunidense, Gene ganó visibilidad.
I Never Sang for my Father (1970) lo puso de vuelta en la lucha por el Oscar en la misma categoría, pero lo perdió, aunque un año después se llevó la estatuilla como Mejor Actor gracias a su protagónico en The French Connection, de William Friedkin, el cineasta fallecido y también encargado de El exorcista.
Su historia con la mencionada gala lo puso otra vez en la carrera con Mississippi Burning (1989), aunque no tuvo suerte, hasta 1993 que su papel secundario como el sheriff Bill Dagget le dio su segundo y último Oscar, y de la mano del legendario Clint Eastwood.
Naturalmente, uno de esos tendría que ser el trabajo que más orgullo le dejó en vida, hasta que el libreto de Scarecrow (1972) se le presentó: dos hermanos marginados (Al Pacino y él) abandonando California por establecer una compañía en Pittsburg. Ambos actores ganaron la Palma de Oro en el Festival de Cannes y lograron establecer un filme de culto.
Es la única película que he hecho en continuidad absoluta, y eso me permitió correr todo tipo de riesgos y desarrollar realmente mi personaje”, comentó en una entrevista realizada con la revista Film Comment, en 1988.
Varios críticos de cine definieron a Hackman como el hombre ideal para ejecutar cualquier rol protagónico o antagónico, porque su credibilidad era extrema al verlo como espía, gánster, detective, jugador, entrenador, figuras presidenciales y un general polaco de la Segunda Guerra Mundial. Lo tenía todo y supo aprovecharlo.
Pese a que siempre tuvo un semblante bastante seco, era un gran conversador. Gene puede que no se haya considerado un actor de método, al menos no de uno drástico, pero tenía sus propios lineamientos para aceptar personajes que le ponían realizadores desde Eastwood, hasta Francis Ford Coppola (The Conversation), Richard Donner (Lex Luthor, en las dos partes de Superman, de Christopher Reeve), Tony Scott (Enemigo público) y Sam Raimi (Rápida y mortal), entre otros, o sea, hasta dio voz al General Mandíbula en Antz: Hormiguitas (1998).
Generalmente me pregunto en qué se parece o diferencia un personaje a mí, qué es importante, las elecciones para favorecer al autor, cómo, cuándo, dónde y por qué. En cuestión de espacio, hago situaciones atmosféricas con cosas con las que estoy familiarizado y antes de cada escena hago ejercicios que mi maestro George Morrison me enseñó. Todas las tareas de actuación de primer año me funcionan”, explicó a la misma revista.
Otro rasgo importante que le ayudó en el plano profesional fue la ausencia temprana de una figura paterna, por lo que los complejos o prejuicios desarrollados por la educación en casa y las autoridades impuestas brillaron siempre por su ausencia. No tenía problemas con las órdenes, pero siempre ejecutó escenas bajo una autodirección. “Me gusta que me digan que probemos otra cosa que me ponga a prueba. Lo siento mucho por los directores que trabajan conmigo, pero me esfuerzo por crear un ambiente tranquilo”, expresó.
Mucha de la filmografía en su carrera incluye películas de acción y dramas con otro tipo de violencia, pero al final el dolor y sufrimiento es parte primaria de sus motivos. A Hackman no le gustaba tanto involucrarse en temas violentos, por más que su trabajo era salir a actuar a favor o en contra de ésta. Desde The French Connection se las arregló para ser consciente y cuidadoso de lo que estaba escenificando.

Incluso, Gene fue de los primeros actores que promovió la erradicación de un macho en pantalla al afirmar que le gustaba que los hombres abrazaran su feminidad en escena, porque los hacía más reflexivos, como Jimmy Dean y Marlon Brando. Fue muy fiel a sus ideales, hasta que llegó el momento de tomar la decisión de retirarse en 2004, tras el estreno de Welcome to Mooseport.
A Larry King, en una entrevista inesperada, le contó el mismo año que al no tener proyectos futuros, lo mejor era culminar su carrera. Y lo cumplió. Aun así, Gene, fan de los Jaguares de Jacksonville e invitado constante del entonces coach Jack del Río, narró tres episodios del documental America’s Game: The Super Bowl Champions, en 2008, después U.S Marine Corps: The Unknown Flag Raiser of Iwo Jima (2016) y We, The Marines (2017), terminaron definitivamente su carrera en la industria.
Mencionó que el estrés de vivir en Nueva York, la preparación, realización y promoción le habían jugado en contra. Un doctor le recomendó que bajara el ritmo de vida para no tener problemas del corazón y así fue como él y su esposa desaparecieron del ojo público al irse a vivir a Santa Fe, Nuevo México. La única forma de que saliera del retiro, según comentó a GQ en 2011 sería si fueran escenas filmadas en su casa y con máximo dos personas.
En esa charla, Gene acepta que a su casa no se llevó memorabilia de su etapa en cine. Sus Oscar probablemente los tengan sus hijos, pero estaba lejos de todos esos recuerdos materiales. Estaba conforme con su carrera. Aceptó que aún era un hombre difícil, aunque la última vez que soltó una rabieta tremenda fue en 2001. Y al preguntarle cómo quería ser recordado, dijo:
Como un actor decente. Alguien que siempre trató de retratar lo que se le pidió de la forma más honesta. No pienso a menudo en eso, pero estoy en una edad en la que debería”, concluyó.