¿Cómo saber que el problema no es la pareja, sino tu relación con mamá?

¿Cómo es la relación con mamá? Al estar enumerando los problemas que tienen tu pareja y tú. Lo que menos te acude a la mente (o se te antojaría pensar y hablar) es de mamá. Qué tiene que ver ella con que tu pareja no te apoye económicamente o no conteste los WhatsApp de inmediato. Aunque no suene grato, ¡la relación que se sostiene con la madre influye en el éxito o fracaso amoroso!
¿Cómo saber que tienes una buena relación con mamá?
“Muchas personas que dicen tener una buena relación con su madre, en realidad no la tienen. Para que este vínculo se considere sano, debe cumplir ciertos elementos: existe una conexión, pero también una equilibrada distancia (la amamos, pero no la necesitamos). El hijo es completamente independiente y autosuficiente: mental, emocional y físicamente. Hay una dinámica de respeto, límites y comunicación”, describe en entrevista para Salud180, Ana Paola Ramos, Psicoterapeuta del Instituto Artesánate.
Además de lo anterior, la experta indica que para ser llamada “una relación buena con mamás”. También debe ser considerado un lugar seguro y te contención amorosa; aquí ambas partes pueden tratar cualquier tema, con la certeza que sus sentimientos no serán heridos y sus emociones se validarán tanto de un lado como del otro.

¿En qué momento la relación con tu madre impacta su futuro romántico?
No hay que esperar hasta la vida adulta para que esta relación empiece a impactar a tu vida. En realidad, Ramos advierte que esta influencia empieza desde antes de la concepción. “Toda persona tiene una línea de tiempo. La cual comienza con lo que la madre estaba pensado y sintiendo en el instante de la procreación. A esto se le llama proyecto sentido gestacional, y se trata de la razón por la que una mujer se vuelve madre; ejemplo, no quiere estar sola, necesitan que la defiendan…”.
Después del parto, es el segundo momento en que la madre impacta al hijo. Y consiste en, ¿cómo lo recibe? Si le causa felicidad, tristeza o enojo. A partir del primer hasta el séptimo año de vida, la forma en que la progenitora se comporte y cubra las necesidades de su retoño, determinaran su conducta en la adultez. Es en este espacio de tiempo en que los vacíos (heridas de infancia) se forman. Misma que de forma inconscientes trataremos de llenar o sanar con la pareja.
Por otro lado, hay cuatro cosas fundamentales que la madre nos enseña en nuestra relación con nosotros mismos y el entorno: el amor, la relación con la vida, la feminidad y la maternidad.

¿Cómo saber que el problema no es con mi pareja sino con mi relación con mamá?
Si la relación con la madre fue sana, el vínculo que se desarrolle con el compañero sentimental será desde el apego-seguro. No obstante, si no es buena, las posibles relaciones que se establezcan partirán de lo siguiente:
- Apego- ansioso. Vas a querer estar todo el tiempo con la persona, al extremo de asfixiala. Ya que además de la necesidad de estar sobre ella, verán cosas que no existen, pero que llevan a la pelea. En esta unión la pareja es el sol y tú giras en torno a él, prácticamente no tienes una vida propia emocional.
- Apego- evitativo. A toda costa se evita la intimidad, no sexual, sino mental y emocional. Una pareja evitativa hace sentir al otro que está fuera de su vida, que no es parte de ella.
- Apego-ambivalente. Es de las relaciones más tóxicas y desgastantes, ya que se trata de un te amo hoy, mañana ya no.
Para saber que el problema no es la pareja, sino la relación con la madre, Ana Paola Ramos, Psicoterapeuta, sugiere aplicar el principio 80%-20%. Cada parte de la pareja tiene una carga de dinamita, la cual se activa en ocasiones cuando la pareja comenta algo. Ahí es importante mirar hacia atrás y preguntarte, cuánto % es de lo que nos dijo u cuánto lo que nos hace recordar algo que hizo o no mamá. Si no supera el 20% es muy posible que el problema sea con nuestra progenitora.
Llegar a sanar estas heridas no es tema sencillo, se requiere del apoyo se expertos de la salud, pero en especial que tú desees cambiar.