Internacional

Nikki Haley, la republicana que desafía al gigante trumpista

La exembajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, quiere la candidatura republicana a la presidencia de su país. Pero, para lograrlo, debe vencer al favorito de los votantes, el expresidente Donald Trump.

La exdiplomática resalta sus logros como gobernadora, critica al presidente Joe Biden y promete luchar contra el socialismo.

Para la también exgobernadora de Carolina del Sur, ese estado siempre ha sido su hogar. Ahí nació en 1972, hija de inmigrantes indios que establecieron un exitoso negocio de ropa y regalos. Su nombre completo es Nimrata Nikki Randhawa Haley.

Es partidaria de aumentar la edad de la jubilación para los recién llegados al mercado laboral con el fin de evitar la quiebra de la seguridad social y el seguro médico.

En las elecciones primarias de New Hampshire el martes pasado, Haley quedó en segundo lugar, por debajo de Trump, por una diferencia de diez puntos, mientras que en el caucus de Iowa, el magnate neoyorquino arrasó por más de 30 puntos de ventaja.

Desde ese día Trump convirtió a su rival en blanco de ataques.

 

Ella ama al mundo, yo amo a Estados Unidos primero”, dijo en un mitin en Iowa.

La acusa de querer aumentar los impuestos, o incluso “abrir las fronteras”.

Sin embargo, los programas de ambos difieren poco, salvo en el caso de Ucrania, a la que Nikki Haley quiere seguir apoyando masivamente contra la invasión rusa, mientras que Trump presume de poder actuar de mediador entre Ucrania y El Kremlin.

Haley tiene dos hijos y está casada con un oficial de la Guardia Nacional, actualmente desplegado en Yibuti.

Entró en política a principios de la década de 2000, cuando consiguió un escaño en el Congreso de su estado natal de Carolina del Sur, pero saltó a la fama en 2010 durante su campaña para convertirse en gobernadora.

Tras ser elegida, se mantuvo a la derecha, con una fuerte hostilidad hacia los sindicatos y los impuestos, así como hacia el matrimonio entre homosexuales. También fue reticente a acoger a refugiados sirios en su estado.

El 17 de junio de 2015, un supremacista blanco entró en una iglesia de Charleston y mató a nueve feligreses afroamericanos.

Haley ordenó retirar del congreso local la bandera confederada, considerada símbolo racista y de esclavitud.

A Haley no parecen importarle los insultos de Donald Trump, que la llama “cabeza hueca” y no le perdona que haya traicionado su promesa de no presentarse contra él si era candidato en 2024.

Al contrario, lo considera un motivo de su alza en las encuestas, gracias también a sus intervenciones en los debates entre republicanos.

Ahí, Haley destacó por un discurso más moderado que sus rivales sobre el aborto, consciente de que su partido ha sufrido reveses electorales después de que la Corte Suprema anuló el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en el país.

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