Madres se unen en reclamo contra el terror de Hamás

La invasión de Hamás a Israel marcó la vida de las madres de las víctimas.
Keshet Casarotti, un joven israelí con ascendencia argentina, asistió al Festival Supernova de música electrónica, atacado por integrantes del grupo extremista Hamás.
Mandé un mensaje a mi hijo, no me contestó, y le dije: espero que no tengas pila en el teléfono, porque no sabes, todo el país se está quemando. Contáctate conmigo inmediatamente”, narró Natalia Casarotti, madre de Keshet, en entrevista para Imagen Radio.
Para ella, fue un día muy largo, de tratar de encontrar alguna respuesta por el paradero de su hijo.
Después de cuatro días y medio, nos avisaron que mi hijo fue reconocido como muerto”, dijo.
Esta historia resuena a Miriam Camhi, madre de Ilana Gritzewsky, ciudadana mexicana tomada como rehén desde el 7 de octubre.
Yo con Ilana, normalmente, siempre hablo en la noche. Hablé con ella en la noche y en la mañana del sábado, que me levanto, veo en mi celular llamadas de amigas de Ilana en Israel”, comparte.
Una hora más tarde, dijo, recibió una llamada de su hijo, Jaim, quien le da la noticia de que atacaron Israel, y no hay noticias de su hermana, Ilana Gritzewsky.
En ese momento mi corazón empezó a brincar, pero no sabía, no había visto lo que había pasado. Entonces, me voy a casa de mi mamá, porque desayuno con ella los sábados, y ahí me empiezan a llamar”, continúa Miriam.
Supo que los radicales habían entrado al kibutz Nir Oz, a cerca de un kilómetro de la Franja de Gaza, donde vive Ilana.
Les avisaron que ella no estaba en su casa, ni en el refugio antimisiles.
Empezaron las especulaciones: probablemente corrió, se escondió. Después me dicen: probablemente fue secuestrada”, dijo acompañada de Jaim hermano de Ilana.
Junto a Natalia, Miriam y Jaim explicaron a Imagen Radio la situación que atraviesan las familias separadas por la guerra.
Nuestra vida está en pausa. Nuestra semana gira en torno a ella. En lo que podamos hacer, en lo que podamos saber. No sabes lo que es llevar un mes despertándote con una sensación de no querer despertarte por miedo a ver el celular, que entren llamadas de personas que nos están dando información y rezar porque no sea algo malo”, concluyó Jaim.