‘Si estas paredes cantaran’; el camino de Mary McCartney hacia la historia musical
Mary Mccartney cuenta a Excélsior las sorpresas y aprendizajes que se llevó al narrar la historia de los famosos estudios Abbey Road

¿Cómo resumirías el documental Si estas paredes cantaran, para quienes todavía no lo vieron?
Es un documental de 90 minutos que describe la historia de los estudios Abbey Road como el primer estudio construido específicamente para grabaciones famosas de la música de los años 60, aunque en realidad se abrió en 1931. Y lo mejor es que nos encontramos con todo tipo de sorpresas y otras historias que muchos no sabían hasta ahora.
¿Cómo surgió semejante idea?
Hacía tiempo que estaban buscando la forma de contar la historia de Abbey Road con un documental y yo era muy amiga del productor John Battsek, quien me invitó a formar parte del proyecto como directora. Tengo que admitir que al principio no sabía si era el proyecto adecuado para mí, pero una vez que acepté, nunca más volví a mirar atrás. Y fue lo mejor porque los estudios Abbey Road fueron parte de mi vida desde que tengo memoria. Cada vez que entro por esos pasillos siento la magia del lugar corriendo por mi sangre.

Curiosamente, Mary McCartney nació el mismo año, 1969, el 28 de agosto, apenas una semana después que The Beatles recién habían terminado de grabar el famoso disco Abbey Road con aquella clásica foto de John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney (descalzo) y George Harrison cruzando la calle que lleva el mismo nombre del estudio de grabación.
Sin quitarle mérito a los padres, Paul y Linda McCartney, Mary es una reconocida fotógrafa y directora inglesa, destacada por descubrir con una cámara los momentos más íntimos detrás del mundo de los retratos, con creatividad propia y en silencio, sin música de The Beatles. Sus fotografías llegaron a ser exhibidas en colecciones del cuerpo de baile de la corona real Royal Ballet, igual que la muestra Estilo británico observado, del Museo Nacional de Historia de Londres y los Momentos de Afecto, que también expuso en el Château la Coste de Francia. Tampoco es la primera vez que tiene un programa propio en televisión, porque era la productora ejecutiva y conductora del show de cocina vegana Mary McCartney Serves it Up, de Discovery+, que incluso fue nominado al Emmy. En el caso del documental de Disney+, eligió un tema bastante personal para mezclar sus conocimientos de fotografía para retratar con historias personales y un ojo creativo las más íntimas y emocionantes historias de los estudios Abbey Road que hicieron famosos a The Beatles y tantos otros cantantes como Lady Gaga, Amy Winehouse, Pink Floyd o Elton John, entre muchos otros, como la mejor forma de lograr que hasta las “paredes” de Abbey Road, canten, de verdad.
¿En algún momento llegaste a dudar en filmar la historia de un lugar como Abbey Road, sin la asociación de ser la hija de Paul McCartney?
Igual que en los trabajos anteriores que tuve como fotógrafa o mi show de cocina, yo siento que necesito hacer lo mío y el hecho de estar tan relacionada al estudio con mi familia, pensé que podía llegar a ser un problema. Pero después también me di cuenta que para hacer un documental se necesita elegir un tema en el que te sientas apasionada. Y siempre me sentí apasionada con Abbey Road. Es un lugar donde yo iba desde muy pequeña. Incluso trabajando en esto o grabando las entrevistas tuve que entrar en el estudio. Y cada vez que cruzaba esa puerta me sentía muy gratificada por estar dentro de esas paredes. Es un sentimiento que no desaparece.

¿Supongo que el primer recuerdo del estudio de Abbey Road tuvo que ver con tu padre?
El primer recuerdo que tengo es haber visitado el estudio con mamá y papá (Paul y Linda McCartney) porque vivíamos muy cerca. Íbamos a visitar a mamá y papá cuando tenían un descanso en las grabaciones. Mamá tocaba los teclados y era la época en que ellos grababan con la banda Wings. Esos son los recuerdos más tempranos de mi infancia. Y después, cuando dejé la universidad, también tuve un trabajo en la industria de la música y seguía yendo a los estudios Abbey Road. Y la gente que trabajaba en el lugar terminó siendo como una verdadera familia para mí. Me convertí en parte del estudio. Sabiendo cómo se trabajaba, pero nunca había sabido nada sobre la historia del lugar, hasta ahora.
¿Cómo investigaste entonces sobre la historia del lugar que nadie conoce?
Tuve un buen productor y juntos nos pusimos a escribir todo en lápiz y papel. Empezamos a contarlo todo cronológicamente, cuando abrieron, hasta el día de hoy. Y hasta empapelamos las paredes con las notas de los diferentes momentos en el tiempo. A partir de ahí empezamos a tratar de buscar lo que queríamos conseguir para ilustrarlo. Eso fue lo que nos abrió un mundo de temas para encontrar, que me parece la mejor forma de filmar un documental porque parte del trabajo se parece mucho a un rompecabezas.
¿Cuánto tiempo te llevó semejante trabajo?
Desde el principio hasta el fin terminó siendo un poco más de un año o un año y medio. Pero hubo un momento en el medio donde también investigué mucho más a fondo para saber un poco la historia que quería contar, mucho antes de elaborar las entrevistas y la edición final. Necesitaba organizarme porque es una historia bastante complicada por los diferentes géneros de música que tanto tienen que ver.
Las entrevistas con Paul McCartney o Elton John que aparecen en el documental, ¿estaban programadas desde un principio?
Siempre pensamos en darle una gran parte del documental a las entrevistas, sabiendo que también los artistas no siempre lo recuerdan todo y ciertas historias que a mí me contaron ellos tampoco se acordaban en la forma que yo había aprendido la historia. Descubrí momentos muy interesantes que yo no había escuchado nunca antes. Y supongo que una de las grandes razones por las que me pidieron que me hiciera cargo del documental es por el sentido emocional que suelo tener en mis trabajos, porque suelo conectarme con cierta química a nivel humano y emotivo de las personas. Trabajé muy duro al tratar que las entrevistas fueran como una conversación muy informal y totalmente relajada, para que aquel que viera el documental se sintiera que estaban en la misma habitación, con nosotros.

¿La parte más personal y emocionante del rodaje?
Apenas me pidieron que fuera la directora de este documental me vino a la mente la foto de mi madre cruzando la famosa calle de Abbey Road con un pony, con mi papá adelante. Había visto la foto en un libro de historia, una foto que nunca antes había visto hasta hacía poco. Y pensé que, si lograba que esa imagen fuera famosa, yo había hecho mi trabajo.
¿Por la comparación con la famosa foto de The Beatles cruzando la calle de Abbey Road?
¡Claro! Los estudios de Abbey Road quedan en una zona residencial del centro de Londres, pero muy residencial. Y siempre hay gente sacándose fotos en esa misma calle, gente que viene de todas partes del mundo, para hacer lo mismo que habían hecho The Beatles. Y yo crecí viéndolos. Hasta en Navidad llega gente para sacar esa foto. Y me di cuenta que todavía hay muchas personas que no tienen la suerte de ir hasta Abbey Road y vivir esa misma experiencia. Al ver a la gente que se saca la foto, te das cuenta que es mucho más que una atracción turística. Y es algo que siempre tuve en mente, que esa gente que viene de otros rincones del planeta, para cruzar esa misma calle, pudiera lograr que de alguna forma entraran a ver lo que pasa dentro del estudio.
¿El título siempre fue Si estas paredes cantaran?
El título ya lo habían impuesto antes de invitarme a dirigir. El título siempre estuvo así, sí. Y me gustó. No había razón para cambiarlo porque es bastante descriptivo.
¿Tu mayor desafío como directora?
El más grande desafío fue poder conseguir tiempo libre para filmar en el estudio porque estaban muy ocupados en ese momento. Tuve que bloquear alguno de los días o por la tarde cuando no tenían ninguna sesión de grabación. Y después, el otro desafío tuvo que ver con la parte del documental donde quise tener hermosas imágenes del lugar totalmente vacío, sin nadie, sin nada. Y hay muchísimos equipos, por todos lados. Tuvimos que limpiar las paredes y mover todo a los pasillos. Fue un capricho mío, porque quería mostrar el espacio vacío, como si fuera un cuadro vacío antes de pintar una obra maestra.
¿Pudiste aprovechar en ese sentido tu experiencia como fotógrafa?
Mi experiencia como fotógrafa creo que la aproveché en las entrevistas, porque como fotógrafa de retratos, las entrevistas se parecieron bastante en ese sentido cuando antes de que vinieran a la filmación, yo tenía el escenario preparado y listo, sin tener que hacer esperar a nadie. Es la mejor forma de crear un espacio ameno y calmado, sin demasiada gente alrededor, para darle también el clima de intimidad.
¿Qué hubiera pasado si no conseguías las entrevistas con los más famosos que pasaron por Abbey Road?
Bueno, cuando acepté dirigir… la gran duda fue qué pasaba si cierta gente se negaba a ser entrevistada. Hubiera sido lo peor. Y en el estudio de grabación, yo también pensé que íbamos a tener material de archivo, pero como las grabaciones son muy privadas, no hay demasiadas fotos, los músicos no quieren distracción de ninguna cámara. Enseguida me di cuenta que no iba a tener ningún material fílmico extra y las entrevistas terminaron siendo indispensables para contar nuestra historia.
¿Qué tan difícil fue conseguir las entrevistas más famosas, más allá de tener seguro a Paul McCartney y Ringo Starr?
Si no hubiera tenido a papá o a Ringo… hubiera sido todo más difícil. Después, con Elton John me enteré que había sido músico del estudio con Jimmy Page, cuando ellos todavía eran adolescentes.
Fue muy
interesante y emocionante saberlo. Ni hablar de la historia que conseguimos sobre la música de Star Wars con John Williams y George Lucas que salvó al estudio de Abbey Road cuando firmaron contrato. Cada una de las entrevistas fueron realmente importantes.
¿La mayor sorpresa que te llevaste?
Hubo muchas sorpresas ahora que lo pienso. La mayor parte del tiempo la pasé con Giles Martin (el hijo del productor de The Beatles). Y después incluso volvió cuando aceptó sacar de una caja fuerte las grabaciones maestras de The Beatles, porque están guardadas en un lugar secreto. Y cuando volvió lo filmamos reproduciendo las grabaciones y hablando también, porque él trabajó muy de cerca con su padre, el productor George Martin. Era una persona clave para mostrar la sala de grabación, trayendo por
separado las voces o algunas partes de la orquesta, para explicar bien el proceso necesario para una grabación. Me pareció una parte muy importante
para nuestro documental.
¿La mejor lección que aprendiste?
Aprendí tantas cosas que no sabía de Abbey Road, como la influencia que tuvieron con The Beatles por todos los instrumentos que había en el lugar, como el piano de la canción Lady Madonna, fue porque vieron que había un piano y dijeron “toquemos eso” y si veían una orquesta en otro estudio, los influenciaba también en alguna canción.
En Abbey Road también se grabaron comedias y algunos de esos efectos terminaron en discos de Pink Floyd como Dark Side of the Moon. Yo ni siquiera sabía que ese disco lo habían grabado ahí.
¿Qué otros clásicos se grabaron en Abbey Road que no sabías?
Los famosos temas de James Bond también se grabaron en Abbey Road. Y realmente fue muy interesante contar tantas historias tan emocionantes.