La reunión de alto nivel entre Benjamín Netanyahu y Donald Trump, celebrada este lunes en Florida, se perfila como un punto crítico para el futuro del alto el fuego en Gaza, en medio de crecientes tensiones diplomáticas, desconfianza mutua entre las partes y presiones de Estados Unidos para destrabar la segunda fase del frágil acuerdo de tregua entre Israel y Hamás.
El encuentro tuvo lugar en el complejo Mar-a-Lago, residencia de Trump, y representa la quinta reunión entre ambos líderes en territorio estadounidense en lo que va del año, en un contexto donde funcionarios de la Casa Blanca temen que tanto Israel como Hamás estén retrasando deliberadamente la implementación de los compromisos pactados.
De acuerdo con fuentes oficiales, Donald Trump, quien aseguró que la reunión se realizó a petición de Netanyahu, busca avanzar antes de enero hacia el anuncio de un gobierno tecnocrático palestino para Gaza, así como el despliegue de una fuerza internacional de estabilización, considerada clave para sostener la tregua y evitar una reanudación del conflicto armado.
Gaza, desarme de Hamás e Irán en la agenda central
Previo al encuentro con Trump, la oficina del primer ministro israelí confirmó que Netanyahu sostuvo reuniones con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, y con el secretario de Defensa, Pete Hegseth, también en Florida, como parte de una intensa agenda diplomática enfocada en seguridad regional.
La portavoz del gobierno israelí, Shosh Bedrosian, detalló que Netanyahu abordará con Trump la segunda fase del acuerdo de alto el fuego, cuyo eje central es garantizar que “Hamás quede desarmado y Gaza sea completamente desmilitarizada”, una condición que el grupo islamista ha rechazado de forma categórica.
El brazo armado de Hamás, la Brigada Ezzedine al Qassam, reiteró este lunes que no entregará sus armas mientras continúe la ocupación israelí, uno de los principales obstáculos para avanzar en las negociaciones. En el mismo mensaje, el grupo confirmó la muerte de su histórico portavoz, Abu Obeida, meses después de que Israel anunciara que falleció en un ataque aéreo en Gaza el 30 de agosto.
Además del conflicto palestino, Netanyahu busca presionar a Trump para intensificar acciones contra el programa nuclear de Irán, al que considera una amenaza directa no solo para Oriente Medio, sino también para la seguridad de Estados Unidos, en un momento de alta volatilidad regional.
Presión internacional y estancamiento de la fase dos
La visita del primer ministro israelí coincide con días de intensa diplomacia internacional en Palm Beach, donde Trump recibió el domingo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para discutir posibles salidas a la invasión rusa, lo que refuerza el papel de Estados Unidos como actor central en múltiples crisis globales.
El alto el fuego en Gaza, alcanzado en octubre, es considerado uno de los principales logros del primer año de Trump tras su regreso al poder, pero tanto su administración como los mediadores regionales —Catar, Egipto y Turquía— buscan evitar que el proceso se estanque.
“El momento de la reunión es muy significativo. La fase dos tiene que empezar”, afirmó Gershon Baskin, copresidente de la organización Alliance for Two States, quien participó en negociaciones indirectas con Hamás. El analista advirtió que Hamás ha tenido tiempo suficiente para reconstituir su estructura, lo que complica el escenario.
La primera fase del acuerdo permitió la liberación de la mayoría de los rehenes capturados durante el ataque del 7 de octubre de 2023, aunque ambas partes se acusan mutuamente de violaciones constantes del alto el fuego.
La segunda etapa contempla la retirada gradual de Israel de Gaza, el desarme de Hamás, la instalación de una autoridad interina palestina y el despliegue de una fuerza internacional de estabilización, puntos que hoy permanecen bloqueados.
Frustración en Washington y cálculo político en Israel
De acuerdo con el medio estadounidense Axios, Trump planea convocar en enero, durante el Foro Económico de Davos, la primera reunión de un Consejo de Paz para Gaza, presidido por él mismo. Sin embargo, altos funcionarios de la Casa Blanca han expresado creciente frustración con Netanyahu, al considerar que frena deliberadamente el avance del proceso.
“Hay señales claras de que la administración estadounidense se está frustrando con Netanyahu”, señaló Yossi Mekelberg, analista del centro de estudios Chatham House, quien advirtió que la fase dos “simplemente no avanza”.
El experto sostuvo que el primer ministro israelí busca desviar la atención de Gaza hacia Irán, justo cuando Israel se aproxima a un año electoral, lo que añade una dimensión política interna a un conflicto de alcance internacional.
Mientras tanto, el futuro del alto el fuego en Gaza permanece en suspenso, condicionado a decisiones clave que se toman lejos del terreno, pero cuyos efectos siguen marcando la estabilidad de Oriente Medio y la agenda geopolítica global.
