Las obras de arte que inspiraron a Guillermo del Toro en su versión de Frankenstein

El estreno de Frankenstein, dirigida por Guillermo del Toro para Netflix, no solo destacó por su éxito de audiencia, 29.1 millones de vistas en su primera semana, sino también por la conversación que abrió sobre la manera en que el cine dialoga con otras expresiones artísticas.
La película, protagonizada por Jacob Elordi, Oscar Isaac y Mia Goth, llamó la atención por su estética detallada, su ambientación y el extenso trabajo técnico detrás de cámara, incluido el proceso de maquillaje que transformó a Elordi durante horas cada día.
Pero más allá de esos elementos, el público comenzó a notar que varias escenas parecen inspirarse directamente en obras de arte reconocidas, algo que refuerza la sensibilidad visual que ha caracterizado el trabajo del director.
Las referencias visuales que enriquecen la película de Guillermo del Toro
Desde los primeros minutos, la película deja ver una clara intención estética. El uso de sombras, los contrastes marcados y la forma de encuadrar a los personajes hacen evidente que Del Toro quiso construir una historia que no solo se contara por diálogos, sino también por imágenes.
Esta aproximación recuerda a estilos pictóricos del Renacimiento, del Barroco y de movimientos del siglo XVII, donde la iluminación y la composición tenían un peso decisivo.
La adaptación de Del Toro toma estos elementos para reforzar las emociones que rodean a los personajes y los dilemas centrales de la historia: la creación, la identidad, la fragilidad y la muerte.
Aunque la película es una reinterpretación de la novela de Mary Shelley, muchas de sus escenas parecen sacadas directamente de cuadros que han marcado la historia del arte occidental.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_7_0.jpg)
Las Meninas: el juego de perspectivas que aparece en Frankenstein
Uno de los guiños más evidentes aparece en una de las primeras escenas, cuando el personaje interpretado por Oscar Isaac gira para observar a su hermano William.
La forma en que la cámara organiza el espacio recuerda directamente a Las Meninas de Diego Velázquez.
El efecto de perspectiva, las miradas entre los personajes y el “juego de ventanas” dentro del encuadre evocan el estilo del cuadro de 1656, que ha sido estudiado durante siglos por su compleja estructura visual.
Del Toro usa este recurso para mostrar jerarquías y tensiones familiares sin necesidad de diálogos. El encuadre funciona como una presentación silenciosa de los roles que cada personaje ocupa dentro de la historia.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_2.jpg)
El cráneo de Yorick: un gesto de Hamlet trasladado al horror gótico
Más adelante, la criatura sostiene un cráneo en lo que parece ser un campo arrasado por la guerra.
La postura y la quietud del personaje recuerdan al icónico momento de Hamlet en el que el protagonista sostiene el cráneo de Yorick. Este gesto, muy representado en la pintura europea, suele relacionarse con la reflexión sobre la mortalidad.
Del Toro incorpora este símbolo para mostrar la manera en que la criatura observa la muerte no desde una perspectiva filosófica, sino desde la curiosidad propia de alguien que intenta comprender el mundo al que acaba de llegar.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_6.jpg)
Medusa: el mito y la monstruosidad como espejo del personaje
En la torre donde Victor Frankenstein lleva a cabo su experimento, aparece una escultura inspirada en la Medusa de Caravaggio.
La cabeza decapitada de la figura mitológica está colocada como un elemento decorativo, pero funciona también como un comentario visual sobre lo que significa ser visto como un monstruo.
La obra original de Caravaggio, pintada sobre un escudo, representa el instante de horror y transformación. En la película, la presencia de esta figura subraya el miedo hacia lo desconocido, un tema que acompaña a la criatura en todo momento.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_3.jpg)
Vanitas: la fragilidad de la vida en una escena clave
En otra secuencia, Del Toro hace referencia al género Vanitas, característico del siglo XVII, representado por artistas como Simon Renard de Saint-André.
Este tipo de pinturas reunía objetos como calaveras, flores marchitas, relojes o frutas en descomposición para recordar la fugacidad de la vida.
La película retoma esta estética mediante una mesa dispuesta al inicio del relato. La forma en que están colocados los objetos (algunos deteriorados, otros aún intactos) funciona como una introducción simbólica al tono de la historia, donde la muerte y la decadencia están siempre presentes.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_5.jpg)
La incredulidad de Santo Tomás: un gesto que Del Toro transforma
Una de las interacciones más comentadas es aquella en la que Elizabeth observa y toca una de las heridas de la criatura. El gesto recuerda a La incredulidad de Santo Tomás, obra atribuida a Caravaggio.
En la pintura barroca, el apóstol introduce sus dedos en la herida de Jesús para comprobar lo que está viendo.
Del Toro toma esta referencia para mostrar la mezcla de sorpresa y desconcierto de Elizabeth. La escena no reproduce la pintura literalmente, pero conserva la fuerza del momento en el que un personaje necesita comprobar algo con sus propios sentidos para entenderlo.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_4.jpg)
La Creación de Adán: la alusión al origen y al vínculo entre personajes
La referencia más famosa llega en una escena entre Elizabeth y la criatura en la que ambos extienden sus manos.
El encuadre remite al fresco La creación de Adán de Miguel Ángel, pintado en 1511 en la Capilla Sixtina. En la pintura, Dios y Adán se acercan con los dedos casi tocándose, un gesto que simboliza el instante en que se otorga la vida.
En la película, este movimiento adquiere un significado distinto, enfocado en el descubrimiento mutuo entre los personajes. La criatura, que intenta entender su propia existencia, encuentra en ese gesto una forma de conexión.
:quality(75)//media/inside-the-note/pictures/2025/11/15/las_obras_de_arte_que_inspiraron_a_guillermo_del_toro_en_su_version_de_frankenstein_1.jpg)
A lo largo del filme, cada guiño artístico dialoga con la historia original de Shelley y con la visión del propio director. Esta mezcla da como resultado una película que se nutre tanto de la tradición pictórica como del cine contemporáneo, mostrando cómo las artes pueden complementarse para contar una historia más compleja.



