Deportes

Fiebre azul ataca a los fans de Canadá

WINDSOR, Canadá.- El jersey con el dorsal 4 de George Springer es el más buscado en las tiendas de deportes del país de la hoja de maple desde hace un par de días, cuando su jonronazo mandó a los Blue Jays  a su primera Serie Mundial desde 1993. Sin rodeos,  en este país se ha despertado una fiebre peculiar por su equipo de beisbol

 

 

 

No hay más, desde que desaparecieron los Expos, éste es nuestro equipo”, dice Jeremy Roop, quien trabaja para Parks Canada en San Juan de Terranova.

Este gélido país lleva un par de décadas con una sola franquicia en Grandes Ligas luego de que Montreal se quedara sin su preciada novena de la Liga Nacional, hoy los Nationals de Washington, y aunque la nostalgia hace ver en muchos aficionados esas coloridas gorras de los Expos, aquí y allá, la verdad es que ese espacio fue tersamente ocupado por las aves azules de Toronto, la principal urbe de Canadá.

Apenas el lunes, seis millones de televidentes (en un país de unos 41 millones de habitantes) miraban a los Blue Jays  vencer a Seattle en el séptimo duelo por el cetro de la Liga Americana, un récord de audiencia para un encuentro de beisbol en Canadá.

Se vive por acá un particular otoño. De igual forma se ve exhibido un jersey del mexicano Alejandro Kirk en la tienda Maverick Sports de la calle Water Street en la vieja St. John’s, en la lejana isla de Newfoundland, que uno de Joe Carter en el Devonshire Mall de Windsor, Ontario.

Y hablando de momentos icónicos, aquel toletazo de Carter ante los Filis coronó un 1993 glorioso para del deporte canadiense, que vio coronarse bicampeones a los Blue Jays y también a los Canadiens de Montreal en el hockey de la NHL, ningún otro equipo del llamado True North ha vuelto a levantar la Stanley Cup desde entonces, una herida abierta en la afición.

El hockey es el deporte nacional del segundo país más grande del mundo, es una pasión difícil de describir y les cala en el orgullo que los equipos estadunidenses hayan monopolizado los títulos desde finales del siglo pasado; y como para echar más sal en la herida, los Oilers de Edmonton llevan dos años seguidos perdiendo la final de la Stanley ante los Panthers de Florida. Por eso ahora muchos ven lo de los Jays ahora como una oportunidad de ganarle a Estados Unidos en el que es su pasatiempo nacional, en tiempos en los que las álgidas relaciones diplomáticas con aquel país han gestado un sentimiento de revancha por estos lares, que incluye por supuesto al deporte.

Algunos comparan este fenómeno azul que irradia desde Vancouver hasta Halifax con lo ocurrido con los Raptors en la NBA en 2019. Canadá se quedó sólo con el equipo de Toronto en la liga más grande del basquetbol cuando los Grizzlies de Vancouver se mudaron a Memphis, Tennessee, en 2001, por lo que ese título ante los Bucks fue celebrado de costa a costa.

Ahora, el mismo primer ministro Mark Carney no ha desaprovechado la oportunidad para abrazar este sueño beisbolero de la nación que comenzó a liderar a inicios de este año al señalar que lo de Springer fue sensacional pues “salió caminando con una sola rodilla”, en referencia a la lesión del exjugador de los Astros de Houston.

El mandatario agregó que le recordó mucho a aquel cuadrangular de Carter ante Mitch Williams que dejó a Filadelfia tendido sobre el diamante del Sky Dome, ahora llamado Rogers Centre, pero que sigue albergando a los Blue Jays.

Carney tenía 28 años cuando celebraba el bicampeonato de los Jays y también haber concluido una Maestría en Filosofía, y Springer era un niño de apenas cuatro años cumplidos. Vaya que el tiempo ha pasado, y Canadá espera que, ante los Dodgers, que sus Jays puedan hacer de este otoño una joya indeleble como la que aquel 1993.

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