Internacional

“Me encanta Hitler”: Filtran chat de Jóvenes Republicanos con insultos racistas y amenazas violentas

Los líderes de varios grupos estatales de Jóvenes Republicanos en Estados Unidos temían las consecuencias si algún día se filtraban sus conversaciones privadas de Telegram, pero aun así intercambiaron en ese foro mensajes cargados de insultos racistas, comentarios antisemitas y fantasías violentas. Esos temores se hicieron realidad: una investigación publicada por Politico reveló miles de mensajes en los que estos jóvenes dirigentes conservadores se referían a los negros como “monos” y “gente de la sandía”, reflexionaban sobre meter a sus oponentes políticos en cámaras de gas, hablaban de violar a sus enemigos y elogiaban a quienes “apoyaban la esclavitud”.

Los mensajes filtrados provienen de un chat grupal de Telegram llamado “RESTORE YR WAR ROOM” (“Restaurar nuestro cuarto de guerra”), que entre enero y agosto reunió a jóvenes líderes republicanos de Nueva York, Kansas, Arizona y Vermont. En ese espacio privado los participantes hablaban sin tapujos, mezclando conversaciones de estrategia de campaña con estallidos de retórica extremista.

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Chats cargados de odio

Entre otras cosas, Peter Giunta —entonces presidente de los Jóvenes Republicanos del Estado de Nueva York— advirtió que “todos los que voten no irán a la cámara de gas. Y todo el que nos apoyó, pero luego votó en contra, irá a la cámara de gas”, refiriéndose a quienes no respaldaran su candidatura para liderar la Federación Nacional de Jóvenes Republicanos. Cuando un miembro cuestionó por qué incluso los partidarios disidentes serían gaseados, Giunta respondió: “Voy a crear algunos de los mejores métodos de tortura fisiológica conocidos por el hombre. Solo queremos verdaderos creyentes”.

Otros integrantes del chat celebraron estos comentarios. “¿Podemos arreglar las duchas? Las cámaras de gas no encajan con la estética de Hitler”, escribió Joe Maligno, exasesor jurídico de los Jóvenes Republicanos de Nueva York. “Estoy lista para ver a la gente arder ahora”, agregó Annie Kaykaty, miembro del Comité Nacional de esa organización. En otro intercambio, Alex Dwyer, presidente de los Jóvenes Republicanos de Kansas, aseguró que un grupo votaría por el candidato más derechista, a lo que Giunta respondió: “Genial. Me encanta Hitler”.

La recopilación obtenida por Politico —más de 2 mil 900 páginas de chats— muestra que los participantes emplearon abiertamente insultos denigrantes contra casi todos los grupos minoritarios. William Hendrix, vicepresidente de los Jóvenes Republicanos de Kansas, usó términos como “n-ga” y “n-guh” (variantes censuradas de un insulto racial de “negro”) en repetidas ocasiones. Bobby Walker, entonces vicepresidente de los Jóvenes Republicanos del Estado de Nueva York, llegó a calificar como “épico” el acto de violar a un adversario político.

También lanzaron insultos homófobos, burlas antiasiáticas y comentarios despectivos hacia latinos y judíos. En total, Politico contabilizó más de 250 epítetos ofensivos en las conversaciones.

 

 

 

“Si lo dices una o dos veces, es una broma; 251 veces, deja de serlo”, observó Art Jipson, profesor de la Universidad de Dayton especializado en extremismo, al analizar la frecuencia de estos insultos al ser consultado por Politico.

Un ala radical en ascenso

Los miembros del chat buscaban reforzar el ala más derechista del partido. De hecho, su grupo privado coordinaba una campaña para tomar el control de la Federación Nacional de Jóvenes Republicanos con una plataforma abiertamente favorable a Donald Trump. Giunta, de 29 años, casi logró su objetivo: el pasado julio perdió por estrecho margen la elección para presidir la federación nacional, tras haber obtenido el respaldo de figuras influyentes como Stefanik y el veterano asesor Roger Stone.

Observadores señalan que en los últimos años se han relajado las normas tradicionales del discurso político, haciendo más tolerables expresiones antes impensables. “Cuanto más abierto y liberador es el ambiente político —como con la llegada de Trump—, más se anima a jóvenes y mayores a contar chistes y hacer comentarios racistas”, explicó el veterano sociólogo Joe Feagin, de la Universidad Texas A&M a Politico.

La cultura interna del chat incorporaba guiños a la simbología neonazi y un humor ultraderechista. En una ocasión, cuando alguien preguntó en qué habitación de hotel se hospedaban, Alex Dwyer respondió: “1488”, un código supremacista que combina el lema de 14 palabras sobre la supervivencia de la raza blanca con el número 88 (por “Heil Hitler”).

En febrero, Giunta incluso elogió a un club de adolescentes republicanos del condado de Orange (Nueva York) diciendo que “apoyan la esclavitud y todo eso” y calificándolos de “basados” (un término de internet que en los foros de extrema derecha equivale a radical o fiel a principios ultra, como sinónimo de “tirar verdades”). Estos mensajes, normalizados como bromas internas, reflejan cómo discursos extremistas que antes habrían sido tabú ahora florecen en ciertos sectores juveniles conservadores.

 

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Consecuencias rápidas y disculpas

La filtración del chat provocó reacciones inmediatas. Will Hendrix fue despedido de su cargo como asistente en la fiscalía general de Kansas apenas se conocieron sus mensajes racistas. “Los comentarios en el chat son inexcusables”, afirmó el fiscal general Kris Kobach al anunciar su destitución. Bobby Walker, por su parte, tenía previsto trabajar en la campaña de un candidato al Congreso en Nueva York, pero esa oferta fue rescindida tras salir a la luz su participación en el chat.

Líderes republicanos de alto perfil también condenaron el contenido de las conversaciones. La congresista Elise Stefanik y el líder de la minoría republicana en el Senado estatal de Nueva York, Rob Ortt, expresaron su repudio y pidieron la renuncia de los involucrados. “Este comportamiento es indefendible y no tiene cabida en nuestro partido ni en la vida pública”, declaró Ortt, calificando los mensajes de racistas, antisemitas y misóginos.

La dirección nacional de los Jóvenes Republicanos también se pronunció: Hayden Padgett, presidente de la federación juvenil (y blanco de algunos de los insultos más extremos en el chat), afirmó que “la organización condena toda forma de racismo, antisemitismo y odio” y subrayó que tal comportamiento no tiene lugar en sus filas.

La exposición de los chats sacó a flote una lucha interna entre facciones juveniles del partido. Giunta alegó que la filtración fue orquestada por su rival Gavin Wax, exlíder de los Jóvenes Republicanos neoyorquinos, para destruir su carrera. De hecho, un integrante del chat, Michael Bartels —asesor en la Agencia Federal de Pequeñas Empresas durante el gobierno de Trump— presentó una declaración jurada afirmando que Wax lo presionó y amenazó para que entregara el registro completo de la conversación grupal.

Aun así, Giunta se disculpó públicamente por el “lenguaje insensible e inexcusable” de sus mensajes, aunque sugirió que el registro filtrado podría haber sido “manipulado engañosamente”. Walker también expresó arrepentimiento, admitiendo que el tono de sus mensajes fue “erróneo e hiriente” y prometiendo tener más cuidado en el futuro.

Incluso dentro del chat, algunos miembros parecían conscientes del riesgo de sus palabras. En un momento, Walker bromeó diciendo que “si alguna vez se filtrara este chat, nos cocinarían vivos”. Esa macabra premonición se cumplió: la revelación de su retórica de odio ha puesto en jaque las carreras de varios de estos jóvenes dirigentes, provocando despidos, rupturas internas y un profundo daño a la imagen del movimiento juvenil republicano.

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