Noche épica: Bad Bunny enciende el Estadio GNP Seguros con un espectáculo único

Benito, hijo de Benito, le decían Tito”, se escuchó en el sonido del Estadio GNP Seguros presentando anoche a Bad Bunny y fue suficiente para que el público reventara en un grito.
Por fin, el disco Debí tirar más fotos sonaría en vivo en México, el manifiesto, la declaración de Bad Bunny donde sostiene su identidad como puertorriqueño y, más aún, como latino. Y desde el primer momento así sonó, con el cuatro puertorriqueño presentando La MuDANZA y declarando su amor a México.
Ustedes son la última ciudad que voy a visitar este año y eso no fue casualidad, eso fue planificado. ¡Hay que cerrar el año en México! Y yo sé que ustedes no van a decepcionar. La primera noche de ocho necesito probar la energía, necesito que canten lo más fuerte posible. ¡Todo el mundo cantando lo más fuerte posible!”, exclamó Benito. El GNP fue un rugido con Callaita, uno de los primeros clásicos de la noche. “Ella es callaita, pero pa’l sexo es atrevida, yo sé, marihuana y bebida”, coreó el público desde la grada más alta hasta la zona vecinos junto al boricua.
¡Por si no los veo, Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo México!”, gritó Bad Bunny antes de que comenzara Turista, que tocó en una suerte de paso doble, de danzón, trajeado en blanco, elegante a la usanza de Nueva York en los sesenta y setenta, con saco cruzado, lentes de gota grandes y oscuros, sacando sus mejores pasos al ritmo del tumbao.
Este show se trata de ustedes, de nosotros, se trata de la unión de Puerto Rico con México y de América Latina, de olvidarse de todo lo que pueda estar ocurriendo afuera y gozar este momento que no se va a repetir. Así que canten lo más que puedan, bailen lo más que puedan. Es un momento único, solo ustedes pueden lograrlo”, agregó el cantante, y entonces comenzó Nadie Sabe (corregida la referencia a “¡Nuevayoooooool!” que es parte de la letra), con una trompeta rasgando con todo de la mano del grupo Chuwi, siempre acompañando a Bad Bunny como buen conjunto salsero.
Entre el público, las cámaras colgaban de los cuellos, una cadena que portaba una carcasa de cartón con figura de Pentax, esas cámaras metálicas, análogas, y en el centro, en su objetivo, una luz encendía de diferentes colores, una variante de las pulseras que comúnmente se entregan en los conciertos ahora colgando en el pecho.
Pero, además, en la primera parte del concierto no hubo pie al perreo, ni siquiera en Callaita del disco Un verano sin ti. Todo fue en salsa, paso doble, danzón, bomba y plena, ritmos afroantillanos, caribeños, que el público bailaba en pareja, sacudiendo las caderas.
Terminó el primer tercio del show, y Concho, la simpática ranita, comenzó a hablar. “Menos mal que Benito me invitó. Probé ya los tacos de birria, el pozole, tacos de canasta… fueron varios sitios, pero principalmente fue el Zócalo. Ahora que estoy aquí, saben lo que voy a hacer, ¿verdad? Dar vueltas con mis incomprendidos”, se vio a la rana en la pantalla antes de que Bad Bunny pasara a su famosa y polémica Casita en medio del estadio, dejando sin visibilidad a los fans hasta adelante y cantando Kloufrens.
Tití me preguntó continuó el repertorio, cuando toda la zona de hasta adelante descubrió que todo el escenario en pista estaba abierto para caminar hasta la Casita, o bueno, lo más cerca posible de ella para ver un poco del show en este concepto de Bad Bunny.
Ese fue sólo el primer tema de la seguidilla de canciones de Un verano sin ti. Siguieron Neverita y Me porto bonito, pero también repasó su disco pandémico, uno que marcó un antes y un después en su carrera: YHLQMDLG (Yo hago lo que me da la Gana), con temas como Si veo a tu mamá, Bichiyal y el clásico que retumbó, Yo perreo sola. Todo con un Benito ahora en shorts, gorrita y suéter, abandonando el traje.
La dualidad, ahí desde la Casita fue puro perreo, puro dembow. “Comenzó el perreo y le vamos a dar”, dijo Bad Bunny, y agregó: “Yo sé que ustedes le meten al perreo”, antes de continuar con Safaera. Cuando llegó el momento de interpretar Efecto, el Conejo Malo tuvo un tropiezo que lo llevó al suelo del techo de la Casita. Ahí estuvo un segundo tirado sin cantar, pero pronto se levantó y continuó con el show sin mayor percance de lo que, desde esa altura de poco más de dos metros, pudo haberlo lastimado.
El show continuó con trap duro, de ese con el que comenzó: Diles primero, luego Mónaco de su disco Nadie sabe lo que va a pasar mañana, además del tema exclusivo de la noche Chambea. Y antes de volver al escenario principal subieron Los Pleneros de la Cresta, un grupo de plena que se dio a conocer al mundo por su colaboración junto a Bad Bunny en Debí tirar más fotos. Entonces el Conejo agradeció:
Son muchos años viniendo, gracias por aquel que creyó en mí antes de que el mundo lo hiciera, los que me vieron desde así”, expresó. Su primera vez en la capital fue en el Pepsi Center, y ahora lleva dos visitas a estadios: primero el Azteca y ahora el GNP. “Gracias por aceptar nuestra música, gracias por permitir que la plena, sonido de Puerto Rico, haya llegado tan lejos. Agradecido siempre por el cariño que me ha dado el pueblo mexicano. Los represento a ustedes también, a todo latino, y quiero que todos canten con nosotros”.
Merengue y salsa cerraron la noche. El Apagón de Un verano sin ti y Debí tirar más fotos dieron cerrojo a la primera noche, de ocho, llena de energía, nostalgia, sus mejores temas actuales y una energía mexicana salsera, que zapateó y también perreó con el hijo pródigo del bonito Puerto Rico.
BAD BUNNY, EL FENÓMENO
Bad Bunny visitó por primera vez la Ciudad de México era apenas conocido por los fans del trap que, para entonces, eran pocos y considerados un nicho. Fue en 2017, en el Pepsi Center WTC, un venue para máximo 8 mil personas. Pero su éxito fue en ascenso, que para 2018 llenó el Auditorio Nacional, pero su verdadero éxito vendría al agotar la Arena Ciudad de México en 2019 tras el éxito de su primer álbum en solitario ×100Pre.
Él evolucionó gradualmente, maduró junto a su público, su voz, su vestimenta, sus mensajes, sus videos donde desafiaba los arquetipos machistas, le habló a una generación marcada por la soledad de la pandemia, llena de nostalgia y de incertidumbre por lo que pudo ser. Hasta comenzar a hablar de orgullo latino en 2022 con su disco Un Verano Sin Ti y llenar el Estadio Azteca en dos ocasiones.
Ahora regresa a la capital, como un fenómeno del pop latino. Ha sido el primer artista de habla hispana en ser nominado al máximo premio de los Grammy, mejor artista del año, y aunque no ganó ha puesto a cantar hasta a África en español o para no irnos tan lejos regañó a Jimmy Fallon en su propio programa (el más visto de Estados Unidos) por no aprender a hablar español.
DTMF su último álbum, incluyó la actuación principal en sus videos musicales del poeta Jacobo Morales, boricua, y se centró en temas como la gentrificación, la colonización y apropiación cultural de Estados Unidos sobre la isla. Pasó de cantar al amor al deseo, del perreo a la salsa, del nicho a ser el fenómeno pop más importante del momento.
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Su evolución:
X100PRE (2018)
Bad Bunny debuta con un disco que mezcla trap latino, reggaetón y electrónica muy oscura, su identidad marcada por la irreverencia, los colores neón, la experimentación estética. En X100PRE se siente un Benito en bruto, con letras que van del desamor juvenil al deseo, una vibra nocturna, anárquica y melancólica que definió el sonido urbano de fin de década; su look era excéntrico, uñas pintadas, gafas futuristas y una personalidad que se ocultaba tras ellas. Temas como Si Estuviésemos Juntos o Solo de mí, abrirían su camino para lo siguiente.
Oasis (2019, con J Balvin)
En Oasis, Bad Bunny entró en un terreno más cálido, playero todo en colaboración con J Balvin fueron a lo comercial, pero sin perder su individualidad estética, mezcla dembow, pop urbano y reggaetón se relajó, se mostró más, fue menos oscuro, más de fiesta, digamos más pop. Aquí su vestimenta vira hacia lo tropical, colores vivos y siluetas amplias que acompañan un discurso musical sobre el verano, la vibra latina y la hermandad creativa con Balvin. El álbum muestra a Benito entendiendo que ya es figura internacional y puede jugar con la cultura pop sin dejar de sonar puertorriqueño.
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YHLQMDLG (2020)
Su manifiesto: Bad Bunny vuelve al reggaetón clásico de perreo muy dominicano, con un sonido lleno de energía de aquí emanan himnos como Yo Perreo Sola o Safaera, callejero y nostálgico, mientras su imagen se solidifica en el streetwear, las cadenas gruesas y las referencias a la vieja escuela boricua. Las letras son un homenaje a la juventud, la fiesta y la memoria colectiva del género, combinando identidad barrial con pop; aparece un Benito más consciente del legado que piensa dejar, de dónde viene el reggaetón y quiénes lo formaron. Visualmente mezcla lo urbano noventero con toques de rebeldía queer.
Las Que No Iban a Salir (2020)
En este proyecto más improvisado, grabado durante la pandemia, Bad Bunny mezcla colaboraciones sueltas, Don Omar, Zion y Lenox, Nicky Jam. Mete experimentos vocales y ritmos que van del trap a la balada urbana. Su identidad aquí es doméstica, íntima, espontánea, mostrando un Benito sin filtro, más humano, con letras de deseo, reconciliación y cotidianidad. La estética es menos producida, más “de casa”, contrastando con la magnitud de YHLQMDLG, pero revelando su versatilidad incluso en la crudeza.
Un Verano Sin Ti (2022)
Este álbum es luz, mar, Caribe, pertenencia y comunidad; mezcla indie caribeño, dembow, reggaetón, ritmos playeros y toques de electrónica suave, mucho merengue, ritmos que comenzaban a ser reconocibles para una generación que ya cantaba sus temas pero renegaba aún de su impacto. Con una identidad estética basada en la nostalgia veraniega: flores, colores pastel y desenfado. Las letras hablan de despedidas, libertad, baile, melancolía y un romanticismo playero, mientras Benito se coloca como embajador del Caribe contemporáneo. Aquí su figura pública es menos polémica y más cultural. Después de la playa, Me Porto Bonito y La Corriente, entre otros himnos.
DTMF
En el llega la identidad política que empieza a hablar de Puerto Rico y quizá de toda Latinoamérica, la gentrificación, el turismo excesivo y la presión cultural sobre la isla. Su estética visual es más madura, se ha vuelto orgulloso, territorial: colores neutros, códigos urbanos mezclados con referencias a la tierra y al hogar. Las letras reflejan conflicto interior: ser una figura global mientras denuncia los cambios impuestos a su comunidad; aquí aparece un Benito más crítico, más serio, que suena igual de calle pero más social.
Nadie Sabe Lo Que Va a Pasar Mañana (2023)
Regresó al trap oscuro, Bad Bunny es criticado, lanza el celular de una fanática y todos lo cuestionan, lo cancelan, lo castigan adopta una identidad de elegancia mafiosa: trajes, gabardinas, gafas grandes, referencias al lujo y a la calle. El sonido es áspero, cinematográfico, en el mismo disco dice hablarle a sus verdaderos fans lleno de sintetizadores densos, drums agresivos y un flow más arrogante, con letras sobre fama, traición, poder, enemigos y la sensación de no deberle nada a nadie.
ALGUNOS DE SUS PREMIOS:
GRAMMY AWARDS
2021 – Best Latin Pop or Urban Album – YHLQMDLG
2022 – Best Música Urbana Album – El Último Tour Del Mundo
2023 – Best Música Urbana Album – Un Verano Sin Ti
LATIN GRAMMY
2025 – Best Urban Fusion/Performance
2025 – Best Urban Song
2025 – Best Reggaeton Performance – Voy a Llevarte Pa’ PR
2025 – Album of the Year – Debí Tirar Más Fotos
2025 – Best Urban Music Album – Debí Tirar Más Fotos



