José Luis Urquidy volvió a dictar cátedra en el montículo y, con otra salida dominante, encaminó a los Venados de Mazatlán a un triunfo contundente 7-1 sobre los Tomateros de Culiacán, un resultado que sostiene el impulso del equipo en el arranque de la segunda vuelta y que, además, fortalece la misión personal del lanzador mazatleco en este invierno.
El derecho sinaloense llegó a esta campaña invernal con una meta muy puntual: recuperar su nivel para volver a Grandes Ligas luego de haber quedado en libertad por los Tigres de Detroit tras la temporada 2024.
Lejos de mostrar duda, Urquidy ha convertido cada una de sus aperturas en una muestra de control, experiencia y competitividad, atributos que lo han distinguido durante toda su carrera profesional.
Esa consistencia no sorprende para alguien con su pedigree. Urquidy es el lanzador latinoamericano con más triunfos en la historia de la Serie Mundial, con tres victorias conseguidas entre 2019 y 2022 con los Astros de Houston, una marca que lo mantiene como referencia obligada del pitcheo mexicano en el máximo nivel.
Su desempeño en juegos de alto calibre siempre ha sido su carta de presentación, y este invierno está agregando argumentos para mantenerse vigente ante los equipos de MLB.
En esta actuación, Urquidy lanzó seis entradas de una carrera, con cinco hits permitidos y seis ponches. Con ello, sumó su segunda victoria del invierno y redujo su efectividad a 1.38 en cinco aperturas, números que lo colocan entre los brazos más dominantes de la Liga.
La única salvedad es que, debido a la cantidad de innings lanzados, aún no aparece oficialmente entre los líderes de pitcheo; le faltan seis entradas para cumplir con el mínimo necesario, aunque su rendimiento ya está al nivel de los mejores.
Su buen momento individual también ha coincidido con la mejoría colectiva de los Venados. El equipo evitó el último lugar en la primera vuelta y ahora ha iniciado la segunda con marca de 3-2, ubicándose en el cuarto puesto de esta fase.
En la sumatoria de puntos, Mazatlán marcha en séptimo lugar, una posición que hoy les da boleto a los playoffs y que describe con claridad el ascenso competitivo que han vivido tras un inicio irregular.
Con Urquidy en plan grande, los Venados no solo ganan estabilidad en la rotación: ganan identidad.
