¿Quién es el afgano que disparó contra dos guardias nacionales de EU en Washington?

El hombre sospechoso de haber baleado a dos soldados de la Guardia Nacional a pocos bloques de la Casa Blanca no es un recién llegado anónimo al sistema migratorio de Estados Unidos. Rahmanullah Lakanwal, de 29 años, es un ciudadano afgano que colaboró durante años con fuerzas estadunidenses en Afganistán, llegó al país bajo un programa especial de evacuación y acababa de consolidar su estatus de protección cuando se vio involucrado en el ataque.
El tiroteo, descrito por las autoridades como una emboscada dirigida, dejó a dos miembros de la Guardia Nacional de Virginia Occidental en estado crítico cerca de una boca de metro en el centro de Washington, en la zona de Farragut Square, el miércoles por la tarde. Tras un intercambio de disparos con otros efectivos, Lakanwal resultó herido y fue detenido.
El presidente Donald Trump calificó el hecho como un “acto terrorista”, promesa de que el sospechoso “pagará un precio muy alto” y ordenó una revisión de todos los casos de afganos admitidos en el país durante el gobierno de Joe Biden. Pocas horas después, el servicio de inmigración estadounidense (USCIS) anunció la suspensión inmediata e indefinida del procesamiento de solicitudes de inmigración de ciudadanos afganos, a la espera de una nueva revisión de los protocolos de seguridad.
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¿Quién es Rahmanullah Lakanwal y cómo llegó a EU?
Según medios estadounidenses y familiares citados por NBC, Lakanwal llegó al país en septiembre de 2021 como parte de un programa para afganos que colaboraron con Estados Unidos y sirvió durante diez años en el ejército de su país apoyando a las fuerzas especiales estadunidenses. Uno de sus familiares declaró a ese canal que Lakanwal es originario de la provincia de Khost, en el sureste de Afganistán, y pasó parte de su servicio militar en una base en la provincia de Kandahar, cuna histórica de los talibanes.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Lakanwal trabajó “con el Gobierno de Estados Unidos, incluida la CIA, como miembro de una fuerza asociada en Kandahar” durante la guerra en Afganistán, lo que lo colocaba entre el grupo de afganos considerado de alto riesgo de represalias tras el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021.
Durante dos décadas, cientos de miles de afganos trabajaron para fuerzas extranjeras, embajadas y ONG financiadas por Estados Unidos. Muchos temían convertirse en blanco de violencia por esas colaboraciones, lo que llevó a Washington a crear vías especiales como las Visas Especiales de Inmigrante (SIV) y, posteriormente, la Operación Allies Welcome.
Según la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, el sospechoso “se encontraba entre las muchas personas admitidas en masa, sin verificación previa, en Estados Unidos bajo la Operación ‘Allies Welcome’”, introducida por la administración del presidente demócrata Joe Biden para ayudar a los afganos que habían colaborado con Estados Unidos.
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El sospechoso arribó al país el 8 de septiembre de 2021, menos de un mes después de la toma del poder por los talibanes. Operation Allies Welcome, coordinada por el DHS, facilitó la entrada de alrededor de 90 mil afganos vulnerables, muchos de ellos intérpretes, personal de seguridad y empleados de proyectos financiados por Estados Unidos, desde bases militares en terceros países hasta comunidades de acogida en territorio estadunidense.
En ese momento, más del 40% de los afganos incluidos en el programa cumplían los requisitos para la Visa Especial de Inmigrante (SIV), destinada a quienes habían asumido “riesgos significativos en apoyo del personal militar y civil estadounidense en Afganistán”. Otros grupos vulnerables, como defensores de derechos humanos y periodistas, también ingresaron a Estados Unidos bajo este programa.
Las autoridades no han confirmado si Lakanwal recibió una SIV, necesaria para obtener la “green card”, la tarjeta de residencia permanente. De acuerdo con un funcionario del gobierno citado por Reuters, el afgano solicitó asilo en diciembre de 2024 y obtuvo la aprobación en abril de 2025, ya bajo la presidencia de Trump.
NBC News, citando a un familiar no identificado, informó que Lakanwal se instaló en el estado de Washington, donde no tenía antecedentes penales conocidos y trabajaba para la empresa Amazon en tareas logísticas. La familia aseguró que llevaban meses sin hablar con él y que desconocían cualquier señal de radicalización o problemas graves de salud mental.
Desde agosto de 2021 y el regreso de los talibanes al poder, más de 190 mil afganos han sido reasentados en Estados Unidos mediante diferentes programas, según datos del Departamento de Estado. Decenas de miles más, incluidas personas que trabajaron como traductores o en fuerzas de seguridad afganas, siguen esperando su reasentamiento, en muchos casos refugiados temporalmente en países como Pakistán o Qatar.
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¿Quiénes son los agentes atacados por Lakanwal?
Los dos jóvenes miembros de la Guardia Nacional que fueron tiroteados en Washington, D.C., el miércoles juraron el servicio menos de 24 horas antes del ataque. La fiscal de Estados Unidos para el Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, hizo el anuncio durante una rueda de prensa el jueves por la mañana. Identificó a los dos miembros del servicio como Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24.
“Bien, también quiero decir que tanto Sarah como Andrew, creo, juraron el cargo menos de 24 horas antes de ser fusilados en la calle de Washington”, dijo Pirro el jueves en una conferencia de prensa.
Tanto Beckstrom como Wolfe han salido de cirugía y permanecen en estado crítico. Pirro y el director del FBI, Kash Patel, afirman que los cargos contra el sospechoso se aplicarán a si Beckstrom y Wolfe sobreviven a sus heridas.
El miércoles, alrededor de las 14:15 hora local, ambos soldados de la Guardia Nacional de Virginia Occidental realizaban una “patrulla de alta visibilidad” cerca de la intersección de las calles 17 y I, a unas cuadras de la Casa Blanca, cuando un hombre armado giró la esquina y abrió fuego contra ellos, según el jefe adjunto de la policía metropolitana Jeff Carroll. Tras el intercambio de disparos, otros efectivos de la Guardia redujeron al sospechoso.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, sostuvo que “este es un tiroteo dirigido”, mientras que las autoridades federales confirmaron que no había indicios de otros atacantes. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI), a través de su grupo de trabajo conjunto contra el terrorismo, investiga ahora qué llevó a Lakanwal a disparar contra los soldados en lo que describió como un ataque de “emboscada” en vísperas del Día de Acción de Gracias.
La fiscal general, Pam Bondi, señaló que el gobierno prevé presentar cargos por terrorismo contra el sospechoso y buscar una condena a pena de muerte.
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¿Y ahora qué pasará con los afganos?
Tras el tiroteo, el presidente Trump indicó que se revisarían los casos de todos los afganos que entraron a Estados Unidos durante la presidencia de Biden. USCIS, la agencia federal de inmigración, anunció la suspensión inmediata e indefinida del procesamiento de las solicitudes de inmigración de ciudadanos afganos, a la espera de una nueva revisión de los protocolos de seguridad e investigación.
La medida ha generado alarma entre los afganos que aún esperan una decisión de reasentamiento. Organizaciones como AfghanEvac estiman que alrededor de 265 mil afganos siguen en proceso fuera de Estados Unidos, muchos de ellos en Pakistán, donde enfrentan redadas, deportaciones y hostigamiento pese a haber trabajado para el gobierno anterior o para fuerzas occidentales.
Shawn VanDiver, presidente de AfghanEvac, advirtió que un solo incidente amenaza con cerrar la última ruta de escape para miles de personas que ya pasaron controles de seguridad. “Estas personas no merecen esto, solo están intentando tener su oportunidad de alcanzar el sueño americano”, dijo, al tiempo que señaló que la reacción política “va a causar mucho daño en toda la comunidad afgana en Estados Unidos”.
Mientras el FBI intenta reconstruir la trayectoria reciente de Lakanwal y esclarecer sus motivos, su caso se ha convertido en símbolo de dos narrativas enfrentadas: para la Casa Blanca, una prueba de que la evacuación masiva de afganos fue un riesgo para la seguridad nacional; para defensores de refugiados y antiguos aliados afganos, un ejemplo de cómo la acción de un individuo puede poner en peligro a decenas de miles que huyeron precisamente porque arriesgaron su vida al lado de Estados Unidos.



