Inmigrantes temen triunfo en chile de la ultraderecha; venezolanos, haitianos y peruanos

SANTIAGO.
Tras migrar a Chile en 2020, la venezolana Suhey García se instaló con su familia cerca de un exvertedero de Santiago. Con la elección de un nuevo presidente chileno, puede ser deportada. Pero sólo así se irá. “Tengo mi vida hecha acá”, dice.
Los extranjeros indocumentados, unos 337 mil y en su mayoría venezolanos, están en la mira del ultraderechista José Antonio Kast, que enfrentará a la izquierdista Jeannette Jara en un balotaje el 14 de diciembre.
García vive en el asentamiento Nuevo Amanecer, al oeste de la capital chilena, donde unas 2 mil familias están apiñadas junto a lo que fue un vertedero de escombros.
En gran número son haitianos, peruanos, venezolanos y colombianos, muchos indocumentados.
La campaña para las elecciones en Chile se desarrolló en un contexto dominado por el temor a la inseguridad que una mayoría asocia con los indocumentados.
“Imagínate, me mandan para Venezuela y allá no tengo casa”, dice Suhey García, quien con su esposo cría a sus tres hijos (de 13, 12 y ocho años).
Como los demás indocumentados, llevan una vida relativamente normal en el Chile actual. Aunque una reciente norma les impide regularizarse, no hay redadas antiinmigrantes, acceden a servicios de salud y pueden matricular a sus hijos en el sistema público.
También pueden emplearse en el comercio informal, como repartidores, guardias o jornaleros en el campo. Beneficios que se esfumarían con Kast.
El ultraderechista apuntaló su campaña en detener a los indocumentados hasta expulsarlos, e impedir su ingreso con un muro y militares en la frontera por la que entró García.
Incluso migrantes con estatus legal temen la llegada al poder de la ultraderecha.
“Dicen que van a echar a los inmigrantes y (desalojar) las tomas (ocupaciones). Pero no tenemos otro lado dónde ir”, afirma Wilmer Carvajal, un peruano de 40 años, que reside en Chile desde hace 13.



