La razón detrás del mayor riesgo autoinmune en mujeres: lo que dice la ciencia

Las enfermedades autoinmunes representan uno de los retos médicos más complejos de la actualidad, no solo por su diversidad —más de 80 padecimientos distintos— sino por un patrón que la ciencia ha observado de manera consistente: afectan de forma desproporcionada a las mujeres.
Este desequilibrio, lejos de ser una coincidencia, apunta hacia factores biológicos, hormonales y genéticos profundamente entrelazados.
Comprender estas causas permite visibilizar la necesidad de enfoques diagnósticos y terapéuticos más precisos, especialmente en un contexto donde la autoinmunidad continúa en aumento a nivel global.
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¿Las mujeres representan la mayoría de los casos autoinmunes?
Un estudio reciente de la Universidad de Stanford confirmó que una amplia mayoría de personas que viven con enfermedades autoinmunes son mujeres. Este patrón se repite en múltiples padecimientos como el lupus, la esclerodermia y el síndrome de Sjögren, donde la proporción femenina es notablemente mayor.
Los datos coinciden con lo presentado durante el IX Simposio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas de la Sociedad Española de Reumatología, donde expertos señalaron que aproximadamente el 75 % de los pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas son mujeres.
Esta cifra se mantiene constante en diversas regiones del mundo, lo que evidencia que no se trata de un fenómeno aislado ni cultural, sino de un patrón biológico.
¿Por qué las mujeres representan la mayoría de los casos autoinmunes?
Una de las hipótesis más sólidas apunta al papel del cromosoma X. Las mujeres poseen dos cromosomas X, y aunque uno de ellos debería inactivarse para equilibrar la carga genética, este proceso no siempre es perfecto.
El estudio liderado por Howard Chang, investigador de Stanford, descubrió que la molécula no codificante Xist, responsable de la inactivación del cromosoma X, forma complejos llamados ribonucleoproteínas (RNP).
Estos complejos pueden funcionar como autoantígenos, es decir, moléculas que desencadenan una respuesta inmunitaria equivocada en la que el cuerpo ataca sus propios tejidos.
Los investigadores hallaron autoanticuerpos dirigidos específicamente contra proteínas del complejo Xist en personas con enfermedades autoinmunes, lo que sugiere una conexión directa entre este proceso biológico y el mayor riesgo en mujeres.
A este avance se suma otro estudio publicado en European Journal of Immunology, el cual profundiza en el fenómeno conocido como escape de la inactivación del cromosoma X.
Esto ocurre cuando ciertos genes del cromosoma X, que deberían quedar apagados, permanecen activos. Dichos genes extras podrían sobreestimular el sistema inmunológico, incrementando la probabilidad de desarrollar autoinmunidad.
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Factores que aumentan las posibilidades de tener enfermedades autoinmunes
Si bien los cromosomas y las hormonas desempeñan un papel clave, no explican por completo el fenómeno. La investigación reciente señala que otros factores —genéticos, ambientales y reproductivos— también influyen.
Uno de los avances más importantes proviene del proyecto MIRACLE, que utiliza técnicas de aprendizaje automático para analizar patrones de metilación del ADN, un proceso epigenético que regula cómo se expresan los genes.
El estudio detectó firmas epigenéticas compartidas entre distintas enfermedades autoinmunes, lo que podría explicar por qué ciertos grupos, especialmente mujeres, comparten un riesgo elevado.
Este hallazgo respalda la idea de que la autoinmunidad no depende de un solo gen o una sola hormona, sino de un conjunto de factores que interactúan.
Otro elemento de interés es el microquimerismo, un proceso mediante el cual células fetales pueden permanecer en el cuerpo de la madre durante años después del embarazo.
Algunos científicos han planteado que estas células podrían, en ciertos casos, activar respuestas inmunitarias anómalas. Aunque esta teoría aún requiere más evidencia reciente, sigue siendo una línea de exploración dentro de la investigación autoinmune.
Un artículo publicado en PubMed, señala que el aumento global de enfermedades autoinmunes tiene también vínculos con factores ambientales como infecciones virales, exposición a contaminantes, estrés crónico y cambios en la microbiota intestinal.
Sin embargo, estos factores no suelen explicar por sí solos la brecha entre hombres y mujeres, lo que refuerza la importancia del componente genético y hormonal.
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Hormonas: una pieza clave del rompecabezas
Además del cromosoma X, las hormonas sexuales femeninas, especialmente los estrógenos, pueden aumentar la activación del sistema inmune.
Instituciones como Mayo Clinic han explicado que los cambios hormonales —pubertad, embarazo y menopausia— influyen directamente en la aparición y evolución de enfermedades autoinmunes, motivo por el cual muchas mujeres reportan brotes durante estas fases.
La evidencia científica muestra que el riesgo desproporcionado que enfrentan las mujeres frente a las enfermedades autoinmunes no es producto de un solo factor, sino de una interacción compleja entre genética, hormonas, epigenética y procesos biológicos propios del sexo femenino.
Hallazgos como el papel del cromosoma X, los complejos Xist y los cambios hormonales a lo largo de la vida aportan piezas clave para entender este rompecabezas.
A su vez, estudios emergentes sobre metilación del ADN y microquimerismo apuntan a nuevas vías de investigación que podrían transformar la manera en que se diagnostican y tratan estas enfermedades.
En un panorama donde la autoinmunidad continúa creciendo, reconocer esta brecha de género es esencial para impulsar políticas de salud más equitativas, fortalecer la investigación especializada y garantizar que las mujeres reciban atención oportuna y adecuada.



