Salud

Enfermedades hepáticas autoinmunes: cuando el hígado se vuelve víctima del propio cuerpo

Hay enfermedades que no avisan con dolor ni fiebre, sino con señales sutiles que solemos pasar por alto: cansancio constante, piel amarillenta o una molesta picazón sin causa aparente.

Así suelen manifestarse las enfermedades autoinmunes del hígado, padecimientos en el que su origen no está en virus ni bacterias, sino en un error del propio sistema inmunitario, que termina dañando al órgano que ayuda a depurar el cuerpo.

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Las enfermedades hepáticas autoinmunes se desarrollan cuando el sistema inmunitario —encargado de protegernos de virus y bacterias— ataca por error las células sanas del hígado, causando inflamación y daño progresivo.

Este proceso puede originar diferentes trastornos que afectan tanto a hombres como a mujeres, aunque son más frecuentes en mujeres de mediana edad.

Según Mayo Clinic, se trata de afecciones crónicas y de evolución lenta, que pueden pasar desapercibidas durante años y, en algunos casos, derivar en cirrosis o insuficiencia hepática si no se detectan y tratan a tiempo.

Estas enfermedades también impactan significativamente la calidad de vida, debido a los síntomas, los efectos secundarios de los tratamientos y las complicaciones que pueden presentarse.

 

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Formas más frecuentes de enfermedades autoinmunes del hígado

De acuerdo con la American Liver Foundation, las tres formas más comunes son:

1. Hepatitis autoinmune (HAI)

La hepatitis autoinmune (HAI) ocurre cuando el sistema inmunitario destruye las células del hígado, provocando inflamación. Puede manifestarse de forma aguda (repentina) o crónica (prolongada durante años). Sin tratamiento, puede evolucionar hacia cirrosis o insuficiencia hepática.

Existen dos tipos principales:

  • Tipo 1 (clásica): la más común, afecta sobre todo a mujeres jóvenes o de mediana edad y puede asociarse con otras enfermedades autoinmunes como el lupus o la tiroiditis.
  • Tipo 2: menos frecuente, suele diagnosticarse en niñas o adolescentes.

El tratamiento habitual incluye corticoides e inmunosupresores, que ayudan a controlar la inflamación y evitar el daño hepático permanente.

2. Colangitis biliar primaria (CBP)

La colangitis biliar primaria, antes llamada cirrosis biliar primaria, es una enfermedad crónica que destruye progresivamente los conductos biliares intrahepáticos, los encargados de transportar la bilis desde el hígado hacia el intestino delgado.

La bilis cumple funciones esenciales en la digestión de las grasas y en la absorción de vitaminas A, D, E y K. Cuando los conductos se dañan, la bilis se acumula en el hígado, lo que provoca inflamación, fibrosis y, con el tiempo, cirrosis.

Esta acumulación de bilis (colestasis) puede generar síntomas como fatiga, picazón intensa y coloración amarillenta de la piel (ictericia). En fases avanzadas, aumenta el riesgo de osteoporosis y cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular).

3. Colangitis esclerosante primaria (CEP)

La colangitis esclerosante primaria (CEP) también causa inflamación y cicatrización progresiva de los conductos biliares, lo que bloquea el flujo de bilis y provoca acumulación dentro del hígado. Este proceso daña las células hepáticas y reduce gradualmente la función hepática.

Con el paso de los años, puede aparecer fibrosis, cirrosis o insuficiencia hepática, y en etapas avanzadas se incrementa el riesgo de colangiocarcinoma (cáncer de las vías biliares).

A menudo, la CEP evoluciona lentamente: muchas personas pueden no presentar síntomas durante años o tener molestias intermitentes como fatiga, picazón o ictericia.

Síntomas y signos de alerta de las enfermedades hepáticas autoinmunes 

Las manifestaciones clínicas varían según el tipo de enfermedad, pero existen algunos síntomas comunes a todas:

  • Cansancio o fatiga persistente
  • Ictericia (piel y ojos amarillos)
  • Picazón en la piel (prurito)
  • Dolor o presión abdominal
  • Orina oscura y heces pálidas
  • Pérdida de apetito o peso

En casos graves pueden aparecer ascitis (acumulación de líquido abdominal), confusión mental, hinchazón en piernas, o hemorragias digestivas.

La CBP y la CEP también pueden causar sequedad en ojos y boca, dolor en articulaciones o piel más oscura. Cuando la enfermedad avanza, se observan signos típicos de cirrosis como la acumulación de líquido, varices esofágicas y edemas.

 

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Cómo se diagnostican las enfermedades hepáticas autoinmunes

El diagnóstico suele comenzar con un análisis de sangre que detecta alteraciones en las enzimas hepáticas.

Posteriormente, se buscan anticuerpos específicos que confirman el tipo de enfermedad autoinmune:

  • En la hepatitis autoinmune, se detectan anticuerpos antinucleares (ANA) o antimúsculo liso (SMA).
  • En la colangitis biliar primaria, los más característicos son los anticuerpos antimitocondriales (AMA).
  • En la colangitis esclerosante primaria, se emplean estudios de resonancia magnética o colangiografía para visualizar los conductos biliares.

En algunos casos, el médico puede solicitar una biopsia hepática, que consiste en extraer una pequeña muestra del hígado para analizar el grado de inflamación o fibrosis.

Tratamiento y manejo médico

Aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos actuales permiten controlar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.

De acuerdo con Mayo Clinic, los medicamentos más utilizados son los corticoesteroides y los inmunosupresores, que reducen la respuesta autoinmune.

En la CBP y la CEP, el ácido ursodesoxicólico (UDCA) ayuda a mejorar el flujo biliar y proteger el hígado.

En casos avanzados, cuando el daño hepático es irreversible, el trasplante de hígado representa la mejor opción terapéutica, con tasas de éxito superiores al 80 %.

El seguimiento regular con especialistas en hepatología, una dieta equilibrada, ejercicio moderado y evitar el consumo de alcohol son medidas clave para retrasar el avance de la enfermedad.

Las enfermedades autoinmunes del hígado son trastornos complejos, pero tratables si se detectan a tiempo, el diagnóstico precoz, el control médico continuo y la educación del paciente son esenciales para preservar la función hepática y prevenir complicaciones.

Como recomiendan la American Liver Foundation, cualquier persona que presente ictericia, picazón persistente o cansancio extremo debe acudir a revisión médica y realizar análisis hepáticos. El conocimiento y la prevención son las mejores herramientas para proteger la salud del hígado.

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