¿Por qué el cerebro olvida algunos recuerdos y conserva otros? La ciencia lo explica

Cada día, nuestro cerebro “decide” qué recuerdos conservar y cuáles dejar en el olvido.
Algunas vivencias cotidianas —como una conversación casual, una ruta al trabajo o un chiste pasajero— se desvanecen con facilidad, mientras que otras, incluso aquellas aparentemente insignificantes, se graban con claridad durante años.
Lejos de ser un proceso aleatorio, recientes estudios científicos revelan que esta selección responde a mecanismos cerebrales que incluyen la carga emocional del momento y la reactivación repetida de ciertas memorias.
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¿Por qué recordamos unas cosas y olvidamos otras?
Un estudio publicado en Science Advances liderado por investigadores de la Universidad de Boston demostró que asociar recuerdos débiles o rutinarios con experiencias emocionalmente significativas —ya sean positivas o intensas— puede aumentar su permanencia en la memoria a largo plazo.
En los experimentos, los participantes observaron una serie de imágenes: algunas fueron calificadas como “neutrales”, mientras que otras estaban vinculadas a recompensas monetarias o estímulos negativos leves, como descargas eléctricas.
Al día siguiente, se les aplicó una prueba de memoria sorpresa. Los resultados fueron: los recuerdos inicialmente frágiles, que en condiciones normales habrían sido olvidados, se consolidaron cuando se asociaron con emociones intensas.
Por el contrario, cuando todas las imágenes eran emocionalmente cargadas, el efecto potenciador disminuía. Esto sugiere que el cerebro es selectivo incluso dentro de contextos emocionales, aplicando lo que los autores llaman priorización gradual.
La sincronía neuronal: una clave para recordar
Otra línea de investigación, liderada por las universidades de Bristol, Reino Unido y Heidelberg, Alemania, reveló que la memoria depende en gran parte de la sincronización entre distintas regiones cerebrales, especialmente el hipocampo y la corteza prefrontal.
Ambas regiones deben trabajar en conjunto a través de lo que se conoce como ensambles neuronales: grupos de neuronas que se activan simultáneamente para formar o recuperar un recuerdo.
Si esta sincronía falla —es decir, si las neuronas no logran “coincidir” en el tiempo correcto—, el recuerdo puede desintegrarse o volverse inaccesible.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que estos ensambles son fundamentales para diversas funciones cognitivas, no solo para recordar, sino también para tomar decisiones, resolver problemas y procesar emociones.
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¿Qué ocurre antes y después de un evento emocional?
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio de la Universidad de Boston fue cómo el cerebro maneja los recuerdos asociados temporalmente a un evento emocional. Los investigadores dividieron los recuerdos en dos tipos:
- Recuerdos proactivos: son los que ocurren después del evento emocional. Su permanencia en la memoria se incrementa si el evento principal fue intenso o significativo.
- Recuerdos retroactivos: son los que sucedieron antes del evento emocional. En este caso, su consolidación fue más eficaz cuando compartían algún elemento con el evento emocional, como un color, una temática o una sensación similar.
Este fenómeno sugiere que la similitud contextual es otro factor decisivo en qué se guarda y qué se descarta. Así, no solo importa cuándo ocurre un recuerdo, sino cómo se relaciona con otros en su entorno emocional y sensorial.
Joe K. Reinhart, coautor del estudio, considera que este hallazgo representa la primera validación en humanos del principio de “priorización gradual”, una teoría emergente que describe cómo el cerebro selecciona, filtra y refuerza ciertos fragmentos de la experiencia cotidiana.
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Aplicaciones prácticas: del aula
Los autores del estudio esperan que sus resultados tengan aplicaciones amplias, desde la educación hasta la psicología clínica. Lin, autor principal, señaló que estos hallazgos podrían transformar la forma en que se enseñan contenidos en las aulas.
Por ejemplo, vincular una lección de historia con una experiencia lúdica, como un juego de puntos o una historia intrigante, podría aumentar la retención en los estudiantes.
Según la Mayo Clinic, la memoria también se ve afectada por factores como el sueño, la alimentación, el estrés crónico y el ejercicio físico, por lo que estos aspectos deben considerarse en cualquier enfoque que busque mejorar la memoria o facilitar el olvido de experiencias traumáticas.
La memoria humana es un proceso dinámico, guiado por múltiples variables que interactúan de forma compleja. El olvido, lejos de ser un error o una falla del cerebro, es parte de una estrategia adaptativa que permite dar prioridad a lo verdaderamente relevante. Entender cómo el cerebro toma estas decisiones es clave no solo para mejorar el aprendizaje, sino también para promover la salud mental y emocional.