Recuerdos de Luis Malagón: desde niño se miraba en el arco

Era el Mundial de Alemania 2006 y mientras la Selección Mexicana se medía en fase grupal a Irán, Angola y Portugal, después a Argentina en los octavos de final, un niño de nueve años quedó marcado frente al televisor por las actuaciones del entonces portero nacional Oswaldo Sánchez.
Incluso el padre de aquel niño de Zamora, Michoacán, le daba el primer empujón para que se atreviera a soñar en grande: “Mírate ahí”.
Ese pequeño e incrédulo era Luis Ángel Malagón, hoy portero tricampeón del América, medallista olímpico y el mejor perfilado a la titularidad para la Copa del Mundo 2026 que arrancará en nuestro país.
Yo seguía mucho a Oswaldo, él traía una sudadera amarilla, short negro. Y mira, muchos años después me toca estar en este lugar, con unas ganas enormes de estar en el Mundial”, comparte Malagón en entrevista con Excélsior.
Pero necesitó más que una noble ilusión para construir su carrera. Con entereza sobrellevó el sueño que comenzó en las infantiles de Santos Laguna y que continuó en el amateur con el Real Zamora hasta saltar al profesionalismo con Monarcas Morelia.
LA RECOMPENSA AL TRABAJO ARDUO LLEGÓ PARA MALAGÓN
En ese crecimiento, Malagón sorteó un entorno complicado en lo social y económico. También en lo emocional, cuando su madre enfermó gravemente.
La base de todo esto es la chamba, es estar ahí dispuestos”.
La recompensa por no claudicar fue un mejor estilo de vida para los suyos y la proyección deportiva anhelada gracias al Necaxa y al América.
Pura chamba”, reitera el sucesor de Guillermo Ochoa, pero aterrizado al considerar que la titularidad con el seleccionador Javier Aguirre es una moneda en el aire. “Va con la convicción, todo se acomoda, ya está cerca el Mundial y entre más cerca, más difícil, hay que ser muy mesurados y seguir chambeando”.
Eso sí, Luis Ángel se permite disfrutar del proceso que una vez fue inimaginable: “Que todo se acomode, para que se cumpla el sueño de ese muchacho que estaba viendo la televisión”.