Revisiones ginecológicas clave según tu edad y etapa de vida; ¡cuídate!

El doctor Santiago Palacios enfatiza la importancia de las revisiones ginecológicas periódicas como base para la salud femenina en todas las etapas de la vida. Las mujeres menores de 35 años deben priorizar la citología y pruebas para ITS, mientras que entre los 35 y 50 años las mamografías y el fortalecimiento del suelo pélvico son clave. A partir de los 50 años, la prevención integral incluye densitometrías óseas para detectar osteoporosis, junto con revisiones para el síndrome genitourinario de la menopausia. Las pruebas deben adaptarse a cada etapa de la vida para prevenir enfermedades graves como cáncer cervical y de mama, promoviendo bienestar general y calidad de vida.
El doctor Santiago Palacios, ginecólogo e investigador en la Clínica Palacios, destacó la importancia de las revisiones ginecológicas periódicas como clave para la salud de la mujer, detallando las pruebas imprescindibles según cada etapa de la vida. Citología, mamografía y pruebas para detectar infecciones de transmisión sexual (ITS) son algunas de las recomendaciones fundamentales, aunque las necesidades específicas varían con la edad.
Prevención antes de los 35 años
El enfoque principal para las mujeres menores de 35 años debe ser la prevención. La citología o prueba de Papanicolau es una herramienta esencial que permite detectar alteraciones en el cuello uterino y prevenir el desarrollo del cáncer de cérvix. Según Palacios, esta prueba debería realizarse cada tres años si no hay anomalías previas.
Además, la ecografía transvaginal es crucial para evaluar la salud del útero y los ovarios, permitiendo detectar quistes, miomas u otras alteraciones. El especialista también subrayó la importancia de las pruebas para identificar ITS, especialmente en mujeres con nuevas parejas sexuales o antecedentes de riesgo. Aunque a menudo asintomáticas, estas infecciones pueden tener consecuencias graves si no se tratan a tiempo.
Entre los 35 y los 50 años: Cambios hormonales y detección temprana
En esta etapa de la vida, los cambios hormonales y la llegada de la perimenopausia hacen que las revisiones sean aún más relevantes. A partir de los 40 años, se recomienda realizar mamografías para detectar cambios en el tejido mamario que podrían derivar en cáncer de mama. Asimismo, la prueba del virus del papiloma humano (VPH) debe complementarse con la citología para evaluar el riesgo de cáncer cervical.
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Otras pruebas recomendadas incluyen la ecografía transvaginal y la ecografía mamaria, que permiten un análisis detallado del aparato reproductor y los tejidos mamarios. Además, Palacios ha destacado la importancia de ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, ya que ayudan a prevenir problemas como la incontinencia urinaria y el prolapso, que pueden surgir en esta etapa.
A partir de los 50 años: Prevención integral en la menopausia
En las mujeres mayores de 50 años, la atención preventiva debe ser integral debido a los cambios asociados con la menopausia. Una prueba indispensable es la densitometría ósea, que permite detectar osteoporosis en etapas tempranas, un problema frecuente tras la pérdida de estrógenos.
La ecografía pélvica y abdominal es otra herramienta clave para detectar posibles anomalías en el útero, los ovarios y la vejiga. Además, abordar el síndrome genitourinario de la menopausia resulta fundamental para mejorar la calidad de vida sexual y prevenir problemas como la atrofia vulvovaginal o la incontinencia urinaria.
Por último, el experto subraya la importancia de realizar mamografías anuales junto con ecografías transvaginales y mamarias, para garantizar la detección temprana de anomalías en órganos internos y tejidos.
Cuidados adicionales para todas las edades
El doctor Palacios insiste en que las revisiones ginecológicas no solo son esenciales para detectar enfermedades, sino también para promover el bienestar integral de la mujer. Mantener una comunicación abierta con el ginecólogo, adoptar un estilo de vida saludable y no posponer los chequeos médicos son las claves para una vida plena y saludable.
Recuerda que cuidar tu salud ginecológica es una inversión en tu bienestar a largo plazo. Consulta con tu médico para planificar las pruebas necesarias según tu edad y necesidades personales.
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N. de la R. La información presentada en esta nota subraya recomendaciones respaldadas por guías médicas y organismos internacionales. A continuación, se detallan datos complementarios relevantes para reforzar los puntos expuestos:
Frecuencia de la citología (Papanicolau): Las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Cancer Society indican que, además de realizarse cada tres años, la citología puede combinarse con la prueba del virus del papiloma humano (VPH) en mujeres mayores de 30 años para extender los intervalos de revisión a cinco años, siempre que los resultados sean normales.
Mamografía: En México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el cáncer de mama es la principal causa de mortalidad por cáncer en mujeres. Por ello, la Secretaría de Salud recomienda que las mujeres comiencen con mamografías anuales o bienales a partir de los 40 años, aunque para aquellas con antecedentes familiares directos, esta vigilancia puede iniciarse antes, previa recomendación médica.
Densitometría ósea: La osteoporosis afecta principalmente a mujeres postmenopáusicas. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés), una de cada tres mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura ósea debido a esta condición. En México, se estima que el 17% de las mujeres en esta etapa presenta riesgo de fracturas, por lo que la densitometría ósea se convierte en un examen preventivo esencial.
Síndrome genitourinario de la menopausia: Este síndrome, también conocido como atrofia vulvovaginal, afecta a más del 50% de las mujeres postmenopáusicas según la North American Menopause Society (NAMS). La terapia hormonal, el uso de hidratantes vaginales y ejercicios como el biofeedback para fortalecer el suelo pélvico son estrategias recomendadas.
Enfermedades de transmisión sexual (ITS): La prevalencia de ITS como el VPH sigue siendo alta en México. Según un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre las ITS más frecuentes destacan el VPH, el herpes genital y la clamidia. La detección temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para evitar complicaciones, como la infertilidad o el cáncer cervical.
Actividad física y salud ginecológica: Los ejercicios del suelo pélvico, como los de Kegel, no solo previenen problemas como la incontinencia urinaria, sino que también mejoran la calidad de vida sexual. Además, mantener un peso adecuado disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y ciertos tipos de cáncer ginecológico.
Por último, se recomienda que las mujeres consulten regularmente con un especialista y personalicen su esquema de revisiones según antecedentes familiares y condiciones de salud específicas. Una planificación adecuada con el ginecólogo puede optimizar los beneficios de las pruebas y mejorar significativamente la prevención y calidad de vida.