Balaceras y violencia en el futbol mexicano: Un recuento por la historia

La violencia e inseguridad resurgió en el futbol mexicano. La noche de este viernes 15 de agosto, el partido de la Jornada 5 entre Puebla y Atlético San Luis se retrasó debido a una balacera en las afueras del Estadio Cuauhtémoc.
El saldo fue trágico: una mujer perdió la vida y un hombre resultó lesionado tras un enfrentamiento armado entre grupos de ambulantes que, de acuerdo con reportes preliminares, disputaban el control del estacionamiento del inmueble.
La Secretaría de Seguridad Pública de Puebla informó que en coordinación con fuerzas federales y municipales se implementó un operativo para resguardar la seguridad de los aficionados. El encuentro pudo disputarse, pero el eco de la violencia volvió a evidenciar una realidad que se repite con frecuencia inquietante: el futbol mexicano no ha logrado blindar sus estadios y alrededores de la inseguridad.
El recuerdo de Torreón, 2011: el partido que se detuvo por balas
Uno de los episodios más recordados ocurrió el 20 de agosto de 2011 en el Estadio TSM Corona, cuando se jugaba un Santos vs Morelia. Al minuto 40, detonaciones de arma de fuego en las inmediaciones provocaron pánico generalizado: jugadores corrieron al vestidor, aficionados se tiraron al suelo y la transmisión televisiva mostró imágenes que recorrieron el mundo.
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El saldo fueron varios heridos fuera del recinto, aunque ninguno dentro. El hecho marcó un antes y un después en la percepción de seguridad en la Liga MX: el futbol podía detenerse por la violencia del país.
Querétaro 2022: la golpiza que estremeció al mundo
El 5 de marzo de 2022, en el Estadio La Corregidora, se registró uno de los episodios más brutales en la historia del futbol nacional. Durante el partido entre Querétaro y Atlas, grupos de animación rivales se enfrentaron primero en las gradas y luego en el campo, en una batalla campal que dejó 26 heridos, tres de ellos graves.
Las imágenes de familias huyendo, hombres desnudos y sangrando, y policías desbordados dieron la vuelta al mundo. La Liga MX suspendió el partido y aplicó sanciones severas: veto al estadio, multas y castigos administrativos. El episodio dejó claro que la violencia de las barras no es un fenómeno aislado, sino un problema estructural.
San Luis 2019: batalla campal en las gradas
Tres años antes, en el Estadio Alfonso Lastras, durante un partido entre San Luis y Querétaro, una pelea entre barras escaló a niveles alarmantes. Piedras, butacas y golpes derivaron en 33 personas lesionadas y la suspensión del encuentro.
El incidente expuso la fragilidad de los protocolos de seguridad, pues la violencia ocurrió en las tribunas sin que hubiera una respuesta inmediata de las fuerzas del orden.
Tijuana 2024: una muerte afuera del Estadio Caliente
La violencia también se ha manifestado en la frontera. En 2024, una pelea entre aficionados del Club Tijuana terminó en tragedia: un hombre recibió un disparo en la cabeza en las afueras del Estadio Caliente.
Aunque la directiva condenó los hechos y prometió reforzar la seguridad, el caso reavivó el debate sobre la relación entre barras y crimen organizado, y la insuficiencia de las medidas implementadas por la Liga MX.
Otras heridas abiertas
A lo largo de la última década se han registrado múltiples episodios que, sin llegar al grado de balaceras, reflejan la violencia asociada al futbol mexicano:
Clásico Regio 2018: un aficionado de Tigres fue apuñalado en una riña previa al partido contra Rayados.
Veracruz 2017: barras locales y seguidores de Tigres protagonizaron enfrentamientos en las tribunas del “Pirata” Fuente.
Clásico Tapatío 2014-2015: invasiones de cancha y golpes en el Estadio Jalisco derivaron en múltiples lesionados y sanciones.
Estos incidentes, sumados a tragedias históricas como la del Túnel 29 en Ciudad Universitaria en 1985, donde murieron al menos 19 personas por una estampida, muestran que el problema de la violencia ligada al futbol en México no es nuevo ni excepcional.
El caso reciente en Puebla confirma una tendencia: los estadios y sus alrededores siguen siendo escenarios vulnerables.
La Liga MX ha intentado medidas como credencialización de barras, vetos de estadios, incremento de sanciones y coordinación con fuerzas de seguridad. Sin embargo, los hechos en Puebla, Querétaro, Torreón y Tijuana demuestran que el futbol mexicano sigue sin encontrar una fórmula eficaz para garantizar la seguridad plena de jugadores y aficionados.