Cáncer de mama: ¿cuáles son los mejores tratamientos para detenerlo?

El cáncer de mama sigue siendo una de las enfermedades más desafiantes que enfrentan las mujeres a nivel mundial, y aunque afecta a individuos de todas las edades a partir de la pubertad y en todos los países, sus tasas son especialmente elevadas entre las mujeres adultas.
La ciencia no cesa en su empeño por encontrar soluciones, y los avances en el tratamiento, diagnóstico y seguimiento están transformando el panorama para millones de pacientes.
¿Cuáles son los mejores tratamientos contra el cáncer de mama?
El tratamiento del cáncer de mama es un campo en constante evolución, marcado por la llegada de la medicina de precisión que busca adaptar la terapia a las características biológicas específicas de cada tumor.
Los tratamientos se combinan y se seleccionan en función del subtipo de cáncer y su grado de propagación. Las opciones principales incluyen cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia hormonal, terapia dirigida e inmunoterapia.
Quimioterapia: sigue siendo una clave en el tratamiento integral, capaz de prolongar la supervivencia de los pacientes. El estudio METEORA-II, demostró que esta terapia aumenta la tasa de supervivencia frente a otros tratamientos .
Conjugados anticuerpo-fármaco (ADC): un estudio publicado en Cancer innovation registro una reducción en el ritmo de crecimiento de los tumores con metástasis.
Inhibidores de tirosina quinasa (TKI): ha demostrado prolongar la supervivencia global en pacientes con cáncer de mama con metástasis cerebrales, un desafío clínico importante.
Terapia Hormonal: fármacos como ribociclib, palbociclib y abemaciclib, combinados con terapia endocrina, han logrado mejoras en la global en cáncer de mama avanzado, redujo el riesgo de progresión en un 39% y el riesgo de muerte en un 19% en pacientes con metástasis viscerales.
¿Qué tratamientos son los mejores en la fase inicial del cáncer de mama?
El manejo del cáncer de mama en etapas tempranas (estadio I-III) se enfoca en tratamientos curativos que incluyen cirugía y terapias sistémicas adyuvantes. El objetivo es reducir el riesgo de recurrencia y mejorar la supervivencia a largo plazo.

- Cirugía de conservación de la mama (tumorectomía): Se extirpa el tumor y parte del tejido circundante, preservando la mama. Es común que vaya acompañada de radioterapia posterior, de acuerdo con los Centers for Disease Control and Prevention (CDC)
- Radioterapia: se administra después de la cirugía, especialmente tras una cirugía de conservación de la mama, para destruir las células cancerosas restantes y reducir el riesgo de recurrencia local. También puede dirigirse a los ganglios linfáticos del área, como explican los National Institutes of Health (NIH).
- Terapia dirigida: es una opción adyuvante para pacientes con enfermedad residual invasiva después de la quimioterapia.
- Inmunoterapia: ha demostrado mejorar la supervivencia libre de eventos y la supervivencia global.
La medicina de precisión permite personalizar aún más el tratamiento en la fase inicial, utilizando análisis de biomarcadores (ER, PR, HER2) y pruebas multigénicas para predecir la probabilidad de diseminación o recurrencia del cáncer, ayudando a decidir si la quimioterapia o terapias específicas son necesarias.
¿Cuándo ir al doctor por síntomas del cáncer de mama?
El cáncer de mama puede ser una enfermedad sigilosa, ya que muchas personas no experimentan ningún síntoma en las fases tempranas.

Por esta razón, la detección rápida es crucial para un tratamiento eficaz. Sin embargo, a medida que el cáncer avanza, pueden aparecer varios signos y síntomas.
No se debe esperar a sentir dolor para buscar atención médica. Si los síntomas persisten por unas cuantas semanas, es importante buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento iniciales.
Aquí hay cinco puntos clave para identificar los síntomas y saber cuándo buscar atención médica:
- Presencia de masas o bultos: el síntoma más común es un nódulo o engrosamiento en el seno o en la axila, a menudo indoloro. Un estudio encontró que el bulto mamario es la forma de presentación más frecuente, representando el 63% de los casos, de acuerdo con un estudio publicado en Atención Primaria.
- Cambios en el tamaño, forma o apariencia del seno: cualquier alteración en el contorno, tamaño o forma habitual de la mama, o la aparición de hoyuelos o arrugas en la piel, o incluso enrojecimiento o descamación, como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Cambios en el pezón o la aréola: esto puede incluir un pezón que se hunde hacia adentro, cambios en su apariencia o la piel circundante (aréola), o la salida de secreción anómala o sanguinolenta por el pezón (diferente a la lactancia).
- Dolor o inflamación: aunque el dolor no es el síntoma más común del cáncer de mama, un dolor persistente en cualquier parte de las mamas o axilas, o una inflamación debajo de la axila o alrededor de la clavícula, deben ser evaluados.
Los NIH recomiendan mamografías anuales para mujeres a partir de los 40 años, y cada dos años para mujeres de 50 a 69 años. Además, se aconseja un examen clínico de la mama por un profesional de la salud cada tres años para mujeres mayores de 20 años, y anualmente a partir de los 40.
El autoexamen de mama es una acción de autocuidado que ayuda a familiarizarse con la propia mama y detectar anomalías. Si bien el autoexamen regular no ha demostrado reducir las muertes por cáncer de mama, es una herramienta útil para el autocuidado.
Una vez finalizado el tratamiento, el seguimiento médico es fundamental. Las visitas de seguimiento se programan regularmente (inicialmente cada pocos meses, luego anualmente después de 5 años) para detectar posibles efectos secundarios tardíos o el regreso del cáncer.
Desde las innovadoras terapias dirigidas y la prometedora inmunoterapia hasta la personalización de los tratamientos basada en las características moleculares de cada tumor, el futuro de la oncología mamaria es cada vez más esperanzador.
Sin embargo, el pilar fundamental para maximizar los beneficios de estos avances sigue siendo la detección temprana. Conocer los síntomas, realizar chequeos regulares y buscar atención médica sin demora ante cualquier señal de alerta son pasos esenciales que pueden marcar la diferencia entre un pronóstico desafiante y una vida plena después del cáncer.