El planeta entra en ‘quiebra hídrica’: alarmante pérdida de agua dulce

Desde 2002, los continentes han perdido agua dulce a un ritmo sin precedentes, impulsado por el cambio climático, el uso insostenible de aguas subterráneas y sequías extremas, según un estudio dirigido por la Universidad Estatal de Arizona (ASU) y publicado en Science Advances.
A partir de más de dos décadas de observaciones satelitales, el equipo identificó cuatro regiones de “megasequía” a escala continental en el hemisferio norte: el suroeste de Norteamérica y América Central, Alaska y el norte de Canadá, el norte de Rusia y la región que abarca Medio Oriente y el norte de África.
Impacto global y consecuencias
La investigación alerta sobre graves consecuencias para la seguridad hídrica, la agricultura, el aumento del nivel del mar y la estabilidad global. El análisis muestra que las zonas terrestres secas se expanden a un ritmo equivalente al doble del tamaño de California cada año.
Además, las zonas secas se están volviendo más áridas más rápido de lo que las zonas húmedas se vuelven más lluviosas, invirtiendo los patrones hidrológicos tradicionales.
El 75 % de la población mundial vive en 101 países que han perdido agua dulce durante los últimos 22 años. La ONU estima que la población global seguirá creciendo en los próximos 50 o 60 años, mientras que la disponibilidad de agua dulce disminuirá drásticamente.
Contribución de las aguas subterráneas
Por primera vez, los científicos determinaron que el 68 % de la pérdida de agua terrestre proviene exclusivamente de aguas subterráneas, lo que contribuye más al aumento del nivel del mar que las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida juntas.
“Estos hallazgos transmiten quizás el mensaje más alarmante hasta ahora sobre el impacto del cambio climático en nuestros recursos hídricos”, señaló Jay Famiglietti, autor principal del estudio y profesor en la Escuela de Sostenibilidad de la ASU.
El estudio se basó en más de 20 años de datos de las misiones satelitales GRACE y GRACE-Follow On, desarrolladas por Estados Unidos y Alemania, para analizar cómo ha cambiado el almacenamiento de agua terrestre desde 2002.
Un punto de inflexión climático
El estudio identificó un punto de inflexión en 2014-2015, durante un periodo marcado por intensos eventos de El Niño. A partir de entonces, los extremos climáticos se aceleraron, el uso de aguas subterráneas aumentó y la desecación terrestre superó el derretimiento de glaciares y capas de hielo.
También se observó una oscilación sin precedentes: después de 2014, las regiones secas pasaron del hemisferio sur al hemisferio norte, y lo contrario ocurrió con las zonas húmedas.
Uno de los principales factores de la desecación continental es el aumento de sequías extremas en latitudes medias del hemisferio norte, como Europa. En Canadá y Rusia, el derretimiento de nieve, hielo y permafrost se intensificó en la última década.
Desde 2002, solo los trópicos han mostrado un aumento sostenido de humedad según su latitud, algo que no anticipan los modelos climáticos del IPCC. Por ello, los investigadores subrayan la importancia de mantener registros satelitales continuos para entender los cambios de largo plazo en el ciclo del agua.
¿Sabías que la pérdida de agua subterránea supera al derretimiento de glaciares? Descubre cómo afecta tu región.
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¿Qué podemos hacer para frenar esta crisis hídrica? Lee, reflexiona y actúa.
N. de la R. El estudio citado en el artículo, publicado en Science Advances el 24 de julio de 2025, fue dirigido por Jay Famiglietti y un equipo internacional de científicos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). Utilizando datos de las misiones GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) y GRACE-FO (Follow-On), los investigadores documentaron una pérdida neta de aproximadamente 50 mil millones de toneladas de agua dulce por año a nivel global desde 2002, una cifra que equivale a llenar el lago Mead (el embalse más grande de EE.UU.) más de 1.5 veces cada año.
La identificación del año 2014-2015 como punto de inflexión se relaciona con un evento El Niño particularmente intenso, que alteró los patrones de precipitación y temperatura global, intensificando la evaporación y el estrés hídrico en muchas regiones. Desde ese momento, según el estudio, el ritmo de pérdida de agua terrestre se duplicó, y la redistribución de humedad entre hemisferios se volvió más pronunciada.
El 68 % de la pérdida de agua terrestre atribuida a aguas subterráneas representa una transformación crítica del sistema hídrico global. En comparación, la contribución de Groenlandia y la Antártida al aumento del nivel del mar ha sido menor en el mismo periodo: alrededor de 7.6 mm para Groenlandia y 5.6 mm para la Antártida, según datos de la NASA. En cambio, la extracción de aguas subterráneas ha contribuido con al menos 10 mm al aumento global del nivel del mar, lo que refleja una creciente dependencia de acuíferos no renovables para consumo humano y agrícola.
El dato de que el 75 % de la población mundial vive en países que han perdido agua dulce se basa en un análisis de 101 naciones que registraron una disminución neta del almacenamiento de agua terrestre entre 2002 y 2023. Esto incluye potencias agrícolas como India, China y Estados Unidos, donde los acuíferos son esenciales para la producción alimentaria global. En India, por ejemplo, el acuífero del Indo-Ganges es uno de los más sobreexplotados del mundo, y podría agotarse en menos de 20 años si se mantiene el ritmo actual de extracción, según informes del World Resources Institute.
La advertencia de que las zonas secas están creciendo a un ritmo equivalente al doble del tamaño de California al año se traduce en una expansión de áreas áridas de unos 800,000 km² anuales, lo cual tiene implicaciones severas para la biodiversidad, la producción agrícola y la seguridad alimentaria, especialmente en regiones ya vulnerables como el Sahel africano, el suroeste asiático y partes de América Latina.