¿Qué hacer para controlar el acné? Estos consejos ayudan a disminuirlo

El acné es una persistente condición cutánea que puede afectar a personas de todas las edades, causando no solo la aparición de granos y quistes, sino un significativo impacto en la calidad de vida y el bienestar emocional.
Esta afección se produce cuando los diminutos poros de la piel se obstruyen por aceites naturales y células muertas. ¿Qué papel juegan nuestros hábitos diarios? Comprender la relación entre el acné, la dieta, el sueño y la higiene es crucial para un manejo efectivo y una piel más sana.

¿Qué hacer para controlar el acné?
Adoptar una rutina de cuidado personal es fundamental para manejar el acné y prevenir nuevos brotes, de acuerdo con MedlinePlus. Los hábitos diarios, desde la higiene hasta la alimentación, son pilares en esta estrategia:
- Una limpieza adecuada es clave para evitar la obstrucción de los poros y el exceso de grasa. Se recomienda limpiar la piel suavemente con un jabón no irritante una o dos veces al día, y siempre después de hacer ejercicio.
- Para piel grasa, se recomienda un limpiador con ácido salicílico o peróxido de benzoilo puede ser útil. Sin embargo, evita frotar o lavar repetitivamente. Si tienes cabello graso, lávalo a diario y mantenlo retirado del rostro, como sugiere Clínica Mayo.
- Es crucial evitar productos a base de aceite (como cosméticos o cremas grasas), optando por aquellos etiquetados como “no comedogénicos” o “a base de agua”. Evita tónicos muy secantes.
- Nunca aprietes, rasques o frotes las espinillas, pues esto puede provocar infecciones, cicatrices y un retraso en la curación del acné. También evita el contacto de la piel con objetos que transfieran sudor o grasa, como gorras o teléfonos.
- Mejora hábitos como tomar agua de forma frecuente y comer menos alimentos saturados
- Elimina las superficies sucias con las que tu rostro entre en contacto
- Intenta hacer ejercicio con frecuencia para mantener un buen estado de salud
¿Qué alimentos pueden agravar o mejorar el acné?
La dieta puede desencadenar brotes de acné. Minimizar los productos lácteos y los alimentos con un alto índice glucémico podría reducir las exacerbaciones. Varios estudios asocian dietas con alto contenido de azúcar y lácteos como factores de riesgo.

Una investigación en la revista Journal of Health, Population and Nutrition (JHPN), vincula la ingesta de azúcar añadida al café con una mayor incidencia de acné. Los pacientes perciben que los dulces, chocolates y alimentos fritos o grasos empeoran el acné.
El consumo de semillas de girasol también parece aumentar la severidad. En contraste, se infiere que las frutas y verduras, las vitaminas y suplementos como el zinc, el omega-3, el selenio y el té verde mejoran la piel. Los antioxidantes son vistos como efectivos al reducir el estrés oxidativo e inflamación, según las conclusiones de un estudio publicado en Journal of Cosmetic Dermatology (JCD)
¿Duermes poco? Cuidado con el acné
La calidad del sueño es un factor crítico para la salud de la piel. Un estudio, publicado en la revista Clockssleep , halló una relación potencial entre cuánto se descansa y el acné.
La investigación sugiere que una peor calidad del sueño está asociada con un acné objetivamente peor, incluso controlando los síntomas depresivos y el impacto en la calidad de vida.

Además, la fatiga al despertar y el acné muestran una fuerte correlación; el estrés también se asocia con mayor fatiga y probabilidad de acné.
La privación de sueño ha sido vinculada con un aumento del estrés oxidativo. Esta compleja relación es probablemente una interacción dinámica entre factores psiquiátricos y fisiopatológicos.
¿Cuándo buscar ayuda para el acné?
Si el autocuidado diario no producen mejoras tras varios meses, es recomendable contactar a un dermatólogo. Además, existen otras señales de alarma, según MedlinePlus.
- Falta de respuesta a tratamientos de venta libre: si se ha estado utilizando productos para el acné sin receta médica durante varios meses y no observa mejoría, o incluso nota un empeoramiento, es un indicio de que su acné podría requerir un enfoque diferente y más potente.
- Acné doloroso o inflamatorio: la presencia de mucho enrojecimiento alrededor de los granos, o el desarrollo de quistes.
- Empeoramiento progresivo: si el acné, en lugar de mejorar, está empeorando con el tiempo, aumentando en cantidad o severidad de las lesiones, es una señal inequívoca de que se necesita una evaluación médica.
- Desarrollo de cicatrices: la aparición de cicatrices a medida que el acné desaparece es una clara indicación de que la inflamación está causando daño permanente a la piel. La intervención temprana puede ayudar a prevenir la formación de nuevas cicatrices y a tratar las existentes.
- Impacto emocional: el acné no solo afecta la piel, sino que también puede tener un profundo impacto en la salud mental y emocional. Si el problema está causando estrés emocional, ansiedad, depresión o baja autoestima, es fundamental buscar ayuda profesional.
El acné es más que una simple imperfección; es una condición multifactorial influenciada significativamente por nuestros hábitos diarios. Desde la dieta hasta la calidad del sueño y la higiene, cada decisión contribuye al estado de nuestra piel. Ignorar estas interconexiones puede impactar en la salud emocional.
Adoptar un enfoque informado y buscar guía profesional es esencial para gestionar el acné de manera efectiva, promoviendo no solo una piel más sana, sino un bienestar integral