¿Qué son las hemorroides trombosadas y cómo aliviarlas?

El dolor punzante, el ardor al sentarse y una protuberancia dura cerca del ano pueden ser señales claras de hemorroides trombosadas. Ignorarlas solo agrava el problema.
De acuerdo con la Cleveland Clinic, las hemorroides trombosadas son un tipo de hemorroide externa que se ha llenado de un coágulo de sangre, provocando dolor intenso, inflamación aguda y, en ocasiones, necesidad de intervención médica urgente. Si bien no ponen en riesgo la vida, pueden impactar seriamente la calidad de vida si no se tratan adecuadamente.

¿Qué son exactamente las hemorroides trombosadas?
Las hemorroides son venas hinchadas en la zona anal o rectal, similares a las várices. Cuando estas venas externas desarrollan un coágulo de sangre (trombosis), se convierten en hemorroides trombosadas, una condición que puede causar dolor repentino, inflamación severa y una masa sensible al tacto.
A diferencia de las hemorroides internas (que suelen ser indoloras), las trombosadas:
- Se localizan fuera del ano
- Son visibles y palpables
- Causan dolor agudo al sentarse, caminar o defecar
- Suelen aparecer de forma repentina
Saint Luke’s Health System indica que este tipo de hemorroides se presenta más comúnmente en personas jóvenes, especialmente tras un episodio de esfuerzo al defecar, levantar peso o pasar mucho tiempo sentados.
Síntomas comunes de las hemorroides trombosadas
Identificar esta condición a tiempo puede ayudarte a buscar atención adecuada. Los síntomas más frecuentes incluyen:
- Protuberancia redonda o alargada, azulada o violácea, cerca del ano
- Dolor súbito e intenso
- Sensación de presión o “nudo” al sentarse
- Picazón o ardor persistente
- Sangrado anal (menos común, pero puede ocurrir si la hemorroide se revienta)

¿Por qué se forman? Causas frecuentes
El origen de las hemorroides trombosadas está relacionado con el aumento repentino de presión en las venas del recto inferior, lo que favorece la formación de un coágulo.
Principales desencadenantes:
- Estreñimiento crónico o pujo excesivo al defecar
- Levantamiento de objetos pesados sin técnica adecuada
- Embarazo y parto vaginal
- Pasar muchas horas sentado, especialmente en el inodoro
- Dieta baja en fibra y agua
- Sedentarismo o sobrepeso
Según la Cleveland Clinic, aunque cualquier persona puede desarrollar hemorroides trombosadas, el riesgo aumenta en adultos jóvenes, mujeres embarazadas y personas con antecedentes familiares de enfermedad venosa.
¿Cómo se diagnostican?
El diagnóstico de hemorroides trombosadas es clínico, es decir, el médico puede identificarla mediante un examen visual y físico del área afectada.
En general, no se requieren estudios invasivos, a menos que el paciente tenga sangrado rectal, antecedentes de cáncer de colon o síntomas atípicos que puedan indicar otra patología.

Tratamientos para las hemorroides trombosadas
El tratamiento depende de la gravedad del dolor, el tamaño de la hemorroide y el tiempo transcurrido desde la aparición del coágulo.
1. Tratamiento conservador en casa
Indicado para casos leves o cuando han pasado más de 72 horas desde la aparición del coágulo.
- Baños de asiento con agua tibia 2-3 veces al día
- Analgésicos de venta libre como ibuprofeno o paracetamol
- Pomadas hemorroidales con lidocaína, hamamelis o hidrocortisona
- Compresas frías para reducir la inflamación
- Dieta rica en fibra y agua para evitar el estreñimiento
2. Tratamiento médico
Cuando el dolor es intenso o la hemorroide trombosada es grande, el médico puede optar por:
- Drenaje quirúrgico ambulatorio del coágulo (procedimiento menor con anestesia local)
- En casos severos, hemorroidectomía (extracción completa de la hemorroide), sobre todo si hay recurrencias frecuentes
La Universidad de Michigan indica que el drenaje quirúrgico en las primeras 48 a 72 horas ofrece alivio casi inmediato y puede prevenir complicaciones como ulceraciones o infecciones.
¿Cuánto tiempo duran y se pueden curar?
Sin tratamiento médico, una hemorroide trombosada puede tardar entre 1 a 2 semanas en desinflamarse espontáneamente. El coágulo suele reabsorberse, pero la piel sobrante puede formar un pliegue o colgajo anal residual.
Con tratamiento quirúrgico o drenaje, la mejoría es rápida, pero puede quedar una pequeña herida que requiere cuidados locales.
Complicaciones posibles si no se trata
Aunque no son mortales, las hemorroides trombosadas pueden provocar:
- Dolor incapacitante
- Infección en el área anal
- Formación de abscesos
- Reaparecer en el mismo lugar u otras zonas
- Fisuras anales por pujo continuo
Ignorarlas no es una opción. El dolor puede interferir con el sueño, la movilidad, el trabajo y la vida sexual.
Prevención: ¿cómo evitar que regresen?
La clave para prevenir las hemorroides trombosadas está en evitar el esfuerzo abdominal excesivo y mantener hábitos digestivos saludables.
Recomendaciones prácticas:
- Consumir al menos 25-30 g de fibra diaria
- Beber 2 litros de agua o más al día
- Ir al baño al primer impulso, sin retrasar
- No permanecer más de 5-10 minutos en el inodoro
- Hacer actividad física regularmente
- Evitar cargar peso en exceso
- Mantener un peso saludable
¿Sirven los remedios naturales o alternativos?
Algunas personas utilizan infusiones de manzanilla, baños con hamamelis o extracto de castaño de Indias como antiinflamatorios naturales. Estos pueden aliviar el malestar leve, pero no eliminan el coágulo ni reemplazan el tratamiento médico.
Por eso, si eliges alternativas naturales, hazlo con guía profesional, especialmente si estás embarazada, tomas anticoagulantes o tienes otras condiciones médicas.
Las hemorroides trombosadas son más comunes de lo que se cree, pero también tratables. No son motivo de vergüenza, pero sí de acción. Si sientes dolor repentino, inflamación o una protuberancia incómoda cerca del ano, consulta con un médico cuanto antes.
Cuanto más rápido actúes, más corto será el dolor, menor el riesgo de complicaciones y más fácil será la recuperación. Y recuerda: la prevención empieza con hábitos simples, como cuidar tu digestión y no forzar tu cuerpo más de lo necesario.