Ajolotes podrían contener el secreto de la regeneración de las extremidades humanas

En los laboratorios de medicina regenerativa, donde la biología parece rozar la ciencia ficción, una criatura mexicana está robando protagonismo a las ratas de laboratorio y a los modelos celulares tradicionales. Ajolotes podrían contener el secreto de la regeneración de las extremidades humanas, y no es una exageración.
Su habilidad para reconstruir desde patas hasta órganos completos ha puesto en jaque a la ciencia tradicional. Su cuerpo se regenera sin dejar cicatrices, como si el tiempo retrocediera para enmendar un error biológico.
Un estudio publicado por Nature Communications revela cómo el ácido retinoico y otros mecanismos celulares activos en el ajolote podrían dar paso a terapias aplicables a humanos. Pero no es solo biología: es también genética, evolución y ética en un mismo animal de rostro sonriente.

¿Qué tienen de especial los ajolotes y por qué fascinan a la ciencia?
El ajolote (Ambystoma mexicanum), nativo de los canales de Xochimilco en la Ciudad de México, ha sido venerado por su capacidad de regeneración desde hace siglos. Lo que lo hace único es que puede regenerar no solo sus extremidades, sino también su médula espinal, partes del cerebro e incluso órganos internos, sin formar tejido cicatricial. A diferencia de otras especies, este anfibio mantiene características larvarias toda su vida (neotenia), lo que parece estar ligado a su plasticidad celular y genética.
¿Cómo regeneran los ajolotes sus extremidades y órganos?
Cuando un ajolote pierde una pata, inicia un proceso en el que sus células adultas vuelven a un estado más primitivo, similar al embrionario, para luego reorganizarse y reconstruir la estructura faltante. Este fenómeno se llama desdiferenciación celular. Estudios recientes de la Universidad de Northeastern encontraron que compuestos como el ácido retinoico, presente en el ajolote, regulan este proceso de forma eficiente y rápida.

¿Puede el ser humano regenerar partes del cuerpo como un ajolote?
Por ahora, no. Aunque los humanos tienen cierta capacidad regenerativa (como el hígado o la piel), está lejos de lo que ocurre en los ajolotes. Las diferencias radican en la expresión genética y en el sistema inmunológico, que en humanos tiende a formar cicatrices en lugar de tejidos funcionales. Sin embargo, gracias a los estudios con ajolotes, se están desarrollando terapias con células madre y edición genética que buscan imitar estas capacidades.
¿Qué avances científicos se han logrado usando ajolotes?
Desde el mapeo completo del genoma del ajolote hasta la ingeniería de tejidos humanos, los ajolotes han sido clave en investigaciones médicas recientes. Científicos de la Universidad de Harvard y del Instituto Max Planck están trabajando en la reactivación de genes de regeneración inactivos en humanos, inspirados en el modelo del ajolote.
También se han utilizado nanopartículas para simular el entorno celular de estas salamandras, logrando avances prometedores en regeneración ósea.

¿Qué opinan los expertos sobre el futuro de la regeneración humana?
Los expertos coinciden: el ajolote no es solo una rareza, sino un modelo con potencial clínico. La doctora Elena Gómez, del Instituto Nacional de Biotecnología de México, advierte que la transición del laboratorio a la clínica humana tomará tiempo, pero se están sentando las bases.
Por su parte, el bioeticista Andrew Geller señala que aplicar técnicas de regeneración debe ir de la mano con debates sobre identidad corporal, longevidad y límites éticos.
¿Será el ajolote el animal que transforme la medicina del siglo XXI? Mientras tanto, la ciencia sigue observando cómo este pequeño anfibio regenera, sin prisa, pero sin pausa, los secretos que podrían cambiar el cuerpo humano para siempre.