Estudio revela que comer algunos aditivos alimentarios juntos puede aumentar el riesgo de diabetes

Estudio revela que comer algunos aditivos alimentarios juntos puede aumentar el riesgo de diabetes. No se trata de un ingrediente en específico, sino de lo que ocurre cuando se combinan —como suele suceder en productos ultraprocesados— aditivos “seguros” por separado.
Sabores artificiales, conservadores, emulsionantes: pequeñas dosis que, en sinergia, podrían reprogramar nuestro metabolismo sin que lo notemos… hasta que es demasiado tarde.
La investigación fue publicada en la revista PLOS Medicine. El estudio, liderado por científicos franceses del INRAE (Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente), analizó datos de más de 100,000 adultos durante una década. La conclusión: ciertas combinaciones de aditivos alimentarios están estadísticamente asociadas con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

¿Qué dice el nuevo estudio sobre aditivos alimentarios y diabetes?
El estudio cruzó información del NutriNet-Santé, una de las bases de datos nutricionales más grandes del mundo, con los hábitos de consumo de alimentos procesados. Los investigadores identificaron 63 aditivos presentes en snacks, refrescos, embutidos, cereales y aderezos. Luego, evaluaron cómo ciertos grupos de estos aditivos —como los fosfatos, nitratos y colorantes artificiales— impactaban juntos en el desarrollo de enfermedades metabólicas.
Los resultados mostraron que quienes consumían regularmente combinaciones específicas de aditivos tenían entre un 15 % y un 30 % más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, incluso si su dieta total era calóricamente equilibrada. La combinación, más que la cantidad individual, parece ser el factor determinante.

¿Cómo ciertos aditivos afectan el metabolismo cuando se combinan?
Los científicos advierten que el peligro está en la mezcla. Aditivos como el aspartamo (E951), el carboximetilcelulosa (E466) y el fosfato de sodio (E339), cuando se consumen juntos, pueden alterar la microbiota intestinal, aumentar la resistencia a la insulina y generar inflamación crónica de bajo grado.
Esta “coctelería alimentaria” está presente en productos que parecen inocentes: yogures light, refrescos sin azúcar, galletas sin gluten. El cuerpo, diseñado para procesar nutrientes naturales, reacciona con confusión bioquímica ante ingredientes sintéticos, especialmente cuando se administran en conjunto y de manera constante.

Aditivos comunes en productos ultraprocesados: lo que debes saber
La mayoría de los aditivos no aparecen destacados en la etiqueta, y pocos consumidores los reconocen. Aquí algunos de los más comunes asociados al riesgo:
- Fosfatos inorgánicos (E338–E341): en carnes procesadas, quesos y bebidas energéticas.
- Nitritos y nitratos (E249–E250): conservadores en embutidos.
- Edulcorantes como el acesulfame K (E950): en productos “sin azúcar”.
- Colorantes como el amarillo 5 (E102): en cereales y botanas infantiles.
La combinación de estos compuestos aparece con frecuencia en comidas listas para calentar, bebidas procesadas y alimentos de bajo costo nutricional pero alto atractivo sensorial.
¿Qué medidas puedes tomar? Prevención y recomendaciones de expertos
La recomendación no es entrar en pánico ni eliminar por completo todo alimento procesado, sino reducir su frecuencia y variedad. Leer etiquetas, evitar productos con listas extensas de ingredientes artificiales y priorizar alimentos frescos puede marcar una gran diferencia.
Los investigadores piden que las autoridades sanitarias reevalúen la regulación de los aditivos, considerando no solo su seguridad individual, sino su efecto combinado. Mientras tanto, expertos en salud metabólica sugieren aplicar la regla de “menos es más”: cuanto más corto sea el listado de ingredientes, mejor para el cuerpo.
Este estudio sobre aditivos y diabetes 2025 no señala culpables individuales, sino sistemas. Sistemas alimentarios que priorizan la durabilidad sobre la salud. Alimentos que prometen sabor sin calorías, pero a un costo invisible. Y cuerpos que, sin ser consultados, terminan pagando la factura química.