Espectáculos

Los Fabulosos Cadillacs regalan noche de inmensa alegría

En una velada de mucho recuerdo, los argentinos ofrecieron lo mejor de su repertorio en el estadio GNP Seguros, con gente que no dejó de cantar

Con un intro del tema de James Bond, ejecutado por el mismísimo Flavio Cianciarulo, Los Fabulosos Cadillacs saltaron al escenario del Estadio GNP Seguros a las 9:20 p.m. de ayer donde Manuel Santillán El León, puso su huella frente a 65 mil personas que abarrotaron el recinto.

Los primeros instantes del show se vieron llenos de color y no sólo por las luces del escenario, sino por los miles de teléfonos que salieron para tratar de inmortalizar un cachito del paso de la gira El León del Ritmo por la Ciudad de México.

Pero en realidad a Los Cadillacs no hay que inmortalizarlos, ellos ya están en ese nivel con su música; a los argentinos hay que disfrutarlos, escucharlos, bailarlos y cantarlos con todo el corazón, así, justo como lo hacen sus fans que desafiaban el frío con las delgadas “remeras” de la banda mientras se unían a Vicentico en una sola voz con Demasiada presión.

Ciudad de México, a seguir el ritmo”, lanzó Vicentico al saludar a sus fanáticos y ponerlos a bailar casi como él con La luz del ritmo… y qué ritmo traían los argentinos que bañaban a la audiencia en color rojo, amarillo y blanco, para contrarrestar los 14 grados centígrados que se sentían en la Magdalena
Mixhuca.

Con 40 años de carrera, Los Cadillacs no tienen ya nada que demostrar, absolutamente nada. Son una de las bandas consentidas de México y cada show que hacen es como aquellos con los que llegaron a presentarse en la década de los 90, esa misma energía que contagia a todos, que hace saltar a todos y recordar esos primeros conciertos con canciones como Mi novia se cayó en un pozo ciego.

Casi como una punzada de ésas que alertan todos los sentidos, así fue como los argentinos lanzaron El aguijón a los mexicanos que en respuesta mantuvieron el baile, los brazos en alto y la fiesta, que siempre es garantía con los bonaerenses.

Y así como eran esos primeros shows en las islas de la UNAM o en La Paradoja del Gato, Los Cadillacs mantienen esa magia… y su público también, que recuerda cuando escuchar Carmela, El genio del Dub Estoy harto de verte con otros, ameritaban un porrito.

Para Flavio, Rotman, Vicentico y el resto de la banda los años han marcado su música, pero nunca su espíritu, por eso ya tienen lista a la siguiente generación, digamos que los tienen en entrenamiento. Florián Fernández y Astor Cianciarulo, guitarra y bajo e hijos de Vicentico y Flavio, respectivamente, son los encargados de continuar con el legado de Los Cadillacs en un futuro, y por ahora los acompañan.

Y entonces… un clásico, de ésos que tienen agarrados a los mexicanos por todos lados: Calaveras y diablitos hizo de las suyas.

Muy buenas noches, holaaaa, hola, hola, hola, bueno, bueno, bueno, qué alegría inmensa, tantos recuerdos, tantos presentes, pero esta noche estamos acá, sólo por hoy, felices de verlos amigos, y su inmenso amor y placer, muchas gracias por esta hermosa noche”, dijo Vicentico antes de dividir el estadio en dos y poner a competir a ambas partes a ver quiénes gritaban más.

Después los volvió a unir para cantar el coro de la emblemática rola, que dio paso a Los condenaditos, en la que llevó al público a tocar el cielo con sus manos mientras la brisa olor a hamburguesa, mariguana y tabaco se mezclaba en el aire, pero… qué más da, ¡son Los Cadillacs!, no podría ser de otra forma.

El momento acústico llegó para darle un abrazo a toda la familia. No sólo aquellas que estaban entre el público pasando el gusto por Los Cadillacs de una generación a otra, sino en el mismo escenario donde Jay y Astor Cianciarulo, junto con Vicho Fernández, acompañaron a la banda en Soledad Basta de llamarme así, con una versión que arrancó algunas lágrimas entre los presentes.

Gallo rojo llegó como un abrazo, de ésos calientitos, para todo el público, para darle luego uno más fuerte.

Queremos presentar a los invitados Vicente Fernández, Jay Cianciarulo, Astor Cianciarulo y Leroy Rotman”, dijo Flavio presentando a la siguiente generación de Cadillacs, con quienes mostraron lo orgullosos que están de su paternidad al darle vida a Vos Sabés, con la que Flavio decidió soltar el bajo y cargar a su nieto.

Nos emocionamos mucho con esta canción, perdón”, dijo Vicentico antes de que un cachito de Te tiraré del altar fuera la introducción de Padre Nuestro, que sacó a todos del trance emotivo para regresar al baile y Flavio aprovechó para colocarse su tradicional máscara de luchador mexicano para aporrear el bajo como sólo él sabe.

V Centenario llegó con toda su fuerza para hacer volar algunas cervezas y que se armara el slam —moshpit para los más jóvenes— entre algunos que disfrutaron cada nota de la rola que le abrió el camino a Cartas, flores y un puñal Saco azul.

Los Fabulosos Cadillacs tienen esa magia que hace sentir que dos horas se conviertan en minutos cortitos, sus canciones hacen vibrar hasta al que menos los conoce, y así ha sido siempre con canciones como Siguiendo la luna Carnaval toda la vida, las cuales completaron el set de esta velada.

Pero esto no se acaba hasta que se acaba… o Los Cadillacs dicen, por eso no dejaron ir en paz a los mexicanos hasta que Mal bicho El satánico Dr. Cadillac los arrasó como una explosión, sólo para darles unos instantes de tregua y regresar a rematarlos con Matador, Vasos vacíos Yo no me sentaría en tu mesa.

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