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Don Hugo Héctor Martínez Tijerina: Un Legado de Generosidad, Visión Empresarial y Alegría de Vivir

Don Hugo Héctor Martínez Tijerina, empresario neolonés con una fe profunda en el potencial de Coahuila, dejó una huella indeleble en la región, especialmente en la zona carbonífera. Hombre de alma generosa y espíritu emprendedor, Don Hugo no solo construyó un imperio de empresas, sino que también cultivó relaciones basadas en su bondad, compromiso con el bienestar de su comunidad y liderazgo visionario.
A lo largo de su vida, Don Hugo diversificó sus esfuerzos empresariales en varios sectores: en la minería, se le conocía como el rey de la barita; en radiodifusión y telecomunicaciones, logró consolidar el grupo radiofónico más importante del estado; en la ganadería, impulsó la producción de ganado en Múzquiz y alrededores; en la hotelería, invirtió en lo que hasta el día de hoy sigue siendo el grupo con la mayor capacidad de hospedaje de la región carbonífera y norte de Coahuila; así como también destacó en los ramos gasolinero y de transporte. Con cada emprendimiento, generó empleo y progreso, demostrando su habilidad para identificar oportunidades donde otros solo veían obstáculos. Fiel a su lema, “El trabajo todo lo vence,” su éxito no solo se midió en términos financieros, sino también en el impacto positivo que tuvo en las personas a su alrededor.
Además de su talento empresarial, Don Hugo fue un consejero muy respetado. Todo aquel que aspiraba a un cargo público en el estado tocaba a su puerta en busca de su sabio consejo y apoyo. Su visión y experiencia hicieron que fuera una figura de referencia para políticos y líderes, quienes encontraban en él no solo orientación, sino también su amistad incondicional y un ejemplo de integridad y generosidad.
Su vida estuvo marcada por un amor inquebrantable hacia su familia. Al lado de su esposa, María Guadalupe González Lazo, construyó una sólida familia con cuatro hijos: Lilia, Hugo, Boreque y Ricardo. Juntos, crearon un hogar lleno de valores, donde la generosidad, la sencillez y el trabajo arduo se inculcaron desde temprana edad. Alegre y amante de la música, Don Hugo disfrutaba de las reuniones familiares, donde las carnes asadas, su Coca-Cola de dieta y su deleite favorito —los conitos de leche quemada— eran protagonistas. En estas reuniones, su calurosa sonrisa, su abrazo sincero y su entusiasmo por la vida llenaban de alegría a todos los presentes.
Don Hugo fue, ante todo, un hombre de corazón. Su bondad y disposición para ayudar siempre estuvieron presentes, y era común que extendiera una mano a quienes buscaban su apoyo. Dotado de una personalidad sencilla y un talento innato, dejó un legado que trasciende generaciones, tanto en el ámbito empresarial como en el personal. Su vida y su obra son un ejemplo de cómo la visión, el esfuerzo y la generosidad pueden transformar una región y beneficiar a quienes lo rodean.

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