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Confirman por primera vez que la Luna tiene túneles subterráneos

Hay túneles subterráneos en la luna que, hasta ahora, no han sido explorados. Un equipo de investigadores de la Universidad de Trento, en Italia, ha presentado nueva evidencia robusta sobre la presencia de túneles que se extienden metros o kilómetros por debajo del suelo lunar. El hallazgo ha reavivado la discusión sobre las futuras viviendas de los colonos lunares y su equipamiento. Las bases lunares podrían estar construidas en el subsuelo y no, como se ha pensado hasta ahora, sobre el blanco regolito.

La Luna muestra marcas en prácticamente toda su superficie. La mayoría de ellas son registros de impactos de meteoritos, mientras que otras evidencian actividad volcánica primigenia. Con el tiempo, los avances en la tecnología de observación permitieron a los investigadores identificar otro tipo de huellas que no coinciden con el terreno circundante. Estas son agujeros o pozos que emergen de sitios icónicos como el Mar de la Tranquilidad en la Luna, donde se realizó el primer alunizaje.

El “agujero” que descubrieron los orbitadores en el Mar de la Tranquilidad.© NASA

Loa pozos lunares no presentan signos de colisión. Según las imágenes satelitales, parecen grandes hundimientos de tierra, como si una parte del “techo” de un hogar se hubiera desplomado. Para los geólogos, este comportamiento del terreno sugiere la presencia de tubos subterráneos creados a partir de ríos de lava. En 2017, un artículo en Geophysical Research Letters conjeturó que el agujero en las Colinas de Marius en la Luna podría ser la entrada a una cueva subterránea lo suficientemente grande como para albergar la ciudad de Filadelfia.

La primera evidencia directa de túneles en la Luna

Desde 1969, los investigadores han teorizado sobre las cuevas subterráneas en la Luna. Hasta ahora ha habido poca evidencia al respecto. Como la exploración lunar in situ experimentó una pausa de 50 años, las mayores contribuciones científicas sobre los túneles provienen del sistema de radar de la sonda SELENE de Japón, lanzada en 2009, y de la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA, lanzada en 2010.

Un nuevo análisis de los datos de radar de la LRO, bajo una nueva metodología, ha proporcionado mayor certeza sobre la naturaleza de los túneles lunares. El equipo de investigadores italianos explica que han descubierto “reflejos” en el radar, que solo pueden comprenderse si se concede la presencia de un conducto subterráneo vertical de decenas de metros de largo. Este hallazgo representa la primera evidencia directa de un tubo de lava accesible bajo la superficie lunar.

Así se ve el modelado en 3D del túnel en el Mar de la Tranquilidad.© Lorenzo Bruzzone ET AL

Los datos presentados en Nature Astronomy están lejos de presentar un sitio subterráneo con la capacidad de albergar una ciudad, pero son un paso firme en la comprensión geológica sobre el satélite. Por ahora, si alguien desea conocer un túnel lunar, deberá dirigirse hacia el Mar de la Tranquilidad, en el “tragaluz elíptico con paredes verticales o colgantes y un piso de pozo inclinado que parece extenderse más bajo tierra”.

La importancia de las cuevas en la Luna

En el satélite los sitios alejados de la luz solar son los más codiciados por las agencias espaciales. Cuando los rayos solares impactan directamente sobre la superficie, la temperatura puede ascender hasta los 127 °C. Por otro lado, los lugares ocultos pueden llegar a presentar temperaturas tan bajas como -173 °C. Para que un hipotético centro de investigación pueda preservarse en el tiempo, es necesario construirlo sobre un sitio con temperatura estable.

Además, la radiación espacial que recibe la Luna es más alta que la que se percibe en la Tierra. Según un artículo de Science Advances de 2020, la dosis diaria que recibiría un astronauta en la superficie lunar es entre 200 y 1,000 veces superior a la que enfrenta una persona común. La exploración sostenible en el espacio implica el diseño de materiales resistentes a la radiación o la relocalización de los sitios de investigación.

Una cueva de lava bajo la superficie lunar podría representar una solución práctica para las futuras misiones tripuladas. Colocar un primer laboratorio en cuevas mantendría a los astronautas a salvo de la radiación, con temperaturas estables, y con la posibilidad de encontrar recursos valiosos en el espacio.

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