Ethan Hawke: “Soy una persona muy intuitiva”
En entrevista con Excélsior, el actor habla de la fama, de sus inicios en la carrera y del miedo que puede llegar una vez que tomó una decisión

Ethan Hawke pertenece a un grupo de actores de Hollywood que siempre eligió el nivel artístico más allá del factor económico, como la nominación al Oscar en 2002 por Día de entretenimiento y Momentos de una vida (Boyhood) en 2015.
La fama familiar además es contagiosa, porque la hija que tuvo con Uma Thurman, Maya Hawke, interpreta a Robin en Stranger Things.
¿Hasta qué punto ayuda la fama en la vida?
Supongo que todos buscamos algún significado en nuestras vidas, sin importar el trabajo que tengas, para conectarnos, en la forma en que ganamos el dinero, cuidamos nuestros hijos, la clase de amigos que tenemos o la clase de ciudadano que seamos, en algo que se sienta auténtico para nosotros. Por ahí pasa mi vida espiritual.
¿Y qué te llevó a decidirte por la actuación? ¿Cómo recuerdas aquellos primeros tiempos de La sociedad de los poetas muertos?
Los niños quieren ser actores porque piensan que es divertido tener tanta atención, pero yo no puse demasiada aspiración por ese lado, en mi niñez. Era simplemente algo que me gustaba y parecía tener aptitudes. Pero La sociedad… fue como una tormenta en mi vida, por pura suerte. Tenía 17 ó 18 años y estaba trabajando a la par de un verdadero genio como Robin Williams. Conocí lo que es el buen cine desde muy joven. Y el éxito de esa película me mostró el poder del arte.
En un principio, ¿no llegaste a dudar que no ibas a poder conseguir trabajo como actor?
A decir verdad, yo no era para nada feliz en la Universidad. Y en ese entonces, había escuchado que estaban haciendo pruebas de casting para una película donde necesitaban siete jóvenes. Me acuerdo que llamé a mi hermana y le dije que dejaba los estudios, porque había siete roles diferentes y si no conseguía al menos uno, ya no iba a dedicarme a la actuación. Sabía que estaba en el lugar incorrecto, era infeliz, la universidad no era buena para mí. Y quería ir a Nueva York, sabiendo que si conseguía trabajo como actor, el universo estaba diciéndome que debería ser actor. Y si no lo lograba, el universo me decía que debería enlistarme en la marina. Pero conseguí el trabajo y me alegra haberlo buscado. Me acuerdo que tomé un autobús de Pittsburgh a Nueva York, con muchísimo miedo. Mi madre estaba en un mar de lágrimas, pero yo sabía que no podía quedarme en casa.
¿La fama nunca fue una búsqueda de sobrevivencia en el Hollywood?
Yo siempre sospeché de la fama. La mayoría de las personas exitosas que conocí en este mundo son las personas con menos éxito como seres humanos. Y por eso siempre tuve miedo de darle demasiado crédito a la fama. Es por eso que también traté de escribir o quise dirigir cuando tenía 20 o 30 años. Sentí que necesitaba algún otro conocimiento, porque la actuación es una elección de vida con demasiados desafíos. Uno es tan buen actor como las oportunidades que se presentan, donde se necesita demasiada suerte para crear buenas oportunidades. Si alguien no escribe el guion que te guste o nadie te ofrece un trabajo, no te llega ninguna oportunidad para contribuir. Y uno tiene que buscar la forma donde pueda sostener el sentido de vida, sin esperar que otras personas te den permiso. Es por eso que siempre traté de hacer algo más, porque tenía miedo que me quitaran el dulce que había conseguido.
¿El momento exacto de tu vida que supiste que habías ‘llegado’?
Los días más felices con tu esposa nunca son las noches de Año Nuevo ni el día que te casaste. Son esos extraños momentos en que estabas caminando por el parque, bajo la nieve. Son esos momentos donde se siente que todo está bien en la vida. Será por eso que nunca tuve un momento en que me quebré la mano por darme palmadas en la espalda para decir que soy el mejor. Es como en el deporte, donde un minuto se puede celebrar haber ganado la Copa del Mundo y dos segundos después, el equipo empieza a hablar del siguiente torneo. Es pura naturaleza humana. Si te sientas a pensar “Tres semanas atrás yo era increíble”, no se siente nada bien. Al contrario, te hace sentir que estás muerto. Me acuerdo que fue un gran honor actuar en uno de los roles de Shakespeare en Nueva York, donde yo nací. Sentí que era lo mejor. Pero desafortunadamente, tampoco tardé demasiado en recibir críticas terribles. La vida es demasiada misteriosa y cuando te despiertas por la mañana para llorar en el baño… Cuando pensé que había ‘llegado’, la realidad resultó ser la mejor balanza.
¿Alguna vez reflejaste tu propia vida personal en la interpretación de algún personaje en particular?
Con Boyhood tardamos 12 años en filmarla y realmente usamos la arcilla de nuestra propia vida. En mi niñez, yo me crié en un hogar de padres divorciados, yo también me había divorciado de mi esposa (Thurman) y fue la base en donde me apoyé para aquel personaje. El director Rick (Linklater) y yo, los dos también venimos de Texas, nuestros padres tenían trabajos similares como actuarios, tuvimos infancias muy parecidas. Sabíamos que íbamos a tener que ajustarnos con lo que fuera a pasar después, pero sabía que mi trabajo era interpretar un padre. Desde ese ángulo, surgió una década de mi vida muy divertida, donde también coincidió con la vida de una perra maravillosa que yo tenía. Cuando empezamos a filmar, era un cachorro y falleció cuando estrenamos.
¿Nunca tuviste miedo de no poder lograr lo que habías imaginado?
Soy una persona muy intuitiva, en eso soy muy bueno. El miedo llega después. La primera vez que se me ocurrió escribir una novela, empezó como un experimento, por pura diversión. Lo disfruté tanto que no podía parar de pensar en el tema y nadie podía detenerme tampoco. Yo no tengo miedos hasta que es demasiado tarde. El miedo me llega el día de un estreno, me petrifico, me pongo blanco como un fantasma, aunque mucha gente experimenta ese mismo miedo mucho antes de empezar. Puede ser algo estúpido o la falta de educación, pero no soy de los que pisan el freno en nada.
¿De verdad nunca tuviste miedo de empezar un nuevo trabajo diferente que no conocías?
Me acuerdo cuando me tocó hacer Macbeth en teatro, en Broadway y la noche anterior de subir al escenario, pensé “Es una idea terrible”. Me parecía una locura y empecé a plantearme toda clase de dudas. Pero también pensé que ya era demasiado tarde. Supongo que todos contamos con nuestra propia intuición y si la vejez trae algo, mejoras a soportar mejor los golpes.
Escrita y dirigida por Ethan Hawke, la película Wildcat tiene como productora a su hija Maya, además de ser la protagonista sobre la verdadera historia de la novelista Flannery O’Connor.
¿Cómo fue que decidiste dirigir cine con tu hija Maya como protagonista de Wildcat?
Fue una situación hermosa cuando Maya tenía 15 o 16 años. Había descubierto este libro donde Flannery O’Connor había escrito un diario íntimo entre los 18 y los 22 años. Y para entrar a una escuela de actuación, mi hija tenía una prueba de casting y buscó una parte del monólogo de ese diario. Recién después, cuando Stranger Things resultó ser un éxito, quiso filmar una película sobre Flannery O’Connor. Y nos habló a mí y a mi esposa, para que la ayudáramos a producirla cuando consiguió los derechos. ¿Cómo podía negarme? Pasé todo un verano leyendo lo que ella había escrito, en medio de unas vacaciones. Me pareció interesante aprovechar sus propias palabras. Y la idea es que Maya interpreta a Flannery, pero también representa en su imaginación otros aspectos de Flannery, como si la imaginación fuera un reflejo de nuestra realidad.
¿Qué tan difícil resultó dirigir a tu propia hija?
Un par de años atrás había filmado un documental sobre Paul Newman y Joanne Woodward. Y en una entrevista con Martin Scorsese le pregunté como es que ellos se sostuvieron socialmente alrededor del ego y las trampas del estrellato. Y dijo que la respuesta era bastante simple, que la gran razón era haber trabajado siempre juntos, todo el tiempo.