Oleanna: La violencia de no escucharnos
Con la obra protagonizada por Mónica DionnE y Ana Mancera, Naian González Norvind debuta como directora y muestra una versión diferente a la original, en la que una maestra y una alumna abordan temas como el acoso sexual y la lucha de poder

González Norvind, protagonista de las series Crónica de castas (2014) y Ámsterdam (2022), incursionó en la dirección teatral con una adaptación de una de las obras del dramaturgo David Mamet, Oleanna, cuyo foco no sólo es el acoso sexual y el sistema académico, sino la lucha de poder entre dos mujeres.
Es así que, en esta versión, expuesta hasta el 26 de diciembre en el Foro Lucerna, protagonizada por Mónica Dionne y Ana Mancera, se aborda la discusión entre una profesora y su alumna, cambiando el rol del maestro, originalmente planteado para un hombre, por el de una mujer, lo cual ofrece una mirada completamente femenina a los múltiples cuestionamientos que se plantean, como la importancia del lenguaje.
Siento que haber vuelto al profesor, profesora, vuelve la obra mucho más actual. Hoy en día, por el ambiente sociopolítico en el que ahora estamos viviendo, en donde las líneas alrededor del abuso sexual son más claras que en 1992, al profesor hombre nunca se le ocurriría ni acercarse a la alumna, ¿no? Siento que cuando es mujer, le das chance al personaje de la profesora y entiendes que no hubiera pensado que la alumna la acusaría. No hay malicia en su mente.
También me remite a la película Tár (2022), con Cate Blanchett, porque justo se revela ese juego de poder entre mujeres, en donde claro que puede haber un abuso de poder. Una cosa es el abuso de poder y otra, el abuso sexual. La obra toca esos dos temas constantemente. Siento que al volver a este personaje mujer es más actual y revela las cosas que no cambian en la obra. Mucho de la obra se sostiene a pesar de ello, no tiene que ver con que sea mujer”, afirmó Naian González Norvind en entrevista con Excélsior.
La directora precisó que más allá del género de los personajes en esta versión, el acoso sexual se dibuja a través de una diferencia de perspectiva entre humanos.
Un gesto que significa una cosa para alguien, para otra persona puede ser algo completamente distinto. Aquí entran problemáticas como cuestiones alrededor de la intención de nuestras acciones: alguien lastima a otra persona, pero se defiende diciendo que no era su intención, ¿es válido que su intención no haya sido lastimar, pero terminó lastimando?, ¿podemos confiar en la honestidad de la intención de alguien? Son muchas preguntas las que surgen”, manifestó.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, González enfatizó que la primera violencia que plantea la obra es a no escucharnos.
La primera violencia que expone la obra es la violencia de no escucharnos. La violencia tan inherente en nuestra incapacidad de escucharnos entre nosotros. Esa capacidad de escuchar y comunicar eficientemente es lo que genera todos nuestros conflictos a nivel individual y colectivo. De ahí salen las guerras.
Lo otro, es que claro que la violencia no tiene que ver con el género, aunque la violencia hacia las mujeres tiende a ser perpetuada por hombres, pero desgraciadamente también existe entre mujeres y no tiene que ser física. La obra nos invita a revaluar nuestra capacidad de comunicar, sin violencia”, destacó.
SER DIRECTORA
Acerca de su experiencia como directora, Naian compartió que ha sido un cúmulo de aprendizajes y uno de ellos es armar el rompecabezas de un montaje con los mejores componentes en él.
A pesar de trabajar con directores desde hace 15 años, hasta que no lo vives, no lo entiendes: la presión que viene con la responsabilidad, pero también lo hermoso que es guiar a un equipo como directora. Luego, te das cuenta de lo importante que es que sea el equipo adecuado. Se vuelve súper importante la gente con la que vas a trabajar.
Afortunadamente, esta obra la estamos haciendo entre amigos y es buenísimo. Hay una cita de Orson Welles en la que le preguntan: ‘Trabajó con sus amigos, ¿cómo le fue?’. Y responde: ‘Fue el infierno’. Le preguntan: ‘¿Lo volvería a hacer?’ y él dice: ‘definitivamente’. Tiene un poco esa dualidad esto de ser directora.
La verdad es que fue completamente inesperado. Escribo, hago foto, actúo y la dirección no era algo que me interesara explorar próximamente. Sin embargo, Ana Mancera, la productora de la obra, me lo ofreció, después de que yo lo mencioné más o menos de broma. Estoy súper honrada y agradecida con que me haya dado esta oportunidad de explorar lo que es pegar el rompecabezas, que todo pueda ir junto.
Como actriz, mi trabajo es ser una de las piezas, y ahora, hay que tomar dos pasos hacia atrás y ver el todo: qué funciona con qué, cómo le voy a hablar a una actriz, porque dirigir cambia, dependiendo a quién te estés dirigiendo. Ha sido una gran cantidad de aprendizajes”, expresó la hija de la actriz Nailea Norvind y hermana de Tessa Ía.
Entre los desafíos estuvo el dirigir a una experimentada actriz como Mónica Dionne, quien hace tres décadas debutó en el teatro precisamente con esta obra en el personaje de la alumna.
Fue súper especial para mí tenerla de vuelta a esta obra, porque sí vino con esa estrella. Para ella es un ciclo que se cierra, de alguna forma, y para nosotras era gozar de una actriz que ya conocía el texto, que ya tenía la obra cerca, y que quería colocarse del otro lado del escritorio.
A Moni ha de moverle muchas cosas estar haciendo esta obra. Siento que las obras son como centros de gravedad energéticos que nos jalan y que nos invitan a hablar de algo que muchas veces no sabíamos que queríamos explorar. Trabajar con Moni ha sido espectacular, es súper específica, tiene un rango muy amplio y lo que hemos tratado en Oleanna es desvestir la obra hasta sus huesos y confiar en un tono lo más realista posible”, dijo.
¿Y de la alumna? Naian detalló que es un personaje enigmático, que en general no cae muy bien, pero que, en el trayecto de la obra, lo que dice cobra legitimidad.
El sentimiento de su enojo, su sentimiento de injusticia frente a estos exámenes sociales y la arbitrariedad de que te vaya bien o no. Nos hemos inventado una serie de filtros que, si no pasamos con gracia, es muy difícil sentir que tienes un lugar sólido en la vida. Eso es a lo que ella aspira, a pertenecer. Ese mismo sentimiento la lleva a desarrollar un pensamiento muy trivial, muy sistemático y no le permite ver la humanidad del personaje frente a ella”, concluyó.