Salud

Diez consejos para mantener a raya a los resfriados

En estos días de verano lluviosos y fríos, podría parecer inusual hablar de resfriados. Sin embargo, como lo demuestra la ciencia, estos síntomas no son exclusivos del invierno. Según una investigación del Common Cold Centre de la Universidad de Cardiff, mantener los pies fríos puede duplicar las posibilidades de contraer un resfriado. Aunque los científicos matizan que tal vez solo se manifiesten síntomas de una enfermedad ya presente, el cuidado de los pies en clima frío es esencial.

La importancia de la higiene

Lavarse las manos es otra práctica vital para prevenir resfriados, independientemente de la temporada. Los resfriados y la gripe se propagan por contacto directo, por lo que es esencial lavarse bien las manos con jabón durante al menos 20 segundos. Un experimento de la Marina de Estados Unidos demostró que lavarse las manos cinco veces al día puede reducir la incidencia del resfriado en un 45%.

 

 

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Evitar tocarse la cara es un tercer consejo útil para mantener a raya los resfriados. Los ojos, la nariz y la boca son las zonas del cuerpo más sensibles a la entrada de organismos dañinos. Los niños, que tienden a tocarse el rostro con frecuencia, son más susceptibles a estas bacterias.

El papel del estrés y el descanso

El estrés también puede debilitar nuestro sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a los resfriados. Cuando estamos más nerviosos de lo habitual, la producción de interleucinas, que son cruciales para la inmunidad, comienza a disminuir. Un estudio publicado este mismo año en Proceedings of the National Academy of Sciences señalaba que el estrés crónico puede intensificar los síntomas del resfriado.

 

Descansar lo suficiente es igualmente esencial para mantenernos fuera del alcance de los resfriados. Durante el sueño, nuestro sistema inmunológico se regenera, protegiéndonos contra este tipo de infecciones. De hecho, el descanso no solo nos ayuda a evitar el resfriado común, sino también muchas otras enfermedades.

Alimentación y hábitos de vida

Dejar de fumar y beber también puede disminuir la probabilidad de contraer un resfriado. Los fumadores y las personas que consumen alcohol con frecuencia tienen más probabilidades de sufrir resfriados y gripe, así como de experimentar síntomas más graves.

Los espacios cerrados y concurridos, como hospitales, aeropuertos y transportes públicos, pueden aumentar el riesgo de contagio. Aunque parezca que el frío es el principal causante de estas enfermedades, es mejor salir a la calle a tomar aire fresco que exponerse al contagio en lugares abarrotados.

Fortalecer el sistema inmunológico

La alimentación también juega un papel crucial en la prevención de resfriados. Alimentos como el ajo y el yogurt pueden ayudar a fortalecer nuestro sistema inmune. El ajo protege nuestro sistema inmune de muchas infecciones bacterianas, mientras que el yogurt favorece la producción de glóbulos blancos, que son nuestra principal línea de defensa.

Finalmente, es importante recordar que los antibióticos no son eficaces contra los resfriados. Estos medicamentos matan bacterias, no virus. Por tanto, solicitar antibióticos no solo es inútil, sino contraproducente, ya que puede destruir las bacterias que forman parte de nuestras defensas.

Aunque el verano suele asociarse con el sol y el calor, los días fríos y lluviosos también pueden presentarse. Pero con un poco de cuidado, buenos hábitos de higiene y el descanso adecuado, puedes mantener los resfriados a raya y disfrutar de tu verano al máximo.

Mantén una buena hidratación. Beber agua regularmente ayuda a mantener las membranas mucosas húmedas, lo que puede ayudar a reducir la sequedad en la nariz y la garganta que puede ser un caldo de cultivo para los virus. Además, si ya tienes un resfriado, mantenerse hidratado puede ayudar a aliviar los síntomas, como el dolor de garganta y la congestión nasal.

Los consejos para prevenir resfriados

 

1.- Cuidado con los pies. Un consejo clásico de las abuelas, pero que raramente venía acompañado por su explicación científica (que la hay): una investigación llevada a cabo en el Common Cold Centre de la Universidad de Cardiff descubrió que, por ejemplo, meter los pies en una cubeta de agua fría llegaba a duplicar las posibilidades de padecer un resfriado. Sin embargo, el grupo de científicos matizaba que quizá, simplemente, el agua helada habría hecho aflorar los síntomas de una enfermedad que ya se encontraba presente, pero aún no se había manifestado.

2.- Lávate las manos. Conviene recordarlo una vez más: los constipados y la gripe se contagian por contacto directo. Y no vale con mojarse simplemente las manos y secárselas rápidamente, sino que hay que frotarlas bien, con jabón, y al menos durante 20 segundos. Un célebre experimento realizado por la Marina de Estados Unidos puso de manifiesto que después de obligar a los soldados a lavarse las manos cinco veces al día, se había conseguido reducir la incidencia del resfriado en nada menos que un 45 por ciento.

3.- No te toques la cara. Los ojos, la nariz y la boca son las zonas del cuerpo más sensibles para la entrada de organismos perniciosos. La tendencia de los niños a tocarse el rostro hace que sean blancos fáciles para este tipo de bacterias, y por eso suelen pasar más tiempo resfriados que los adultos. Además, los pequeños son más contagiosos que los adultos durante los dos primeros días de enfermedad.

4.- No te estreses. Un hombre estresado es la víctima perfecta de las bacterias del resfriado. Cuando estamos más nerviosos de lo habitual, nuestro sistema inmunológico comienza a debilitarse y la producción de interleucinas comienza a descender. Un estudio publicado este mismo año en Proceedings of the National Academy of Sciences señalaba que el estrés crónico provocaba que el resfriado fuese más fuerte y más difícil de curar.

5.- No estornudes en tus manos. La reacción más habitual es la de taparse la boca con las manos cuando estornudamos, pero es la mejor manera de propagar nuestras bacterias y contribuir al contagio de cualquiera que vaya a estrechar nuestras manos. Es preferible estornudar en nuestras mangas, o aún mejor, en un pañuelo desechable.

6.- Descansa. De igual manera que es importante estar relajado, gozar de las horas de sueño suficientes es esencial para mantenernos fuera del alcance de los resfriados. La razón vuelve a ser la protección de nuestro sistema inmunológico, que es la principal defensa frente a este tipo de infecciones.

7.- No fumes ni bebas. Los fumadores tienen más posibilidades de caer en los brazos del resfriado y de la gripe, como señalan las estadísticas, así como de agravar sus síntomas a través de la inflamación de la garganta. Por su parte, el alcohol ataca al sistema inmunológico que protege nuestro organismo, deshidrata nuestro cuerpo y favorece la aparición de infecciones.

8.- Cuidado con los espacios cerrados. Hospitales, aeropuertos y transportes públicos atestados son tres de los lugares donde es más posible pillar un resfriado, ya que en ellos, la concentración de gente es muy alta y la posibilidad de contagio, mucho mayor.

9.- Come ajo y yogurt. El ajo es un alimento que protege nuestro sistema inmune de un gran número de infecciones bacterianas, en concreto, gracias a componentes como el alicín, el ajoene y los tiosulfinatos. Por su parte, el yogurt ayuda a las bacterias positivas que son las que crean los glóbulos blancos que nos protegen.

10.- Mantén una buena hidratación. Beber agua regularmente ayuda a mantener las membranas mucosas húmedas, lo que puede ayudar a reducir la sequedad en la nariz y la garganta que puede ser un caldo de cultivo para los virus. Además, si ya tienes un resfriado, mantenerse hidratado puede ayudar a aliviar los síntomas, como el dolor de garganta y la congestión nasal.

11.- No confíes en los antibióticos. Aunque jamás deberíamos automedicarnos bajo ninguna circunstancia, tenemos que recordar que los antibióticos acaban con las bacterias y no con los virus, por los que presionar al médico para que nos los proporcione no sólo es inútil, sino contraproducente, ya que puede terminar con las bacterias que forman parte de nuestras defensas.

 

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